21 sept 2011

Editorial

Estimados compañeros,
El 20 de setiembre de 1930 se fundó el Partido Aprista Peruano. Un episodio que cambiaría la historia política del siglo XX en nuestro país al constituirse el primer partido de masas, con una sustentación doctrinaria y una propuesta programática en que las banderas de la justicia social son el lema esperanzador de este naciente movimiento.
El Partido del Pueblo tiene sus orígenes en las luchas sociales emprendidas por los jóvenes estudiantes  en los primeros años del siglo XX. Fue una generación de peruanos cultos, ilustrados y comprometidos con los destinos nacionales los que gestaron el aprismo y entregaron sus vidas por los nobles ideales de  “pan con libertad”. Su herencia moral es la mejor honra que todo aprista debe exhibir y afirmar con la coherencia y consecuencia de sus actos.
Recordemos las palabras de Víctor Raúl Haya de la Torre en el III Congreso Nacional del Partido Aprista Peruano, pronunciadas el 27 de julio de 1957, en el Aula Magna de la Casa del Pueblo en donde expresó: “…Abrir los primeros caminos con los puños, con las uñas y con los dientes, fue nuestra tarea. En esa tarea también se envejece,  también se pasan los años. Crear un partido en un país en que no había más tradición que ¡Viva Piérola! ¡Viva Cáceres!, era muy difícil, forjar una etapa, muy bien. Pero nosotros necesitábamos crear un movimiento que llevara a toda la gente el sentido de superación. Yo no podría, esta noche, contarles por qué y cómo formé en mí esta vocación. Pero sí puedo decirles, en síntesis, cómo en el Norte del Perú las condiciones de vida  era muy imperfectas. Yo tenía, por entonces, mis 20 o mis 19 años. Vi también las condiciones de vida en el Cuzco. Cuando yo fui al Cuzco y vi cómo todavía se vendían haciendas con vacas, caballos, llamas, burros e indios, todo junto. Yo he visto la servidumbre del gamonalismo en la forma más terrible…””…Entonces es que vine el año 18, un mes antes que González Prada muriera, y le dije: ‘ Señor, pues ahora me voy a dedicar a  esta lucha. Como los frailes se metían al convento para servir a Dios, yo ahora me voy a meter en esta gran aventura. González Prada, que conocía naturalmente mejor que yo la realidad del país, me dijo: ‘Usted  va a sufrir mucho. Tenga cuidado. Una decisión de esa clase es sumamente grave. Va a sufrir mucho…’ Y así fue que comenzamos a sufrir; pero comenzamos a educar. Comenzamos nueva obra que costó  tanto construirla, erigirla…”
En este nuevo aniversario debemos renovar nuestra convicción de seguir el ejemplo inequívoco de quienes hicieron del Partido del Pueblo una causa honesta al servicio del país. Ese  es el compromiso de quienes ahora estamos en la eventual conducción partidaria, servir con bondad y docencia moral. Y ese también el destino de cada militante que decidió consagrarse al aprismo. ¡Viva el APRA!
                                                                                                                                                                            Arturo Loli Caballero
                                                                                                                                                           Secretario General
Comité  Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano

Universidad Pontificia y Católica

Juan Herrera Tello (*)
La pugna por la Pontificia Universidad Católica del Perú, iniciada por sus hábiles autoridades universitarias contra el Arzobispado de Lima, tiende a consolidar ese distanciamiento. En una entrevista a un medio local el actual rector Marcial Rubio Correa, demuestra el personalismo en que está llevando la discusión, mientras el cardenal Juan Luis Cipriani solo pide que se cumpla lo que establece la ley y las convenciones por las cuales funcionan las universidades pontificias en el mundo.  
Fundaron la universidad los padres de la Congregación de los Sagrados Corazones dirigidos por el Padre Jorge Dintilhac, mientras los que firmaron el primer estatuto de la Universidad Católica del Perú, fueron seis, siendo el padre Jorge el motor de una institución que en el momento en que fue fundada nadie creía y la gran mayoría del mundo académico de la época la tenía relegada. Por eso es recordado Dintilhac, porque él con su infinita fe y su indoblegable lucha por crear una Universidad Católica en el Perú, logró que esta tuviera un sitial importante en nuestro país y lo logró. Cuando se cumplieron las bodas de plata institucionales la obra de Dintilhac fue culminada cuando la Santa Sede le otorga el título de Pontificia, entrando en el exclusivo círculo de universidades católicas del mundo.
El 26 de febrero de 1917, el Padre Jorge escribe en el diario “El Comercio”: “Deseoso de ayudar a los padres de familia en el mejor cumplimiento del máximo de sus deberes y de excitar el celo y asegurar la cooperación de cuantas personas amen al país y comprendan la trascendencia vital de la educación verdaderamente científica e íntegramente cristiana de la juventud, pone en conocimiento del público que desde la fecha queda establecida en esta capital, en el local del colegio de los Sagrados Corazones (Recoleta) una Universidad Católica, a fin de que en ella reciban los jóvenes, cuyos padres lo deseen, una educación intelectual superior tan científica como cristiana”. 
Esta es pues la intención de su fundador quien presentó a la sociedad limeña un proyecto netamente católico, respetuoso de las normas educativas de la época, la cual fue adaptándose conforme estas fueron modificándose, pero la universidad por ser Católica y Pontificia debe pues sujetarse a lo establecido en El Vaticano, sino dejaría de llamarse Católica y Pontificia, como ya sus atribulados directivos están pensando, en caso sigan perdiendo jurídicamente.
La autonomía en la Pontificia Universidad Católica, puede observarse por lo que dijo el Padre Jorge Dintilhac en su memoria de 1945 que aparece en la revista de la Universidad Católica del Perú, en su tomo XIV Nº1 de julio de 1946: “Es una institución libre, pero no simplemente particular. Es una institución nacional por esta triple razón, porque ha sido creada y está unida a la institución nacional por excelencia que es la Iglesia Católica, forjadora de nuestra nacionalidad, creadora de nuestra cultura, sostén de nuestra moral y cohesión sociales…”.
Ante la ausencia por enfermedad del Padre Jorge Dintilhac, Víctor Andrés Belaúnde como vice rector da un brillante discurso ante la asunción como Gran Canciller de la Universidad el Cardenal Juan Gualberto Guevara en 1946: “Nos ufanamos del título de Pontificia que consagra nuestra unión a la Cátedra de Pedro. Este título queda hoy refrendado porque asume la alta dirección de la Universidad el Arzobispo de Lima…”“En esta ocasión solemne, cumplimos el grato deber de rendir a vuestra eminencia acatamiento como a nuestra primera autoridad y de ofrecerle nuestra más decidida colaboración y lealtad.”
Autonomía que nos corresponde por derecho inalienable, y que respecto de nosotros, tiene un doble fundamento: en el orden económico, porque somos una institución de iniciativa privada y en el orden moral porque pertenecemos a la comunidad espiritual que es el alma de la nación forjada en cuatro siglos de cultura católica. No somos una institución de Estado pero si somos una institución nacional.”  
Juan Gualberto Guevara, responde las palabras de Víctor Andrés Belaúnde y dice: “Entre los oficios que me competen por razón de mi cargo pastoral, figura el de Gran Canciller de esta ilustre universidad oficio que yo estimo como uno de los más importantes de mi ministerio y al que estoy dispuesto a concederle todo el interés que pide su alta finalidad”. Más adelante añade: “Por la purpura cardenalicia me siento más vinculado a ella, dada su honrosa condición de Universidad Pontificia.” 
Bien por vosotros señores catedráticos, por vosotros alumnos y sobre todo por aquella alma grande, el P. Jorge a quien la Pontificia Universidad Católica del Perú saluda como a su padre y fundador”. Finalizando su discurso, dice: “fe en el triunfo mediante el trabajo constante, disciplinado y fecundo; y caridad que enlaza voluntades, que hace de profesores y alumnos una sola familia, que respeta jerarquías y mantiene la unidad, el orden y la disciplina. Así responderéis ampliamente a los tres dictados de esta Universidad: Nacionalista, Católica y Pontificia”.
Si una institución es creada con fines y derroteros expresos. Preferimos al rector Dintilhac y a su vice rector Víctor Andrés Belaúnde, ninguno de ellos han ofrecido papelones jurídicos y menos han inscrito a la universidad como si fuese una marca, porque estaban seguros de los lineamientos que seguían, especialmente el continuar bajo la autoridad de la Iglesia Católica, y eso es lo que dice también el Arzobispo Guevara en su discurso de asunción del Gran Cancillerato, del cual hemos transcrito algunos párrafos. 
La esencia es esta: Nacionalismo, Catolicismo y Educación. Y lo decía Gualberto Guevara de quien nadie podría dudar de su patriotismo ya que fue uno de los sacerdotes expulsados durante la chilenización de Tacna y Arica y el último peruano en celebrar una misa en la iglesia matriz de San Marcos de Arica en momentos terribles para la población civil de aquellas provincias. Ante la falta del Estado peruano allí estuvo presente la Iglesia Católica con sus sacerdotes manteniendo el fuego sagrado de la patria. 
Lo que hoy tenemos solo es patético, un rector que pierde en todas sus instancias lo que él creía un derecho vulnerado; perdido como está se niega a aceptar el fallo y todavía solicita para dialogar que a quien emplazó desista de hacer valer ahora su derecho. Digno ejemplo de lo que no debe ser imitado y menos ser ejemplo y autoridad de una universidad que tiene el prestigio que hoy sus autoridades se empeñan en destruir
El rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Marcial Rubio Correa
y el cardenal y arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani: Enfrentados por el
futuro y la administración de esta prestigiosa casa de estudios.

