Sergio Paz Murga (*)
Con Muamar Gadafi fuera del poder en Libia, la primavera árabe, ese inédito movimiento de protestas pro-democracia que se vive en Medio Oriente da una bocanada de aire fresco, aunque no necesariamente sea suficiente para que viva un tiempo más.
Todavía existen otros países en donde el movimiento no logra calar con suficiente fuerza o los movimientos populares requieren una ayuda extra –del exterior–, que muchas veces no se animan a participar. Aquí una perspectiva general de la situación en la región:
Túnez: Fue en este país africano en donde se inició hace siete meses la “primavera árabe” y la esperanza y optimismo que se vivieron tras la caída del presidente Zine El Abidine se han esfumado.
El desempleo y la crisis económica, que fueron las razones que dieron origen al movimiento opositor, siguen presentes en la sociedad tunecina que ve con decepción cómo las autoridades de la transición no han sacado del bache al país, mientras las reformas democráticas siguen siendo un sueño.
Egipto: Como en Túnez, los cambios políticos y económicos van muy lentos, aunque el juicio contra el ex presidente Hosni Mubarak mantiene distraída a la población.
Jordania: El elevado costo de la vida provocó fuertes protestas pero el rey Abdalá II reaccionó con rapidez y anunció una serie de reformas que incluían el cambio de gobierno con el primer ministro a la cabeza. La población todavía está a la expectativa de los resultados y la oposición, liderada por los hermanos musulmanes, quiere dar el zarpazo a la casa real hachemita.
Arabia Saudita: El régimen absoluto de los Saud controla toda la sociedad en alianza con las autoridades religiosas y las protestas han sido mínimas. Sin embargo, ello no significa que no miren con preocupación lo que pasa en el vecindario por lo que la preocupación es total.
Argelia: Para frenar las protestas, el régimen autoritario de Buteflika disminuyó los precios de los alimentos básicos. La población todavía tiene en mente los años negros de la guerra civil por lo que son más cautos a la hora de ir a las plazas para repudiar al régimen.
Yemen: Las protestas contra el presidente Alí Abdalá Saleh pusieron al país al borde de una guerra civil, pero el atentado que sufrió hace más de un mes y que lo obligó a hospitalizarse en una clínica de Arabia Saudita, ha calmado los ánimos.
Débil físicamente y políticamente, el régimen de Saleh parece llegar a su ocaso, aunque nadie sabe quién podría reemplazarlo. Yemen es un país vital en la guerra contra el terrorismo internacional y una mayor desestabilización pone en alerta a la región pues puede ocasionar la propagación de células islamistas vinculadas a Al Qaeda.
Siria: Algunos consideran que será el siguiente país en caer bajo los efectos de la primavera árabe. Sin embargo, a diferencia de Libia, Egipto o Túnez, el régimen de Bashar Al Assad cuenta con dos importantes aliados externos que no dejarán fácilmente que caiga: Irán y el Líbano.
Irán considera “vital” para su seguridad el mantenimiento en el poder del clan de los Assad y supone una punta de lanza en su ofensiva contra Israel. En el Líbano, el movimiento Hezbollah, el más grande y organizado, está a las órdenes también de Damasco.
Otros puntos muy importantes son que, pese a las fuertes protestas sociales, la oposición no ha podido “liberar” ningún territorio –como pasó en el caso libio–, mientras la comunidad internacional está divida respecto sobre la continuidad del régimen.
Por un lado, Estados Unidos y los países europeos quieres que Bashar el Assad se vaya, mientras que, por el otro, China y Rusia, se resisten a perder a un socio importante –en materia armamentística– por lo que podrían vetar cualquier intento en la ONU para un ataque contra territorio sirio.
Sin la ONU, la OTAN no podría actuar y mucho menos involucrar a un gobierno estadounidense como el de Barack Obama que prometió no repetir los errores de la era Bush que le importaba poco o nada la legalidad internacional.
Es decir, se está bien con el mundo pero se deja desamparado a los sirios que siguen muriendo masacrados por su gobierno.
(*) Periodista, editor, analista internacional, jefe de la sección internacional del diario Expreso y también es responsable del área internacional de www.generaccion.com.
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