El ex presidente estadounidense Jimmy Carter (1977 – 1981) advirtió este lunes en The New York Times contra las violaciones de los derechos humanos perpetradas por Estados Unidos en el marco de su lucha contra el terrorismo, y subrayó que el país estaba perdiendo su autoridad moral.
Según el ex presidente demócrata y Premio Nobel de la Paz 2002 – quien recibió este galardón “por encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, impulsar la democracia y los derechos humanos y fomentar el desarrollo económico y social”-las acciones de los servicios anti-terroristas norteamericanos violan diez de los 30 artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
"Esta evolución siguió a los atentados del 11 de setiembre de 2001 y continuó bajo la gestión de los dos partidos (Republicano y Demócrata), sin haber sido impugnada por la opinión pública", destaca Jimmy Carter en su columna de opinión: "en consecuencia, nuestro país ya no puede expresarse con autoridad moral sobre esas cuestiones esenciales".
"La revelación de que altos funcionarios tienen como objetivo a personas -entre ellas ciudadanos estadounidenses-- para asesinarlas en el extranjero es la prueba más reciente, una prueba incómoda, de cómo nuestro país viola los derechos humanos", declaró el ex mandatario (1977-81).
"En un momento en el que se multiplican las revoluciones populares se extienden en el planeta, Estados Unidos debería fortalecer, y no debilitar, los principios y las reglas incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos", agregó.
Entre los hechos que Carter reprocha a las autoridades estadounidenses figuran los ataques con aviones no tripulados responsables de la muerte de civiles, los asesinatos selectivos de estadounidenses, la posibilidad de detener indefinidamente sin juicio a sospechosos e incluso el uso de la tortura durante los interrogatorios.
Como se recuerda Jimmy Carter promovió, durante su administración gubernamental, una política exterior que situó los Derechos Humanos entre sus prioridades, lo cual supuso una ruptura con la actitud de sus predecesores que no prestaban atención al incumplimiento de los Derechos Humanos que habían cometido los países aliados de Estados Unidos. Su administración dejó de dar apoyo al régimen de Anastasio Somoza en Nicaragua, históricamente respaldado por Estados Unidos y dieron su ayuda al nuevo gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional que asumió el poder en 1979.
Fuente: Agencia AFP
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