(*) Abogado, asesor parlamentario, experto en asuntos internacionales e históricos, cercano colaborador y discípulo de Alfonso Benavides Correa. jcherrerat@yahoo.com


El voto facultativo: Desorientación política de la dirigencia aprista

  Marco Flores Villanueva (*)

El debate en torno al voto facultativo ha regresado. Esta vez a iniciativa de la precaria dirigencia del PAP, que en su intención de poner paños fríos a la justificada critica de que es objeto por haber disminuido al aprismo a su mínima expresión política en toda su historia, han decidido presentar para debate de las bases un documento denominado “Orientación política del PAP ante los nuevos desafíos”, y en cuyo tenor reiteran la propuesta del ex-congresista Aurelio Pastor Valdivieso, hoy, síntoma de los tiempos que vive y sufre el partido, encauzado con nombre propio por la comisión creada por el Congreso de la Republica para investigar al gobierno aprista.

En principio, y a guisa de prolegómeno, permítaseme referirme a una cuestión de forma que parte del sentido común: ¿Cómo es posible que los culpables de la debacle más vergonzosa del Partido del Pueblo se atrevan a permanecer en sus cargos y además proponer “soluciones” para los grandes y graves desafíos que enfrenta el partido producto, precisamente, de su accionar? En cualquier partido político que se precie civilizado y responsable, el desastre electoral significaría la inmediata renuncia de su plana mayor. Ello no ha ocurrido en el PAP, subrayémoslo. Y es por ello que el documento referido líneas ut supra padece de un vicio de origen, porque sus progenitores han perdido autoridad al interior del partido y porque muchos de ellos se encuentran bajo investigación por el legislativo.

Hecha esta necesaria aclaración, sintomática por cierto, paso a exponer el tema materia de este artículo. Llama profundamente la atención la posición asumida por la dirigencia del PAP a favor del Voto Facultativo. Y ello por acción y por omisión. Me explico:

Existen poderosas razones para oponerse al Voto Facultativo en un país como el Perú, con una democracia débil y un alarmante nivel de pobreza. Precisamente Arend Lijhart en un interesante artículo titulado “Unequal Participation: Democracy’s Unresolved Dilemma”, publicado en la revista American Science Review, volumen 91, número 1 de Marzo de 1997, se ha referido a tres razones fundamentales que ligados a estas dos características del Perú de hoy, es decir débil democracia y alarmante pobreza, se asocian para enervar la iniciativa del Voto Facultativo.

La primera de ellas es que los que concurrirán a votar serán aquellos que tienen más educación y, por tanto, están más interesados en la política. Afirma Lijhart, con fundamento, que ello no solamente creará una nueva y odiosa desigualdad sino que además constituye un factor discriminatorio, porque en este específico caso la educación se convierte en un elemento condicionante para ser ciudadano, tal como lo fue la propiedad en el siglo XIX.

En segundo término está el factor dinero. Con el Voto Facultativo aquellos candidatos que cuenten con mayor poder económico, se encontrarán en mejores condiciones que sus rivales para movilizar a los ciudadanos y llevarlos a las urnas. En un país tan pauperizado como el Perú, en el que las necesidades básicas no han sido cubiertas, una retribución económica para conseguir el voto del ciudadano no constituye un panorama irreal sino peligrosamente cierto y perfectamente posible. Recuérdese en este punto, como hace unos años atrás en el distrito de La Victoria elementos antisociales fueron “contratados” por inescrupulosos para asesinar por la posición de un miserable mercado. La suma que recibieron fue de 10 soles, el precio de su pobreza y su desesperación por una retribución inmediata, evidentemente.

Finalmente, la consagración del voto voluntario llevaría a la población a privilegiar las campañas políticas que enfatizan el elemento “derecho” más que el elemento “obligación”. En un país políticamente convulsionado como el Perú, urgido de ayuda, de solidaridad, de participación, es decir de todas esas iniciativas que solamente pueden ser convocadas hoy a través de una acción coercitiva, el énfasis en los derechos de un ciudadano representarán un incentivo para el debilitamiento de la escasa autoridad, a duras penas constituida, o la indiferente actitud ante las dificultades comunes que afectan a  la nación.

Pobreza y débiles democracias son un contexto en los que no se asienta el voto facultativo. Las democracias más avanzadas que lo han consagrado son precisamente las democracias que gozan de estabilidad económica, lo que ha permitido a sus ciudadanos superar la pobreza y vivir en una sociedad que les ofrece los recursos necesarios para crecer económicamente, socialmente y culturalmente. Y sin embargo, en esas sociedades boyantes se incentiva a los ciudadanos a concurrir a las urnas, mediante campañas publicitarias pagadas unas por el estado y otras por los propios ciudadanos que son, además, aquellos que las promueven.

Todo esto no ha sido ponderado por la dirigencia del PAP al presentar su iniciativa. Y en cuanto a las omisiones, es difícil concebir que la propuesta que nos ocupa parte de dirigentes con filiación aprista, porque el problema estriba en aquello que NO se ha dicho, y que es mucho de lo que es y debe ser el aprismo.

Y me refería a la militancia política de los propulsores de tan inefable iniciativa y a su deliberada desorientación política, porque desde 1931 el APRA tiene pergeñada una propuesta que constituye la panacea a un problema más profundo y que hoy se pretende resolver apoyando o no el Voto Facultativo, defendiendo u oponiéndose al voto obligatorio.

Ambas propuestas parten de una misma “lógica” que debería ser superada, y cuanto antes mejor. Porque el tema de la representación política no será resuelto con el sancionatorio ausentismo destinado a penalizar el negativo accionar de la decrépita clase política peruana, o con el mecánico sufragio efectivo para fortalecer un sistema de representación que ha dejado de expresar la realidad política del Perú. Reducir, otra vez, el problema de nuestra democracia a una ilógica consagrada en los números es reincidir en una solución que se limita a cuantificar las posibilidades de la representación ciudadana antes que focalizar en la calidad de democracia que queremos construir, léase una diferente a la que actualmente sufrimos.

No se trata pues de llevar de las narices al ciudadano para que vote como un autómata, sí o sí, por un sistema representativo que no lo convence, ni de ofrecerle a la clase política la oportunidad de rasgarse las vestiduras ante una iniciativa “anárquica” que buscaría “terminar con la democracia”, como consecuencia directa del numérico ausentismo en las urnas. Ambas soluciones conceptúan al ciudadano como un guarismo en la estadística y la legitimidad como un producto de ella. Ambas soluciones limitan la participación del ciudadano común al sufragio efectivo y al poder de la democracia en el número de los votos.

