Las formas adecuadas para relacionarse, el protocolo, la llamada etiqueta social, es el tema que preocupa al docente Wilfredo Pérez Ruiz. “Hay un deterioro de la relación humana en nuestra sociedad que es consecuencia del déficit de buena educación”, dice para la red social Generaccion.com este comunicador y especialista en este campo.
He aquí sus apreciaciones (Francisco Huanacune Rosas).
En sus múltiples artículos usted menciona la importancia de la etiqueta para toda sociedad. ¿Hasta qué punto esta es importante?
La etiqueta social es un marco trascendente de normas que nos permiten a todos relacionarse y convivir en mejor relación con nuestros prójimos. De ahí su importancia para viabilizar la vida en sociedad.
La vida en civilización…
Sí, efectivamente, este conjunto de pautas tiene un valor muy grande para aprender a respetar al semejante y saber coexistir en armonía en todos los ámbitos de nuestra colectividad.
Más de uno piensa a propósito de la etiqueta social refiriéndose al Manual de Carreño y dice que esta es un conjunto de normas rígidas. ¿Se ajusta esta a la verdad?
El libro de Manuel Antonio Carreño viene a ser en nuestros días un documento referencial, ya superado en la actualidad. Por lo demás debo enfatizar que la etiqueta social no es un conjunto rígido de normas, sino más bien un amplio abanico de principios y recomendaciones perfectamente adaptables a nuestra realidad.
En todo ámbito de la vida en sociedad…
Claro, en primer lugar, la etiqueta no distingue edad, estatus, jerarquía o procedencia, por citar algunas consideraciones. Y en segundo lugar, esta debe promoverse desde el hogar y las entidades educativas a fin de formar personas con alto sentido de consideración y respeto mutuo.
Todo un proyecto de sociedad implícito que emergería desde los hogares. ¿Eso es lo que usted propone?
Por supuesto, los padres deben entender que su comportamiento es un referente en la vida de sus hijos y que su familia puede serlo también a nivel social. Permítame precisar en consecuencia que el proyecto no es implícito, muy por el contrario está claramente explicitado.
¿Cuál es la clave para lograr esto?
La autoestima personal y colectiva tiene una influencia determinante en la aplicación de la etiqueta social, de ahí la necesidad de fortalecer y elevar los niveles de autoestima en nuestro medio para querernos, valorarnos, comprendernos y aceptarnos como verdaderos semejantes. Este punto es central para salir de la trampa del tercermundismo intelectual, moral y cultural que lacera y deprime a nuestra sociedad.
¿La falta de etiqueta es un problema transversal a toda la sociedad?
Sí, es un problema que no distingue estatus social alguno. Se lo explico con unos ejemplos, asisto a reuniones sociales donde observo sorprendido como el celular es colocado en la mesa como se hace con un cubierto; o como las personas no responden una llamada telefónica o un correo electrónico. O cuando veo que las personas no agradecen una invitación, un obsequio, llegan tarde a una reunión, saludan con desdén, asumiendo que la etiqueta solo concierne a las damas de sociedad y que, por decir algo, consiste en usar correctamente los cubiertos en una mesa. No es así, es una cultura de vida de lo que hablo.
No será que la falta de etiqueta es también consecuencia del hecho de que formamos parte de una sociedad machista...
Sí, este es un factor altamente influyente. Pues, la igualdad de género y la ascendencia de la mujer en la sociedad, no implica que el varón pierda la caballerosidad que siempre debiera distinguirlo. Esa falta de caballerosidad también se nutre desgraciadamente en el hogar.
En sus artículos usted critica abiertamente a los políticos y a los principales actores sociales. ¿Por qué lanza sus críticas en primera persona?
Porque los políticos, además de representar a la ciudadanía, ejercen un liderazgo social que debiera contribuir a encauzar positivamente la conducta de los integrantes de nuestra sociedad, convirtiéndose así en verdaderos y genuinos referentes. En tal sentido, comportamientos, poses y declaraciones de los ex presidentes Alan García y Alejandro Toledo se desdicen de sus cualidades intelectuales. Es lamentable, señalando otro caso, que el actual presidente crea que para acercarse al pueblo hay que asumir posturas y expresiones contrarias al estatus referencial de un mandatario.
¿Se refiere al lenguaje presidencial o a qué otro aspecto de su conducta?
Sí, permítame abundar con unos ejemplos. Decir, “no chupen mucho” en la Plaza de Armas de la ciudad de Abancay en la víspera de año nuevo es absolutamente inadecuado. Lo mismo podríamos decir con el presidente del Congreso de la República quien, además de sus precarias formas y educación, evidencia falta de autocontrol emocional y empatía.
Un déficit flagrante de etiqueta social a nivel de nuestras elites...
No necesariamente, pues el comportamiento del señor Daniel Abugattas, tan satanizado en los últimos tiempos, refleja sin ambigüedades la conducta de más de un empresario, artista, líder de opinión e incluso padres de familia. La única diferencia se encuentra en el hecho que el deplorable proceder del titular del Poder Legislativo trasciende y es percibida en tiempo real por la opinión pública.
Un problema mayúsculo cuya solución se inscribe en el largo plazo...
Sí, pero permítame afirmar que en este caso los problemas deben convertirse en oportunidades. Es decir, mayor debe ser la preocupación por situar como prioridad esta temática entendida como un puente de convivencia y coexistencia social.
Una última reflexión
Nos corresponde, al igual que hace el agricultor, echar semillas, a sabiendas que no todas florecerán. Pero nuestro buen comportamiento servirá de referente para quienes nos rodean y, de esta manera, lograremos insertar el tema en la vida de los miembros de nuestra sociedad.
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