6 ago 2013

Crisis en el gobierno de Ollanta Humala

María del Pilar Tello (*)


Los jóvenes indignados que salieron a las calles de Lima a protestar contra la manipulación y excesiva politización de la elección de las autoridades del Tribunal Constitucional,  del BCR y del Defensor del Pueblo parecen ser sólo la punta de un iceberg que muestra el descontento de la población frente a un gobierno que está acumulando frentes de oposición y reclamos gremiales.


Desde los profesores, estudiantes y rectores de las universidades públicas pasando por los empleados públicos y continuando con los maestros, médicos, enfermeras y técnicos. Todos piden que se modifiquen normas o que se cumpla con lo que el gobierno les prometió.

En menos de una semana, movilizaciones en el centro de Lima ponen al gobierno de Ollanta Humala en jaque al cumplir sólo dos años de su mandato. Las fiestas patrias coinciden con la indignación y el Congreso de la República que será, como todos los años, el escenario de las celebraciones, está también bajo fuego, cuestionado por la llamada repartija y otras lindezas, aunque los congresistas no parecen darse cuenta de su fuerte impopularidad. No escuchan a quienes queriendo llevar agua a otros molinos, satanizando la democracia, los partidos y las instituciones han llegado a pedir el cierre del Parlamento Nacional, lo que equivaldría a arrojar el agua con el bebe adentro.

La popularidad del presidente está de bajada, al igual que la de su consorte que luce más política que él, aspecto que empieza a generar fuertes resistencias en la población y en los poderes fácticos. Se requiere con urgencia que los reflejos democrático funcionen, en un momento en que no solo el gobierno tiene problemas y aparece sitiado por las protestas, lamentablemente los partidos políticos, con sus altos líderes, los ex presidentes García, Toledo y Fujimori, cuestionados, investigados o sentenciados por corrupción, respectivamente, están también jaqueados.

Llueve sobre mojado. El pacto político de cuatro partidos fue repudiado por la población en tanto no sirvió para elegir a los mejores sino a los más convenientes para los intereses de cada grupo. El cuoteo fue identificado como un mercadeo de la representatividad asignada a los congresistas. Hubiera sido menos evidente si hubieran tenido el tino de seleccionar personas calificadas sin conflictos de interés aun cuando tuvieran militancia partidaria. Otro elemento que exacerba la rabia es que pareciendo la protesta legítima la policía reprime torpemente, dispersa con violencia a gente cuyo reclamo es el mismo que formuló el presidente de la república exigiendo la rectificación que finalmente se produjo.

Una comedia de equivocaciones que puede tener un costo muy alto para el gobierno. Ojalá la nueva directiva del Parlamento Nacional logre bajar tensiones y el presidente con su mensaje patrio renueve esperanzas en un régimen que demasiado temprano exhibe debilidad. Así que ni oposición ni gobierno pueden tirar demasiado de la cuerda, guardar las formas y cuidar la democracia que tanto nos costó recuperar. Hay razones para preocuparse.

(*)   Periodista, analista política, escritora, docente universitaria, integrante del Comité Técnico de Alto Nivel del Acuerdo Nacional y ex presidenta del directorio de Editora Perú.


No hay comentarios:

Publicar un comentario