De lo que se trata entonces es de ofrecerle al ciudadano un sistema de representación diferente, que le permita convertirse en protagonista del drama político, no solamente a través del sufragio sino también mediante una democracia cualitativamente más efectiva y verdaderamente legítima que lo convoque, sí, pero además lo integre a la vida política nacional.

En ese sentido, no se explica el limitado razonamiento de la dirigencia precaria del PAP si desde 1931 el Partido del Pueblo tiene las herramientas programáticas para resolver el problema de la representatividad política que vive el país, y que no pasa por la consagración o no del voto obligatorio o facultativo. Pasa por la reestructuración del poder político en el Perú.

El APRA ha propuesto desde su fundación la necesidad de abordar el problema de la representación política en términos cualitativos. El Partido del Pueblo, desde sus inicios, ha sugerido por ello la constitución de un Congreso Económico Nacional, no solamente para convocar en un foro deliberante y, subrayo, decisorio a los vastos sectores de la sociedad civil que hoy carecen de representación en la vida nacional, reestructurando así el poder político en el Perú, hoy en manos de una clase política incapaz y desprestigiada, sino también para que, desde esa nueva, vigorosa y auténtica legitimidad política que garantice estabilidad, reorganizar la producción bajo la égida de un programa social de desarrollo, común y concertado con todas las fuerza productivas del país.

Por ello sorprende ingratamente que el Voto Facultativo suscite en los apristas un innecesario debate, inocuo para el problema que pretende resolver que es el tema profundo de la representación política en el país. Consecuentemente, la iniciativa del Voto Facultativo en materia de “Democracia Social e institucionalidad política incluyente” debe desaparecer y dar paso a la propuesta urgente, y verdaderamente aprista, destinada a reestructurar el poder político en el Perú a través de la constitución de un Congreso Económico Nacional.

Como también deben desaparecer del comando del APRA aquellos que, con un concepto elástico de la responsabilidad política, continúan aferrados a sus cargos; y, lo que es peor, ofreciéndonos soluciones a un presente y futuro terriblemente crítico para el aprismo y del que ellos son directos responsables.

“Sorprende ingratamente que el Voto Facultativo suscite en los apristas un
innecesario debate, inocuo para el problema que pretende resolver que es el tema
profundo de la representación política en el país”, señala el autor de la nota.

(*) Abogado, compositor, estudió Política Internacional en la Universidad de Harvard, ex presidente del Comité Consultivo del Consulado General del Perú en Boston y miembro de la Sociedad Americana de Compositores. http://www.marcofloresvillanueva.blogspot.com/

Apuntes sobre la fundación del Partido del Pueblo

 José Yaipén García (*)
En la noche del 20 de setiembre de 1930, se suscitó un hecho histórico en la vida política del Perú. Esa noche de primavera se daba nacimiento a la Sección Peruana del Apra Continental. Un grupo de trabajadores manuales e intelectuales, reunidos en un taller de ebanistería en la Plazuela del Teatro Nro. 278, frente al Teatro Segura de Lima decidieron aprobar y suscribir el acta de inauguración de la Sección del Apra, hoy Partido Aprista Peruano.
Es importante saber distinguir, la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria  Americana (APRA) que, simbólicamente, se realizó en la ciudad de México, el 7 de mayo de 1924, con un mensaje de convocatoria a la juventud del continente americano pronunciado por Víctor Raúl Haya de la Torre, entonces estudiante sanmarquino deportado por el gobierno de Augusto Bernandino Leguía y Salcedo y, por otro lado, la fundación del Partido Aprista Peruano el 20 de setiembre de 1930. 
Por aquellos años se habían constituidos partidos apristas en diversos países. Funcionaba la Célula Aprista de Paris (Francia), desde 1927, la sección del APRA en México, Costa Rica, Santo Domingo, Haití, Cuba, Puerto Rico, Las Antillas, Bolivia y Argentina. 
En el memorando a las “Secciones Apristas de Buenos Aires, México, La Paz y París”,  suscrito por Víctor Raúl Haya de la Torre (Berlín, 25 de julio de 1929) se dio la consigna de “organizar definitivamente la Sección Aprista Peruana”.

En realidad, los miembros fundadores del naciente Partido Aprista Peruano se venían reuniendo permanentemente meses antes en casa de Carlos Muños, ubicada en la calle El Milagro, conforme lo registra el historiador Percy Murillo en su documentada obra “Historia del APRA 1919-1945”, bajo la influencia del mensaje formulado por Víctor Raúl Haya de la Torre -que se encontraba en Berlín (Alemania)- decidieron organizarse políticamente en torno a un partido.
Conforme se puede verificar en los diversos textos publicados y en el acta de fundación suscrita se constituyó un Comité Ejecutivo encargándole la secretaría general al médico odontólogo cuzqueño, Luis Eduardo Enríquez y la Comisión de Economía a Alfredo Gamboa, además, las comisiones de Propaganda y Disciplina y la publicidad de un semanario titulado APRA, como vocero oficial. 
En esa ceremonia histórica participaron destacados líderes como Serafín del Mar, Alcides Spelucin, Luis Eduardo Enríquez, Alfredo Gamboa, Leoncio Muñoz, Magda Portal, Francisco Galarreta, Arturo Bravo Pinto, Rodrigo Franco Guerra, Emilio D. Puente, Víctor Polay, entre otros setenta compañeros.
El histórico líder aprista Armando Villanueva del Campo, de memoria sagaz, señala en su articulo “20 de setiembre: Fundación del Partido Aprista Peruano”, lo siguiente: “…Se trataba pues de gente que ya era aprista, que habían salido de la prisión o retornaban del exilio, y muchos otros, desde antes vinculados a Haya de la Torre y al movimiento, que no nacía en torno a una elección presidencial o a un incidente eventual, sino de un proceso de magnitud histórica. No puedo dar información más amplia sobre todas las personas relacionadas con esta etapa inicial, confieso que cuando lo intenté años atrás no logré mi objetivo; pero sí es posible algunas referencias orientadoras, recogidas de publicaciones que aparecían en esos días, y de conversaciones que tuve con protagonistas. Por ejemplo; revisando "El Comercio" de Lima en sus ediciones de miércoles 27, jueves 28 y viernes 29 del mes, publica la relación de presos por la dictadura de Leguía y que fueron puestos en libertad en esos días. Entre ellos figuran algunos apristas: "hermanos Enríquez y Víctor Rozas (traídos hace dos meses del Cuzco), señor Felipe Iparraguirre (preso desde julio de 1929)" y agrega el mencionado diario:"además también salieron en libertad otros presos, tenidos en la sección segunda clase de la Isla entre los cuales se encontraron: Nicolás Yaipén (mi tío abuelo), hermanos Boluate, Portocarrero (obrero chalaco) y el Sargento Primero del Cuerpo de Seguridad César Revoredo". Los tres primeros eran apristas. En la edición vespertina de "El Comercio" del mismo día miércoles 27 se da la relación de clases del Ejército detenidos en El Frontón y puestos en libertad, de los cuales Ángel Huambachano, y Andrés Meneses eran apristas. Al día siguiente jueves 28 de agosto se reclamó la libertad de Arturo Paredes Lizárzaburu de quién se dijo fue el más antiguo de los presos apristas. Entre los firmantes del acta, libertados a la caída de Leguía había algunos que antes habían sufrido detenciones. Entre ellos los trujillanos, profesores universitarios Alcides Spelucín y Crisólogo Quezada; los estudiantes Clodomiro Chirinos Manrique (arequipeño), Manuel Vélez Moro (ancashino) y Raúl Acosta (sanmartinense), así como José Minauro (huancaíno) y los obreros Julio Marcial y N. Gallegos. Los primeros "editores" de folletería de la APRA, Víctor Polay y Juan Valdivia habían estado presos en el cuartel Sexto”.

