4 sept 2011

La austeridad de Haya de la Torre

Nelson Vásquez Juárez (*)

La vida de Víctor Raúl Haya de la Torre fue de una entrega absoluta a la causa del aprismo. Esto lo llevó a tener una vida muy sacrificada: destierros, cárceles, estrechez económica, persecución política, calumnias, incomprensión por parte de sus seguidores.

En el libro El aprismo es un acierto y una profecía. Correspondencia  Víctor Raúl Haya de la Torre a Felipe Cossío del Pomar 1948-1975 se publican misivas del jefe del aprismo que revelan aspectos de la vida austera del creador del aprismo.

Después de salir de la Embajada de Colombia, Haya de la Torre se mantenía con los artículos que escribía para distintos periódicos y revistas de Indoamérica. El periódico colombiano El Tiempo era el que pagaba en forma periódica. Haya así lo reconoce en una carta del 4 de febrero de 1955 escrita desde Ginebra donde expresa que “sólo el puntual chequecito del diario El Tiempo de Bogotá vino a sacarme de esta carísima y burocrática ciudad.” En cambio Bohemia era impuntual en los pagos. En una misiva de marzo de 1955 escrita desde Estocolmo Haya expresa que esperaba el pago de sus artículos por parte de la revista Bohemia pero el estipendio no llego: “Han pasado dos meses. Ni un centavo…Estoy desconsolado porque con esto contaba para el viaje. Pero no hay nada que hacer.”  

Las necesidades económicas obligaron a Haya de la Torre a poner en venta su Enciclopedia Británica, “le dije a Manuel Vásquez que buscara compradores para mi enciclopedia. Hay que venderla”. Este hecho evidencia que la permanencia de Víctor Raúl en Europa no era cómoda porque desprenderse de tan importante obra no debe haber sido fácil para un intelectual como él.

En una carta de setiembre de 1955 Haya manifiesta que la clausura del diario El Tiempo le iba a generar dificultades económicas:“La clausura de El Tiempo me cercenó más de 200, a veces 300 dólares por mes, fijos, puntuales, sin las triquiñuelas de Bohemia. Pero…se acabó.”

En unas líneas conmovedoras Haya expresa que “ahora me iré a vivir a una residencia de estudiantes por 10 dólares al mes.” En otra carta de febrero de 1959 Haya cuenta cómo vivía en Roma señalando que no mandaba “cables porque no tengo dinero. Yo soy pobre y trabajo a los 64 años como cuando tenía 25 a golpe de máquina para ganarme lo que como. Aquí vivo solo en un departamento. Me hago mi desayuno y mi lunch, me lavo mis cosas, mi gimnasia es limpiar pisos y encerarlos.”

Sin embargo, algunos militantes del Partido Aprista Peruano pensaban que la estancia de Haya en Europa significaba que llevaba una vida muy holgada. Víctor Raúl supo de esos comentarios y así se lo hizo saber a Felipe Cossío del Pomar: “Ramírez Novoa me escribe de Montevideo que ya saben que Bohemia me pagará 100 dólares por artículo. Que pueden ser 4 mensuales. Que Jorge Muñiz les ha dado la noticia y ya todos están pasándose de boca en boca que ‘el jefe está ganando ya 400 dólares mensuales’.”

Había una gran incomprensión por parte de algunos de los compañeros de lucha hacia Haya de la Torre. El jefe del aprismo no era financiado por nadie, ni por Washington ni por Moscú, vivía de su trabajo, de la redacción de sus artículos, respecto de los cuales a veces no pagaban o se demoran en pagarle como sucedió con la revista Bohemia.

La correspondencia Haya-Cossío del Pomar también describen la forma de trabajo de Haya de la Torre en Europa: no tenía secretarias, ni asistentes, trabajaba solo: “Si tuviera secretaria y copiadora a máquina ya estarían dos libros adentro. Lo de Toynbee lo tengo que copiar yo a cuatro horas diarias, peleando con cintas y máquinas imposibles. Y teniendo que alternar con artículos para ganar el pan (…) Tengo que recopiar un capítulo –el del Estado de los 4 poderes- mal hecho en México por Fernando el buen secretario que cambió una página, poniéndome las de copia a carbón en lugar de las otras. Todas se borraron. Y en esto estoy meses. Con 20 dólares tendría copias completas y ediciones listas.”

Por otro lado, como el propio Haya de la Torre lo manifestó por su origen social el pudo evitar esa vida de estrechez económica que llevó como consecuencia de dedicarse a la política al servicio del pueblo. Así se lo expresa a Cossío del Pomar: “En tu prólogo, que te devolví, falta el único argumento que yo habría querido de algún biógrafo mío, porque eso indica lo que yo quiero que no se olvide: Yo ‘nací con bacín de plata’ y todo mi ambiente me predisponía a ser un triunfador en el campo y en la clase de mi gente. Descendí del camino que en el Perú lleva fácilmente al suceso fácil –que lo habría tenido- hacia la voluntaria pobreza y vida sacrificada. Por eso creo que debes decir que si subrayas mi procedencia familiar y social es para puntualizar que escogí voluntariamente el camino, sabiendo consciente y plenamente que era el más difícil. Yo me puse smoking a los doce años para la primera comunión. Y tuve ese traje y frac antes de los 18. No éramos ricos pero yo viví la adolescencia venturosa de la casa en que nunca faltó nada y se comió siempre con buen vino.”

En este mismo sentido Víctor Raúl agrega lo siguiente: “En Trujillo fui niño bien. Mi amistad con Vallejo y con el grupo me costaba luchas y recriminaciones por andar con los ‘cholos’. Y así comencé a escoger yo mi camino. Yo y solo yo. Mi vida en Lima fue voluntariamente pobre por orgulloso. Porque pude tener puestos de gobierno.”

Haya en una misiva reflexiona sobre la vida sobria que había llevado: “Pero moriré tal cual, cuando me muera. No tengo dinero en bancos y todo lo que tengo está en el bolsillo trasero del pantalón. Ando, viajo, subo y bajo con mi total de dinero aquí en mi cuerpo. Y no me apuro ni me amargo. Así es nuestra América. Los secretos de las vidas honradas no se descubren jamás.”

La vida austera de Haya de la Torre es parte de su legado político, el poco dinero que obtenía lo destinaba a su partido. Cuando escogió identificarse con las causas populares Víctor Raúl era plenamente consciente que dicha actitud le iba a traer como consecuencia una vida muy difícil. Parte de su grandeza es que aceptó vivir una vida llena de sobresaltos porque sabía que sólo así el pueblo lo seguiría, porque solo así podía ser honrado consigo mismo y con su causa. Fue consecuente entre lo dijo y lo que hizo porque vivió con honestidad. No recibió recursos ni de Washington ni de Moscú. Con su vida ejemplar señalo que servir al pueblo no implicaba enriquecerse de la política, que servir al pueblo era hacer sacrificios personales porque solo así las grandes causas y los grandes líderes verdaderamente trascienden.    

(*) Abogado, docente, investigador, autor del libro “Las sombra de Mariátegui – El primer   ‘caviar’ de la historia” e integrante del Instituto de Sudamérica.

Haya de la Torre, espera su elección como presidente de la Asamblea
Constituyente (1978) acompañado de su discípulo predilecto, el destacado
y austero líder aprista Carlos Roca Cáceres, quien fue integrante de la Mesa Directiva.
Víctor Raúl cobró un sol de remuneración mensual, suspendió los gastos de la
cafetería, renunció a la custodia policial y declinó el auto oficial. 

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