Estimados lectores,
Pedimos disculpas a nuestros lectores por
la repentina suspensión de la edición de Visión San Borja que, por
inconvenientes ya superados, no pudimos elaborar la correspondiente al mes de
junio. Nuevamente, reaparecemos con la misma convicción de seguir haciendo un
aporte periodístico serio, crítico, reflexivo, tolerante y, especialmente,
ajeno a cualquier consigna que desvirtúe el espíritu que inspira nuestra labor.
Hace
algunos días hemos asistido a varios sucesos, propios del quehacer político,
que deseamos comentar. La elección en el Poder Legislativo de los magistrados
el Tribunal Constitucional, de los miembros del directorio del Banco Central de
Reserva y del titular de la Defensoría del Pueblo, generó una inmediata,
dinámica y firme respuesta juvenil y ciudadana que ha obligado al Congreso de
la República a dar retroceso en lo que todos hemos coincidido en señalar como
absurda y polémica elección que no hace sino ratificar la creencia, no
desmentida por los hechos, que la clase política adopta decisiones a espaldas
del sentimiento colectivo de la inmensa mayoría de peruanos.
El
habitual discurso del jefe de estado -en cumplimiento del mandato
constitucional- en el Congreso de la República ha dejado mucho que desear y,
una vez más, se evidencia las carencias y limitaciones de un presidente sin visión
de futuro y elementos para proyectar en su esperado mensaje a la nación las
acciones que se implementarán, en concordancia con su plan de gobierno, en los
meses venideros. El país no puede estar gobernado con el “piloto automático” y
carente de voceros e interlocutores capaces de dialogar y explicar al pueblo
sus acciones de estado.
De
otra parte, para el pueblo aprista siempre es especial recordar el 2 de agosto los
34 años de la partida a la Casa del Señor, de nuestro jefe y fundador, Víctor
Raúl Haya de la Torre, cuyo liderazgo y jerarquía suprema no admiten agravios,
ni lapsus que deshonren la majestad de su legado ejemplar de pobreza, decencia,
austeridad y dedicación por sus ideales sociales que, además, evocamos en
momentos de mediocridad, oscuridad y deshonra en la política peruana. Víctor
Raúl fue un apóstol continental cuya obra y honestidad merecen tenerse en
cuenta.
En tiempos
en los que se percibe una casta política que actúa sin considerar las inmensas
demandas sociales de los más pobres, que aún no han sido resueltas, reclamamos la
restructuración de los partidos políticos a fin de volver a constituirse escuelas
de formación ciudadana, foros de movilización, puentes de entendimiento, espacios
democráticos e instituciones destinadas a servir al Perú. Esa es una tarea
central de los partidos políticos.
Arturo Loli Caballero
Secretario General
Comité
Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano
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