Reproducimos, en nota aparte, el integro del Acta de Inauguración de la Sección del APRA Peruana, firmada la madrugada del 21 de setiembre de 1930, contenido en un grueso cuaderno escolar de pasta roja, según anota Murillo - adquirido al precio de 30 centavos en la librería Herrera Méndez - y que fue preservado por el c. Francisco Galarreta por más de 30 años, salvándose de las dictaduras que los persiguieron a muerte, no solamente a  sus afiliados, sino también a su acerbo documentario. ¡Viva el APRA!
(*) Abogado, asesor legal Hope Mining Company SAC y militante aprista.  

Acta de fundación del Partido Aprista Peruano

 Por la importancia histórica que representa conocer la documentación de la fundación del Partido del Pueblo, publicamos el acta de su fundación que fue suscrita el 20 de setiembre de 1930 en un taller de ebanistería situado en la Plazuela del Teatro Nro. 278, frente al Teatro Segura de Lima.
 

En la ciudad de Lima:

Los suscritos, trabajadores manuales  e intelectuales (estudiantes, obreros, profesionales, elementos de vanguardia) declaramos adherir en todas sus partes a los principios doctrinarios políticos enunciados por el APRA, ingresando en sus filas como miembros activos, para la realización de sus fines enunciados en sus cinco puntos generales de carácter continental latinoamericano y que dice:

1.- Acción contra el imperialismo yanqui.
2.- Por la unidad política de América Latina.
3.- Por la nacionalización de tierra e industrias.
4.- Por la internacionalización del Canal de Panamá.
5.- Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

El devenir político y económico de los países latinoamericanos, muy en especial en el Perú, ha hecho surgir la necesidad histórica de crear el instrumento eficaz para detener y proscribir la conquista, el APRA en consecuencia viene a ser la organización de la lucha antiimperialista en América Latina, por medio de un frente único internacional de los trabajadores manuales e intelectuales, con un programa común de acción política, abogando por unir en ese frente a todas las fuerzas que en una forma  u otra  han  luchado o están luchando contra el peligro.

La historia de las relaciones políticas y económicas entre América latina y los estados unidos especialmente, ha llevado al APRA a las siguientes conclusiones:
1.-  Las clases gobernantes de los países latinoamericanos son aliadas del imperialismo.
2.- Esas clases tienen en sus manos el gobierno de nuestros países, a cambio de una política de concesiones, empréstitos u otras operaciones que los  latifundistas, burgueses, grandes comerciantes y los grupos y caudillos políticos de esas clases negocian o participan con el imperialismo.

3.  Como resultado de esa alianza de clases, las riquezas naturales de nuestros países son hipotecados o vendidas, la política financiera de nuestros gobiernos se reduce a una loca sucesión de grandes empréstitos y nuestras clases trabajadoras que tienen que producir parta los amos, son brutalmente explotados.

4.- El progresivo sometimiento económico de nuestros países  al imperialismo deviene sometimiento político, perdida la soberanía nacional, invasiones armadas de los soldados y marineros del imperialismo, compra de caudillos criollos, etc., que en el Perú demasiadamente lo hemos experimentado y sufrido sus consecuencias.
Por consiguiente el APRA  pretende cristalizar la lucha sistemática y disciplinada desde un bloque de fuerzas antiimperialistas contra esa invasión de imperialismo aliado con los gobiernos cómplices.

Para la buena marcha del APRA, que proclamamos inaugurada, se ha procedido al nombramiento de un Comité responsable, que inicie sus actividades componiéndose dicho comité de un Secretario General, tres comisiones de propaganda, economía y    disciplina con sus respectivos secretarios.

Además se dará publicidad a un semanario intitulado “APRA” para la defensa y propagación de sus postulados.

El APRA alienta y hace suya la reorganización de las “Universidades Populares” como medio de cultura proletaria debiendo encargarse de las labores una comisión “ad-hoc”.

Haya de la Torre y el Partido del Pueblo

 Guillermo Solís Benito (*)

Al escribir sobre el Partido Aprista Peruano, es imperativo recordar y rendir homenaje al líder indoamericano Víctor Raúl Haya de la Torre, quien desde su adolescencia se identificó con las luchas sociales en el Perú.
Atento al obrero de la costa, como al trabajador de fábrica, al campesino de la sierra que, por su abandono y analfabetismo, vivían una tragedia social, Haya –frente a esta dramática realidad- asumió una actitud de protesta en la vida política nacional.

Es necesario hacer una reseña sobre los pasajes más emblemáticos de la vida del fundador del Partido del Pueblo. Víctor Raúl nació en Trujillo en 1895. Ingresó a la Universidad Santo  Tomás de Trujillo (1915). En 1918, en su condición de estudiante de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se convierte en uno de los caudillos activos de su generación. Luego se identifica con el grito de Córdova (Argentina) que se alzaba por la  Reforma Universitaria.

Haya de la Torre al ser elegido presidente de la Federación Universitaria del Perú (1920) se relaciona con líderes obreros de esa época que reclamaban la jornada de las “ocho horas de trabajo”. Lanza la idea que la universidad debe estar al servicio del pueblo y organiza las Universidades Populares “Manuel González Prada”.

En 1923, como líder de la alianza obrero estudiantil, promueve la protesta contra la dictadura de Augusto B. Leguía (1919-1930), quien anhelaba Consagrar la República al Corazón de Jesús. Con evidentes intenciones políticas pretendía utilizar las convicciones católicas del pueblo peruano. Ese año sale deportado a Panamá. Desde allí inicia un largo periplo que lo lleva a visitar Cuba, México, entre otras naciones del continente. En el país del Imperio Azteca es invitado por el intelectual José Antonio Vasconcelos, ministro de Educación, para laborar en la Secretaría de Educación.

En México, el joven trujillano expone los puntos programáticos de una nueva organización. El 7 de mayo de 1924 proclama la fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en la ciudad de México. 
En esta celebración exhorto a las nuevas generaciones de apristas a mantener latente el pensamiento de Haya de la Torre y trabajar por la unidad partidaria. Solo así veremos cristalizado el  noble sueño de Víctor Raúl, ver al Perú convertido en un país con justicia social y sin pobreza.

(*) Odontólogo, docente universitario, presidente del Círculo de Estudios “Armando Villanueva”, militante aprista y ha sido cercano colaborador de los c. Ramiro Prialé y Floro Barreto.

