3 nov 2011

Editorial

Estimados compañeros,

            Tradicionalmente octubre es un mes de profunda y genuina renovación de la convicción católica del pueblo de Lima, también de eventos taurinos, turrones, temblores, golpes de estado y un sinfín de sucesos políticos y, más recientemente, de escándalos en las esferas del estrenado gobierno del presidente Ollanta Humala Tasso.

No podemos dejar de reconocer que la nueva administración gubernamental ha inspirado confianza en el ámbito económico que era aquel sobre el que pesaban mayores dudas y sospechas; pero  transcurridos los primeros noventa días de gestión se percibe una improvisación en la mayoría de las acciones de gobierno, no se dan señales de cambios estructurales  anunciados, ni en la orientación de recursos gubernamentales a los sectores de la sociedad más necesitados, ni en la creación de nuevos entes gubernamentales o designación de responsables idóneos en los programas sociales existentes. De ahí la tranquilidad que se vienen dando en los mercados internacionales respecto al Perú y la razón es la conveniente continuidad del modelo económico vigente para ellos. Claro está, esperamos un visible mayor énfasis en la denominada “inclusión social” que, de implementarse, contribuirá a disminuir la brecha de pobreza aún existente.

Pero, la falta de credibilidad, acciones específicas y nuevos escándalos en miembros del oficialismo, hacen mella del principal lema de la campaña electoral que estaba referido a la lucha frontal contra la corrupción, está generando un severo revés político al jefe de estado que, de no tomar las urgentes medidas de deslinde y sanción, concluirá por ocasionarle un severo costo. No olvidemos que la corrupción sigue siendo, según las encuestas, uno de los principales temas que el ciudadano percibe como prioritarios y, lamentablemente, la clase política no hace gestos que contribuyan a cambiar la percepción de la población al respecto.

En el ámbito interno, el Partido Aprista Peruano está evidentemente disminuido por su escasa representación en el Congreso de la República y, además, el visible desgano y descontento de su militancia luego de terminada la exitosa gestión de gobierno. No obstante, el malestar interno y la falta de presencia  partidaria durante el  gobierno del Partido del Pueblo, fueron algunos de los varios factores que alimentaron la crisis institucional que sacude al aprismo en vísperas de su próximo congreso nacional extraordinario.

Como bien dijimos octubre es un mes lleno de tempestades en todos los terrenos. La política peruana no es una excepción en un país con una clase dirigente que –al parecer- todavía no logra conectarse con las enormes demandas sociales de un pueblo que reclama cambios sustanciales que sirvan para volver a confiar en los encargados de conducir los destinos nacionales.

                                                                                                                         Arturo Loli Caballero
                                                                                Secretario General 
Comité Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano

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