Tito Agüero Vidal (*)
El viernes 12 de agosto falleció Víctor Javier “Pocho” Tantaleán Arbulú. La primera que lo conocí le dije que al estudiar la obra y vida de diversos autores apristas para mi tesis de sociología de la Pontificia Universidad Católica del Perú, especialmente la producción literaria de Serafín Delmar (seudónimo literario de Reynaldo Bolaños Díaz), había encontrado el nombre de Víctor Tantaleán.
Efectivamente, Delmar en su novela titulada "La Tierra es el hombre" (Buenos Aires: Americalee, 1942) se lo dedica “A los hombres y mujeres libres de América que lucharon a favor de mi libertad” y “A mis hermanos presos en el Panóptico de Lima: José Melgar Márquez, Víctor Tantaleán, José Alberto Tejada, Félix Pantoja, Julio Cedamanos, Tomás Silva, con quienes compartí los días de prisión”. Pocho me dijo emocionado que Víctor era su tío.
En un segundo momento, cuando comencé acercarme de manera crítica a la historia oficial del Partido Aprista Peruano y, como consecuencia de esto a tener una nueva conceptualización histórica alternativa a la que los intelectuales apristas habían elaborado, comienzo a profundizar hechos, acontecimiento y personajes que desde mi nuevo punto de vista habían sido tratados de una manera intencionalmente equívoca o errada.
Así aparecen, el caso Vásquez Lapeyre, los poetas y narradores que se retiran del Partido del Pueblo a partir del 1948 (Manuel Scorza, Ciro Alegría, Alberto Hidalgo, Juan Gonzalo Rose, Gustavo Valcárcel, Mario Florián, etc.), el APRA Rebelde (Luis de la Puente Uceda, Walter Palacios, Carlos Malpica, etc.) y por supuesto Manuel Seoane Corrales el popular “Cachorro”, Carlos Delgado, y Luis Felipe de las Casas.
Aquí nuevamente aparece Pocho, estudiante de la Universidad Nacional de Ingeniería, universidad que a fines de 1950 se había convertido en un espacio copado por los nuevos cuadros técnicos del PAP (Gonzalo García Núñez, Salomon Lerner Ghitis, etc.).
Pero estos universitarios apristas, que dicho sea de paso dan nacimiento al ARE (Acción Estudiantil Revolucionaria) y que en 1969 pasó a convertirse en Alianza Revolucionaria Estudiantil, tienen un gran promotor y mentor: Luis Felipe de las Casas. Los “Casistas”, la mayoría de ellos eran de la Facultad de Ingeniería Económica que fue creada justamente por De las Casas, en el partido se ubicaban en un sector contestatario e izquierdista que en esos años lo lideraba Manuel Seoane.
Recordemos que en esos años estaba prácticamente prohibido hablar de “El Antiimperialismo y el APRA” e incluso cuando un grupo de universitarios apristas de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) imprimió en mimeógrafo algunos capítulos de este libro se produjo en Lima una gran conmoción. Lo que paso después es historia conocida: Seoane se aparta del PAP en 1962 y muchos “Casistas” también.
Luego llega el gobierno de Juan Velasco Alvarado que tuvo como asesor ideológico, no hay que olvidar esto, al secretario personal de Víctor Raúl Haya de la Torre, Carlos Delgado, y a Luis Felipe de las Casas como embajador del Perú en Venezuela. En este importante período de grandes transformaciones, que a decir de Haya de la Torre, los militares simplemente estaban ejecutando el Programa Aprista del 1931, como no podía ser de otra manera, Pocho apostó y se la jugó por el cambio.
Terminada la experiencia velasquista, los intelectuales y técnicos más importantes de este experimento revolucionario se nuclearon alrededor del Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación (CEDEP) y comenzaron a sacar la importante y valiosísima revista “Socialismo y Participación”.
El que lideraba a este grupo ya no era Carlos Delgado sino Carlos Franco, su discípulo, que venía de una familia aprista y sabía perfectamente lo que significaba el discurso aprista y lo que había sido la heroica lucha clandestina. Allí se apuesta por establecer puentes entre la concepción ideo-política hayadelatorrena y la concepción ideo-política mariateguiana.
Es decir, se trató de cuestionar a lo que había sido el triunfo de la derecha intelectual peruana: el separar y enfrentar radicalmente a los dos grandes pensadores políticos de izquierda que ha tenido el Perú: Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. Producto de todo esto el CEDEP apoyó la elaboración de los planes de gobierno del PAP en 1985 y ahí aparece, nuevamente, “Pocho” dirigiendo el Instituto Nacional de Planificación (INP).
El resto es historia conocida: crisis económica y política del primer gobierno aprista, viraje ideológico de Alan García Pérez reemplazando en los hechos y sin ningún congreso ideológico a “El Antiimperialismo y el APRA”, Instituto de Gobernabilidad de la Universidad San Martín de Porres, etc.
Haya de la Torre, una vida dedicada a servir al pueblo. Abajo, en la presidencia
de la Asamblea Constituyente (1978-1979)) con el prestigioso intelectual y
dirigente aprista Andrés Townsend Escurra y un grupo de compañeras.
(*) Licenciado en Sociología en la especialidad de Política en la Pontificia Universidad Católica del Perú, con Maestría en Ciencias Políticas en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, docente universitario, investigador y conferencista.
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