6 ago 2013

Lloviendo sobre mojado

Grover Pango Vildoso (*)


Lo más elegante con que se ha juzgado el mensaje presidencial de este año ha sido: no decir nada inconveniente ya es bueno. Sin duda así lo será en otras latitudes, pero entre nosotros -país tan envuelto en las incertidumbres- ese cauteloso silencio puede complicar más las cosas.


En el año 2012 en materia educativa se mencionaron tres asuntos de considerable importancia: mejoramiento de aprendizajes, el magisterio y la modernización de la gestión. En estos mismos ámbitos muy poco ha dicho el presidente de la república. Preocupa sobremanera que todos los esfuerzos de tantos años, destinados a poner a la educación como un tema nacional y no sectorial, que debiera ocupar la primera de las prioridades, vuelva a subsumirse como uno más que se pierde entre tantas otras preocupaciones. Ni siquiera relacionado con otro problema urgente de nuestra actualidad como es la inseguridad ciudadana.
Deberemos entender mejor si es real y efectivo que los 248,000 docentes que mencionó el presidente Humala como incorporados al régimen son aquellos que se hallaban en ejercicio cuando se dio la “ley de la reforma magisterial” en noviembre del año anterior. Reconozcamos que es casi un eufemismo, porque hasta ahora no hay concurso de ingreso a la nueva carrera pública magisterial ni de acceso a nuevas escalas para quienes están en servicio.

Hubiera sido siquiera un respaldo señalar la existencia del Plan Perú Maestro, interesante documento con compromisos para el bienio 2013-2014 que ha entregado el ministerio de Educación. Entre varias promesas destacamos de allí, porque es urgente, la convocatoria al concurso de directores que ya está en marcha. La cobertura de esas 15,000 plazas de directores enfrenta dificultades provenientes de su propio diseño, como resultado del cual hay enfrentamientos con los directores actualmente en funciones. Pero por ahí pueden comenzar, en términos reales, las posibilidades de obtener mejorías en la calidad educativa mediante la gestión, cuando se cuenta con un líder institucional idóneo como lo debe ser un buen director/directora.

Seguramente la ministra del sector dará y ampliará en adelante las informaciones que se le soliciten sobre este y otros asuntos, pero la oportunidad de hablarle al país desde el sitial y la circunstancia del mensaje presidencial es incomparable y se ha desperdiciado.

No puede ser sólo un ritual que el presidente de la república se dirija al país desde el Congreso de la República. Lo hace porque es la casa de las leyes, porque lo que acuerda el Congreso lo debe cumplir el Poder Ejecutivo. Por ello, nada de lo que ocurra en el primer poder del estado puede serle ajeno al presidente y no se puede ver como una intromisión que el primer mandatario exprese lo que le preocupa delante del primer poder del estado y de todo el país, porque de esa manera se busca coherencia y se ejerce liderazgo.

Pero nada se ha dicho de la ley universitaria, que se halla en discusión, que ha obtenido pronunciamientos unánimes de rectores y ha sacado a las calles a los universitarios. Nada tampoco de la Ley de Organización y Funciones del ministerio de Educación, sin la cual cada nivel de gobierno sigue sin saber con claridad cuál es su obligación en el proceso educativo. Y esto es fundamental para la descentralización, citada sólo por cumplir en el mensaje.

Finalmente, como suele ser entretenido jugar con cifras, en el mensaje se utilizó una sola vez la palabra “docentes” y ninguna vez las palabras “magisterio” o “maestro”. Pero hubo aplausos “espontáneos” 82 veces que interrumpieron los 63 minutos de lectura. Para algunos el mensaje fue muy emocionante.

(*) Educador, político y miembro del Partido Aprista Peruano. Fue alcalde Tacna, ex diputado nacional y  ministro de Educación (1985 – 1987). Ha sido Secretario de Descentralización del Consejo de Ministros.

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