En memoria de Javier "Pocho" Tantaleán

Tito Agüero Vidal (*)
El viernes 12 de agosto falleció Víctor Javier “Pocho” Tantaleán Arbulú. La primera que lo conocí le dije que al estudiar la obra y vida de diversos autores apristas para mi tesis de sociología de la Pontificia Universidad Católica del Perú, especialmente la producción literaria de Serafín Delmar (seudónimo literario de Reynaldo Bolaños Díaz), había encontrado el nombre de Víctor Tantaleán.
Efectivamente, Delmar en su novela titulada "La Tierra es el hombre" (Buenos Aires: Americalee, 1942) se lo dedica  “A los hombres y mujeres libres de América que lucharon a favor de mi libertad” y “A mis hermanos presos en el Panóptico de Lima: José Melgar Márquez, Víctor Tantaleán, José Alberto Tejada, Félix Pantoja, Julio Cedamanos, Tomás Silva, con quienes compartí los días de prisión”. Pocho me dijo emocionado que Víctor era su tío.
En un segundo momento, cuando comencé acercarme de manera crítica a la historia oficial del Partido Aprista Peruano y, como consecuencia de esto a tener una nueva conceptualización histórica alternativa a la que los intelectuales apristas habían elaborado, comienzo a profundizar hechos, acontecimiento y personajes que desde mi nuevo punto de vista habían sido tratados de una manera intencionalmente equívoca o errada. 
Así aparecen, el caso Vásquez Lapeyre, los poetas y narradores que se retiran del Partido del Pueblo a partir del 1948 (Manuel Scorza, Ciro Alegría, Alberto Hidalgo, Juan Gonzalo Rose, Gustavo Valcárcel, Mario Florián, etc.), el APRA Rebelde (Luis de la Puente Uceda, Walter Palacios, Carlos Malpica, etc.) y por supuesto Manuel Seoane Corrales el popular “Cachorro”, Carlos Delgado, y Luis Felipe de las Casas. 
Aquí nuevamente aparece Pocho, estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniería, universidad que a fines de 1950 se había convertido en un espacio copado por los nuevos cuadros técnicos del PAP (Gonzalo García Núñez, Salomon Lerner Ghitis, etc.). 
Pero estos universitarios apristas, que dicho sea de paso dan nacimiento al ARE (Acción Estudiantil Revolucionaria) y que en 1969 pasó a convertirse en Alianza Revolucionaria Estudiantil, tienen un gran promotor y mentor: Luis Felipe de las Casas. Los “Casistas”, la mayoría de ellos eran de la Facultad de Ingeniería Económica que fue creada justamente por De las Casas, en el partido se ubicaban en un sector contestatario e izquierdista que en esos años lo lideraba Manuel Seoane. 
Recordemos que en esos años estaba prácticamente prohibido hablar de “El Antiimperialismo y el APRA” e incluso  cuando un grupo de universitarios apristas de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) imprimió en mimeógrafo algunos capítulos de este libro se produjo en Lima una gran conmoción. Lo que paso después es historia conocida: Seoane se aparta del PAP en 1962 y muchos “Casistas” también. 
Luego llega el gobierno de Juan Velasco Alvarado que tuvo como asesor ideológico, no hay que olvidar esto, al secretario personal de Víctor Raúl Haya de la Torre, Carlos Delgado, y a Luis Felipe de las Casas como embajador del Perú en Venezuela. En este importante período de grandes transformaciones, que a decir de Haya de la Torre, los militares simplemente estaban ejecutando el Programa Aprista del 1931, como no podía ser de otra manera, Pocho apostó y se la jugó por el cambio.
Terminada la experiencia velasquista, los intelectuales y técnicos más importantes de este experimento revolucionario se nuclearon alrededor del Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación (CEDEP) y comenzaron a sacar la importante y valiosísima revista “Socialismo y Participación”. 
El que lideraba a este grupo ya no era Carlos Delgado sino Carlos Franco, su discípulo, que venía de una familia aprista y sabía perfectamente lo que significaba el discurso aprista y lo que había sido la heroica lucha clandestina. Allí se apuesta por establecer puentes entre la concepción ideo-política hayadelatorrena y la concepción ideo-política mariateguiana. 
Es decir, se trató de cuestionar a lo que había sido el triunfo de la derecha intelectual peruana: el separar y enfrentar radicalmente a los dos grandes pensadores políticos de izquierda que ha tenido el Perú: Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. Producto de todo esto el CEDEP apoyó la elaboración de los planes de gobierno del PAP en 1985 y ahí aparece, nuevamente, “Pocho” dirigiendo el Instituto Nacional de Planificación (INP).
El resto es historia conocida: crisis económica y política del primer gobierno aprista, viraje ideológico de Alan García Pérez reemplazando en los hechos y sin ningún congreso ideológico a “El Antiimperialismo y el APRA”, Instituto de Gobernabilidad de la Universidad San Martín de Porres, etc.
Haya de la Torre, una vida dedicada a servir al pueblo. Abajo, en la presidencia
de la Asamblea Constituyente (1978-1979)) con el prestigioso intelectual y
dirigente aprista Andrés Townsend Escurra y un grupo de compañeras.


(*) Licenciado en Sociología en la especialidad de Política en la Pontificia Universidad Católica del Perú, con Maestría en Ciencias Políticas en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, docente universitario, investigador y conferencista.

Juan Pablo Vizcardo y Guzmán

 Armando Villanueva del Campo (*)

El peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán es el verdadero precursor de la independencia americana, anticipando su mensaje a los del venezolano Francisco de Miranda, universalmente conocido como “el precursor”. A continuación voy a transcribir su biografía, tal cual aparece en internet.

“Nacido en 1749 en Pampacolca, departamento de Arequipa. Residió en su ciudad natal, Arequipa, hasta que su orden religiosa fue expulsada del país. Viajó entonces a Italia y se estableció en un pequeño pueblo cerca de Génova. Después de pedir su secularización, esperó largos años la autorización para regresar a su patria y recuperar los bienes confiscados durante su exilio, lo que finalmente le fue denegado.”

 “En 1780, la noticia de la sublevación del líder indígena Túpac Amaru II en el Cuzco provocó su inmediata reacción y decidió apoyarla. Sin saber que había sido sangrientamente reprimida, le escribió a John Udny, cónsul inglés en Livorno y se ofreció a participar personalmente en una vasta acción revolucionaria. Con este fin se trasladó a Londres en 1782, y allí permaneció un par de años antes de regresar a Italia, donde prosiguió su campaña”.

“En Francia, entre 1782 y 1791, terminó de redactar su famosa Carta a los Españoles Americanos, un documento fundamental del pensamiento libertario americano. Esta carta, escrita en francés, aparece primero, gracias al prócer venezolano Francisco de Miranda, en 1791, y circuló clandestinamente. En 1801 se publicó en español. Ambas ediciones son londinenses, aunque la primera tiene pie de imprenta en Filadelfia. Vizcardo murió en Londres, donde se encontraba becado desde 1806.”

“La carta aprovecha la inminencia del tercer centenario del descubrimiento para hacer una encendida defensa del principio de la autodeterminación y resume los tres siglos de coloniaje con cuatro palabras: “ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación”. Es el primer documento político que plantea sin ambages la independencia total y la justifica con argumentos convincentes. Su influencia sobre los hombres de la época fue decisiva.”

Pero, además de los datos transcritos, debemos conocer con más detalle la trascendental visión histórica que le ocuó a Vizcardo y Guzmán; antes conviene informarse de porque fue expulsado del Perú como todos los jesuitas que estaban establecidos en América.

La orden religiosa de los jesuitas, llamados “de la Compañía de Jesús” habían fundado la Universidad de San Antonio Abad de Cusco y la Universidad de Córdoba en Argentina, así como los sacerdotes dominicos habían fundado años antes (1528) la universidad de Puerto Rico, la de Santo Domingo (1538) y la de San Marcos (1551).

Pero a esta labor educadora de las órdenes religiosas católicas, la de los jesuitas tuvo la peculiaridad de crear misiones educativas y económicas (agricultura) en todo el continente americano, siendo el más importante de sus trabajos el realizado en Paraguay y Brasil.
Los jesuitas en el mundo también cobraron mucha influencia política por lo que en 1759 fueron eliminados de Portugal y su colonia del Brasil. Y en 1762 el rey Luis XV de Francia los echó del territorio francés.

En 1777 el rey de España, Carlos III los arrojó del Perú y de todas las colonias españolas. Se les acusó de tratar de constituir un estado, un poder independiente de las jurisdicciones de la monarquía española. 
Cuando llegó al Perú la orden de expulsión a la que nos estamos refiriendo, el peruano Vizcardo y Guzmán tenía solo diecinueve años y esperaba recibir el sacerdocio, que alcanzó años más tarde en Europa durante su destierro. Treinta años permaneció en Italia. En este tiempo ocurrieron en el mundo grandes acontecimientos que Vizcardo conoció.

Eran los días de “La Ilustración”; había aparecido “el Contrato Social” de Juan Jacobo Rousseau. “La Enciclopedia” de Diderot y D’Alambert; el Diccionario de Voltaire, que fueron los grandes estímulos intelectuales de la Revolución Francesa; mientras que en Inglaterra Locke, Hume, Hobbes lanzaban sus mensajes de la nueva época. En 1756 se había producido la revolución norteamericana.

Todas estas circunstancias y elementos contribuyen al pensamiento de Vizcardo y Guzmán cuya obra principal es la “Carta a los Españoles Americanos” que será tema de un siguiente artículo.

(*)  Periodista, primer secretario general de Federación Aprista Juvenil (1934). Ex presidente de la Cámara de Diputados y del Senado de la República. Candidato presidencial (1980), primer ministro (1988) y ex secretario general del Partido Aprista Peruano.

Primavera árabe en el limbo

  Sergio Paz Murga (*)

Con Muamar Gadafi fuera del poder en Libia, la primavera árabe, ese inédito movimiento de protestas pro-democracia que se vive en Medio Oriente da una bocanada de aire fresco, aunque no necesariamente sea suficiente para que viva un tiempo más.
Todavía existen otros países en donde el movimiento no logra calar con suficiente fuerza o los movimientos populares requieren una ayuda extra –del exterior–, que muchas veces no se animan a participar. Aquí una perspectiva general de la situación en la región:

Túnez: Fue en este país africano en donde se inició hace siete meses la “primavera árabe” y la esperanza y optimismo que se vivieron tras la caída del presidente Zine El Abidine se han esfumado.
El desempleo y la crisis económica, que fueron las razones que dieron origen al movimiento opositor, siguen presentes en la sociedad tunecina que ve con decepción cómo las autoridades de la transición no han sacado del bache al país, mientras las reformas democráticas siguen siendo un sueño.
Egipto: Como en Túnez, los cambios políticos y económicos van muy lentos, aunque el juicio contra el ex presidente Hosni Mubarak mantiene distraída a la población. 
Jordania: El elevado costo de la vida provocó fuertes protestas pero el rey Abdalá II reaccionó con rapidez y anunció una serie de reformas que incluían el cambio de gobierno con el primer ministro a la cabeza. La población todavía está a la expectativa de los resultados y la oposición, liderada por los hermanos musulmanes, quiere dar el zarpazo a la casa real hachemita.

Arabia Saudita: El régimen absoluto de los Saud controla toda la sociedad en alianza con las autoridades religiosas y las protestas han sido mínimas. Sin embargo, ello no significa que no miren con preocupación lo que pasa en el vecindario por lo que la preocupación es total.

Argelia: Para frenar las protestas, el régimen autoritario de Buteflika disminuyó los precios de los alimentos básicos. La población todavía tiene en mente los años negros de la guerra civil por lo que son más cautos a la hora de ir a las plazas para repudiar al régimen.

Yemen: Las protestas contra el presidente Alí Abdalá Saleh pusieron al país al borde de una guerra civil, pero el atentado que sufrió hace más de un mes y que lo obligó a hospitalizarse en una clínica de Arabia Saudita, ha calmado los ánimos.

Débil físicamente y políticamente, el régimen de Saleh parece llegar a su ocaso, aunque nadie sabe quién podría reemplazarlo. Yemen es un país vital en la guerra contra el terrorismo internacional y una mayor desestabilización pone en alerta a la región pues puede ocasionar la propagación de células islamistas vinculadas a Al Qaeda. 
Siria: Algunos consideran que será el siguiente país en caer bajo los efectos de la primavera árabe. Sin embargo, a diferencia de Libia, Egipto o Túnez, el régimen de Bashar Al Assad cuenta con dos importantes aliados externos que no dejarán fácilmente que caiga: Irán y el Líbano.
Irán considera “vital” para su seguridad el mantenimiento en el poder del clan de los Assad y supone una punta de lanza en su ofensiva contra Israel. En el Líbano, el movimiento Hezbollah, el más grande y organizado, está a las órdenes también de Damasco.
Otros puntos muy importantes son que, pese a las fuertes protestas sociales, la oposición no ha podido “liberar” ningún territorio –como pasó en el caso libio–, mientras la comunidad internacional está divida respecto sobre la continuidad del régimen. 
Por un lado, Estados Unidos y los países europeos quieres que Bashar el Assad se vaya, mientras que, por el otro, China y Rusia, se resisten a perder a un socio importante –en materia armamentística– por lo que podrían vetar cualquier intento en la ONU para un ataque contra territorio sirio.

Sin la ONU, la OTAN no podría actuar y mucho menos involucrar a un gobierno estadounidense como el de Barack Obama que prometió no repetir los errores de la era Bush que le importaba poco o nada la legalidad internacional.

Es decir, se está bien con el mundo pero se deja desamparado a los sirios que siguen muriendo masacrados por su gobierno.

(*) Periodista, editor, analista internacional, jefe de la sección internacional del diario Expreso y también es responsable del área internacional de www.generaccion.com.

Luis E. Valcárcel: Maestro y ejemplo de peruanidad

 Wilfredo Pérez Ruiz (*)

Se está celebrando los 120 años del nacimiento del ilustre Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra (Moquegua, 1891 - Lima, 1987), considerado el padre de las “Ciencias Sociales en el Perú”. La solvencia de este recordado compatriota, de enaltecedoras virtudes personales y científicas, está resumida en una expresión suya: “En mis libros queda escrito, sin embargo, mis pensamientos con toda nitidez con absoluta franqueza y plena convicción”.

Valcárcel –quien dedicó aproximadamente 70 años al estudió del Perú- fue presidente del Instituto de Estudios Peruanos, de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), del Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA) y del Comité Interamericano del Folklore; director del Instituto Indigenista Peruano; miembro del Comité Ejecutivo Peruano de la Unesco; vicepresidente de la Academia Nacional de Historia y del Centro de Estudios Histórico-Militares. Cumplió destacado papel en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde ejerció las cátedras de Historia de los Incas, Historia de la Cultura Peruana e Introducción a la Etnología. Al mismo tiempo, fue director y creador del Instituto de Etnología y del Museo Nacional de la Cultura Peruana.

Se le encargó el Ministerio de Educación en la administración del Frente Democrático Nacional (1945 – 1948) y participó en la inauguración del monumento en la Plaza Grau, ceremonia en la cual el discurso central estuvo a cargo del diputado Nicanor Mujica Álvarez Calderón. Precisamente en mi artículo “Homenaje a Nicanor Mujica” (2002) recuerdo una anécdota de tan querido amigo en torno al referido evento: “Nico me comentó que al empezar su disertación se dirigió únicamente al ‘Caballero de los Mares’, diciendo: ’Almirante nuestro que estás en la gloria’. Omitió cualquier otra mención, a pesar que el acto estuvo presidido por el presidente Bustamante y Rivero. Durante la recepción en Palacio de Gobierno, el jefe de Estado increpó a Haya de la Torre la actitud del legislador. El líder aprista respondió que cuando se inaugure un monumento en su recuerdo, se empezaría así: ‘Bustamante nuestro que estás en la gloria’”.
En 1977, en reconocimiento a su fructifica labor el maestro Valcárcel recibió el Premio Nacional de Cultura en el área de Ciencias Humanas. Estuvo propuesto para el Premio Nobel de La Paz (1982), por prestigiosas organizaciones nacionales e internacionales.

Prolífico escritor, además de "Tempestad en los Andes" (1927) –cuyo prólogo lleva la egregia firma de su paisano y amigo de juventud José Carlos Mariátegui, con quien fundó la revista “Amauta”- Valcárcel ha sido autor de más de 25 obras entre las que destacan "Del ayllu al Imperio" (1925), "Garcilaso el inca" (1939) e "Historia del Perú antiguo a través de la fuente escrita" (1964), entre otros títulos y aportes legados a la nación por este prestigioso investigador del universo andino. Su obra tiene dos aspectos fundamentales: su sincero indigenismo y su ilimitado espíritu inspirativo para la forja de ilustrados sociales consagrados a explicar y analizar la cultura autóctona de los andes.

Valcárcel será también recordado por su acucioso conocimiento de nuestros antepasados. Consideró al Inca Garcilaso de la Vega como “la primera fuente que nos abrió los ojos al Perú antiguo”. Su publicación “Historia del Perú antiguo” es la conclusión de largos años de indagaciones, desvelos y de una visión integral del Imperio de los Incas en la que, con acierto, destaca las tradiciones ambientales de sus pobladores. Al citar al cronista Bernabé Cobo precisa: “…La extraordinaria afición que tenían los peruanos  por el cultivo de la tierra ha debido  ser parte principal para el alto desarrollo que alcanzó. Que era tanta la mencionada afición que aún los que practicaban otros oficios como plateros y pintores no eran nunca persuadidos para no interrumpir su trabajo como artesanos por acudir al de su sementera, sino que, por el contrario, llegado el tiempo, dejaban de mano a su ocupación para dedicarse por entero a la del cultivo”.

Su magnífico libro “Machu Picchu” -que me obsequió la viuda de Nicanor Mujica entre los tantos volúmenes de Nico- es una monografía exhaustiva de la ciudadela de los Incas. En referencia a su descubrimiento afirma Valcárcel lo siguiente: “El 24 de julio de 1911 el doctor Hiram Bingham, al frente de una expedición financiada en los Estados Unidos, reveló al mundo científico la existencia de Machu Picchu. Como sucede con todos los descubrimientos, hubo precursores. En este caso, esos precursores fueron personas sin preparación para apreciar el valor de los monumentos que tenían ante sus ojos. Revela estrechez mental restar méritos a quien  fue el primero en darse cuenta del gran valor de aquello que descubría, sobre todo la cabal apreciación de su trascendencia para la historia del hombre americano. Bingham sabía lo que buscaba y no fue mera  casualidad su hallazgo”.

A los 12 años de edad dejó Valcárcel el catolicismo. Tuvo un breve paso por la actividad política que lo hizo diputado por la provincia de Chumbivilcas (Cusco, 1919) y militante del Partido Liberal. Amante de la libertad, renunció a la política para conservar su independencia de criterio, pese a los reiterados pedidos de sus numerosos y diversos adeptos para que continuara la vida pública y militante, “Quiero tener mi propia manera de pensar y de actuar”, me comentó. En 1931, es convocado por el gobierno provisional del jurista David Samanez Ocampo para integrar la comisión redactora de la nueva ley electoral. “La democracia es un término un poco ambiguo”, afirmó reiterando con ese  eufemismo su personalidad libertaria.

Hace unos meses acudí a la exposición “Luis E. Valcárcel, un forjador del Perú (1891-1987)” en el Museo de la Nación y observé una ilustrativa colección de sus documentos, manuscritos y objetos personales. Me causó grata sorpresa ver dedicatorias, notas y cartas de personajes como Ricardo Palma, Manuel González Prada, Arturo Jiménez Borja, Julio C. Tello, José Carlos Mariátegui, José María Arguedas y Ciro Alegría, entre otros, con expresiones pletóricas de admiración y afecto. Asimismo, figuraban en esa ilustrativa muestra escritos de un poeta de su personal admiración: César Vallejo, a quien conoció en París y compartió largas jornadas literarias. En su juventud Valcárcel escribió poesía, pero nunca se animó a publicarla.

Del mismo modo, pude observar una misiva de Víctor Raúl Haya de la Torre (Roma, 1961), que decía: “…Deseo expresarle mi más vivo agradecimiento por sus amables recuerdos y sus honrosos conceptos que me conciernen. Leyéndolas, he rememorado los lejanos días del Cuzco en que nos conocimos y he pensado que, en verdad, hay en nuestras vidas más vínculos que distancias. Lo cual, se lo declaro, me enorgullece, por el respeto admirativo que siento hacia su eminente figura intelectual”.

Y es que Valcárcel fue respetado y reconocido por peruanos de las más variadas identidades políticas. En efecto, otra prueba de ello es el registro histórico de un momento estelar en su vida, cuando el presidente Fernando Belaunde Terry -durante el segundo gobierno- le impuso las “Palmas Magisteriales” en el grado de Amauta.

Gracias a la amable intermediación de su nieto Fernando Brugué Valcárcel (mi compañero de promoción escolar) conocí al maestro Valcárcel -en la tarde de su vida- y sostuve con él una amena y extensa conversación que me abrió un nuevo horizonte del Perú. Fue enriquecedor platicar con este anciano de hablar sereno, convincente y cálido y, además, genuino en su modestia al brindarme su valioso testimonio. Percibí en él un lúcido conocimiento de la realidad nacional.
 Luis Eduardo Valcárcel mantuvo siempre la esperanza en nuestra patria. “A pesar de todos los desencantos que uno lleva vividos, yo tengo una fe grande en el Perú, porque conozco su historia, conozco todas las vicisitudes que ha sufrido el Perú…Yo espero que venga pronto, tal vez dentro de pocos años, una reacción total en que el Perú usando de su verdadera fuerza, usando de su verdadero espíritu, cambie de rumbo y vuelta a ser lo que fue. Allí está el asunto, vuelta ser lo que fue”, me afirmó este hombre involucrado, con intensidad y sapiencia, en las raíces peruanas y que seguirá siendo un referente de grandeza, decencia e identificación con nuestra tierra.


Luis E. Valcárcel, como director del Museo Nacional de la Cultura Peruana (1940).
Abajo, LEV -acompañado del ex presidente José Luis Bustamante y Rivero- recibe
“Las Palmas Magisteriales” en el grado de "Amauta", del presidente Fernando Belaunde
Terry y el ministro de Educación, José Benavides Correa.
(*) Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/


Retrospectiva en homenaje a Fernando de Szyslo

 Conmemorando los 86 años de vida del afamado pintor peruano Fernando de Szyszlo, el Museo de Arte de Lima (MALI), ha inaugurado la exposición “Szyszlo: Retrospectiva”, que busca rendir un merecido homenaje a uno de los artistas más representativos y reconocidos del país.

La muestra, presentada gracias al patrocinio del Banco de Crédito del Perú BCP, incluye alrededor de cien obras entre pinturas, esculturas, grabados y proyectos experimentales. Como parte de la exposición el artista develará su última obra, un díptico de gran formato que será presentado por primera vez al público y a los medios.

“Szyszlo: Retrospectiva” esta acompañada por una publicación que busca convertirse en la fuente de consulta bibliográfica más completa y actualizada realizada a Szyszlo. El libro, editado por Luis Eduardo Wuffarden, incluirá textos de Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, Sebastián Salazar Bondy, Emilio Adolfo Westphalen, Javier Sologuren entre otros.
Con “Szyszlo: Retrospectiva”, el MALI se convierte en el primer museo del país en implementar audioguías para dispositivos móviles (tablets, reproductores MP3, teléfonos inteligentes con sistema operativo android, entre otros) con toda la información concerniente a la muestra.
La exposición está abierta al público del 6 de julio al 2 de octubre y presenta cerca de cien obras de Szyszlo, entre pinturas, esculturas, grabados y proyectos experimentales, además de un importante conjunto de documentos, de obras de artistas amigos y objetos de su colección personal y que le han servido como constante fuente de inspiración para su trabajo.
Un atractivo especial de la muestra será la proyección del cortometraje experimental realizado por Szyszlo en 1953, titulado “Esta pared no es medianera”. Asimismo, se exhibe material personal del artista como fotografías, catálogos y documentos de época que ilustran momentos centrales de su intensa vida. Uno de esos testimonios es el mechón de cabello del poeta César Vallejo, junto con un manuscrito original del libro “España aparta de mí este cáliz”, que su viuda Georgette obsequiara a Szyszlo en reconocimiento a su admiración por la obra del poeta peruano. Figura en la exposición también la serie de litografías abstractas realizadas por Szyszlo en homenaje al más universal de los poetas peruanos.
Esta interesante exhibición puede visitarse de martes a domingo de 10:00 a 20:00 h. y los sábados hasta las 17:00 h. El costo de ingreso es Mínima: S/ 6.00 | Sugerida: S/ 12.00 | Estudiantes, mayores de 65 años y menores de 12 años: S/ 4.00 | Domingos populares: S/ 1.00.

Fernando de Szyszlo, uno de los pintores peruanos más renombrados. Un hombre 
entregado al arte, a la defensa de las libertades e identificado con el Perú. Abajo,
condecorado por el canciller José García Belaunde (2011) con la Orden El Sol.


Fuente: Museo de Arte de Lima (MALI)

El plagio intelectual: Testimonio Personal

 * Wilfredo Pérez Ruiz

Es un tema de “alto voltaje”, como denomina una alumna mía a las cuestiones polémicas y controvertidas que desarrollo en clase. El plagio es un “cáncer” presente en el periodismo, la docencia, la investigación científica, el internet, el comercio, la empresa, etc. Su permanencia es activa y nociva en la actualidad como consecuencia –entre otras consideraciones- del acceso a valiosas y modernas fuentes de información.

En el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, plagio es definido como el acto de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Este término deriva del latín plagiārius, "secuestrador", equivalente a plagium, "secuestro", que contiene el latín plaga (trampa).

Desde una perspectiva legal, la piratería es una infracción cuando se presenta un trabajo como propio u original, usurpando su legítima autoría. En tal sentido, en el Perú está vigente un marco jurídico que protege los intereses de creadores e inventores sobre obras, ya sean expresiones de ideas como el derecho de autor o aplicaciones prácticas e industriales como las patentes. De allí la importancia de recurrir a las instancias institucionales para salvaguardar la producción personal.
Según el Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar, existen los siguientes tipos de plagio: Entregar un trabajo de otro estudiante como si fuera propio; copiar un texto sin tener la aprobación de la fuente consultada; copiar un texto palabra por palabra y no colocar las referencias; redactar usando algunas ideas (parafraseo) de una fuente escrita, sin la documentación adecuada; entregar un trabajo copiado directamente de la web; y copiar un texto colocando la referencia, pero sin utilizar comillas cuando se copia textualmente.  
La citada casa de estudios añade: “Actualmente una de las formas más populares de obtener información es por medio de la web. Si se utilizan citas o ideas de sitios de la web, al igual que consultas de textos impresos, se debe colocar la referencia de la fuente consultada. A su vez, si por ejemplo un estudiante desea elaborar una página web y utiliza gráficos o figuras de otro sitio, este debe colocar adecuadamente las referencias de dicha fuente. Para ello, podría solicitar permiso de los sitios web consultados antes de utilizar los gráficos”.

Lamentablemente, el plagio es el “pan nuestro de cada día” en una colectividad que no lee, estudia, indaga, produce y en la que existe impunidad moral y legal frente a este censurable proceder. Lo he vivido en numerosas ocasiones y, por lo tanto, quiero compartir unas breves historias que muestran la ausencia de coherencia ética entre lo que se explica y hace. 

Fui víctima de una apropiación por primera vez en 1985. Había elaborado, con mucho entusiasmo, un artículo referido a la Reserva Nacional de Paracas para la página editorial de un diario local. Grande fue mi asombro cuando apareció publicada la nota en el editorial central del periódico, sin mi nombre. El periodista que gestionó su colocación se indignó y luego me explicó que el jefe de esa sección había celebrado su cumpleaños y no redactó su columna. Así que no tuvo mejor idea que coger mi nota y listo.

De otro lado, detecté que en una separata de mi autoría de una asignatura mía se había retirado mi nombre y, además, era utilizada por una colega con el beneplácito de la entidad educativa. Ante mi reclamación la directora intentó convencerme que en mi contrato el “docente cedía sus derechos de autor sobre el material de su curso”. Nada más falso. Probablemente, pensó que aún ocupaba algún puesto burocrático en donde se miente, pisotea y se aceptan sus determinaciones con sumisión. Cuando sucedió este episodio me pregunté: ¿Qué perfil moral tienen las autoridades pedagógicas que usurpan la creación de un profesor?

En este aspecto, ratifico lo manifestado en mi escrito “En el Día del Maestro: Decálogo del ‘buen’ profesor”: “…No se sorprenda, de ser el caso, que usen su separata, syllabus, exámenes y todos sus materiales elaborados gracias a su ejercicio neuronal, de manera gratuita. La piratería intelectual es una práctica cotidiana y no hay derecho a reclamo. No sea ingenuo, negocios son negocios”.

Hace algunos años denuncié al asesor cultural de un ex alcalde de la municipalidad de San Borja por pretender emplear, retirando mi autoría, un proyecto presentado a dicha comuna. Curiosamente, quien me alertó de esta maniobra fue su secretaria. Mi imputación frustró su acción e influyó en la culminación de su contratación. El autor de esta sórdida maniobra había sido director del disuelto Instituto Nacional de Cultura (INC), en el primer gobierno aprista. Vaya coincidencia.

Un día ingresé a la página web del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. Encontré que en un ensayo mío (colocado tiempo atrás), se había sacado mi nombre del texto en la gestión del alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossío (2007-2011). Ante los ojos del lector la nota aparecía como de la institución. Eso lo denomino “construyendo” sustracciones.

La copia en el mundo académico y universitario es cada vez más frecuente. Alumnos, educadores, escritores y consultores reproducen -desconociendo la legítima autoría- notas, artículos y textos que luego, sin mayor vergüenza, presentan como suyos. Una muestra evidente de falta de dedicación y entrega intelectual para crear sus contribuciones y fomentar el enriquecimiento de propuestas y conocimientos.

Esta “peruana” costumbre es lesiva a primordiales normas de etiqueta. Ésta se sustenta –entre otros elementos- en la ética y la estética y, consecuentemente, estos sucesos no son correctos ni elegantes. Son expresiones de deshonestidad y despojo de la contribución original. Debemos unir esfuerzos y voluntades, más allá del ordenamiento jurídico, para combatir este perverso proceder que lacera, entre otros males, nuestra sociedad.

4 sept 2011

Editorial

Estimados compañeros,

Hay dos hechos importantes que deseamos comentar. El 32 aniversario del fallecimiento del jefe y fundador del Partido del Pueblo, Víctor Raúl Haya de la Torre (2 de agosto de 1979) y su célebre discurso del 23 de agosto de 1931, en la Plaza de Toros de Acho. Ambos tienen enorme significación para el pueblo aprista y  en la historia  política republicana del siglo XX.

Una descripción interesante de la figura política de Víctor Raúl hace el representativo compañero y dirigente nacional del Partido Aprista Peruano, Carlos Roca Cáceres en su artículo “Profeta incomprendido”: “…Para Víctor Raúl lo importante había sido siempre dar ejemplo, adecuando su actitud a todo aquello que pensaba, para que así los que vinieran después de él tuvieran no sólo una doctrina que cumplir, sino también una vida que imitar. Por eso yo creí y creo en Víctor Raúl. Porqué él nunca había abandonado su puesto de batalla, y porque la persecución, la cárcel, el asilo o el exilio no habían podido en ningún momento silenciarlo…”

La solvencia moral, política y democrática del jefe y fundador del aprismo serán las enaltecedoras credenciales que distingan su paso por la política nacional y que, especialmente, los apristas estamos en la obligación de imitar. Su vida austera, su profundo estudio de la realidad peruana, su vocación integracionista, su honesto desprendimiento de lo material, su entereza moral para enfrentar los avatares de su actividad política, son las virtudes que todos debemos imitar de tan ilustre peruano.

De otra parte, el discurso del 23 de agosto de 1931, en el que Haya de la Torre expone ante 30 mil manifestantes –que pagaron 30 centavos de sol para ingresar- reunidos en la Plaza de Toros de Acho el Plan de Acción Mínimo del Partido del Pueblo demuestra la visión de futuro del candidato presidencial. A la luz de una serena revisión encontramos vigente los importantes puntos allí planteados.

El fundador del aprismo presenta temas como el seguro social, la creación del banco de la nación, el fomento del cooperativismo, el problema ambiental, la reforma agraria, el fomento a la pequeña industria, etc. Haya allí dice: “…Con la conciencia exacta de nuestra misión histórica, conciudadanos, queremos dejar al futuro un ejemplo; queremos que las generaciones jóvenes del Perú, que los que vengan detrás de nosotros respeten la ley y nuestros pasos; queremos que no se pierda el rastro luminoso del Partido Aprista Peruano”.

Finalmente, el equipo de “Visión San Borja” expresa su pública solidaridad con nuestro apreciado colaborador, amigo y compañero Hugo Vallenas Málaga, distinguido intelectual y estudioso de temas nacionales, quien –en días recientes- ha sido atacado en algunas redes partidarias en un acto cobarde que, de manera unánime, deploramos. Desde aquí nuestro afecto fraternal y personal a tan noble amigo y que con sus aportes enaltece este medio.

Arturo Loli Caballero
Secretario General
Comité  Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano