27 may 2011

¿Y el primero de mayo aprista?

Hugo Vallenas Málaga (*)


Un signo inequívoco de la crisis del aprismo es la poca importancia que tiene para sus actuales dirigentes la celebración del 1ro. de mayo, “Día Internacional de los Trabajadores”. Últimamente se ha convertido en una celebración exclusiva de los grupúsculos comunistas, cuando se trata de una celebración de los derechos democráticos de los obreros fabriles, que se remonta a la gran huelga general iniciada el 1 de mayo de 1886 en Chicago (Estados Unidos) por la jornada de ocho horas.


En el Perú, fue Víctor Raúl Haya de la Torre quien organizó el apoyo estudiantil y popular a la huelga de los obreros de Lima y Callao por la jornada de ocho horas entre diciembre de 1918 y enero de 1919, y ejerció como mediador ante las autoridades para obtener dicha conquista.



La primera y única central unitaria de trabajadores (sin exclusiones políticas ni ideológicas) que ha existido en nuestro país ha sido y es la CTP (Confederación de Trabajadores del Perú), cuya carta de fundación se firmó el 1 de mayo de 1944 y cuyo gran organizador fue el líder sindical aprista Arturo Sabroso.


El primer representante obrero elegido al Congreso fue aprista: nada menos que el legendario Manuel Arévalo en 1931. En 1945 fueron apristas los primeros dirigentes sindicales en actividad elegidos al Congreso de la República; seis diputados: Fortunato Jara (choferes), Gumercindo Calderón (calzado), José Sandoval (textiles), Alberto Santillana (Peluquerías y afines), Sóstenes Reynoso (electricidad), y Andrés Yafaq (campesinos); y un senador: Juan Guerrero Químper (textiles), que falleció ejerciendo dicha distinción (1946).
Grandes dirigentes sindicales encabezaron la lucha clandestina del aprismo contra las dictaduras, como fue el caso de Luis Negreiros Vega, asesinado por los esbirros del dictador Manuel A. Odría el 23 de marzo de 1950.


En el libro "Qué ha hecho el APRA por el Perú", publicado en 1980 por Alberto Borea Odría (entonces joven líder aprista), se consignan uno tras otro los innumerables dispositivos legales y decretos supremos para beneficio de los trabajadores logrados por gestión del Partido Aprista Peruano desde 1931.


Mientras el récord sindical de los grupos comunistas sólo exhibe desunión y huelgas extremistas que terminaron en tragedias y despidos masivos (como las de 1977 y 1978), el aprismo exhibe una limpia trayectoria de efectividad en la defensa de los derechos laborales y las libertades democráticas que les son indesligables.


Aún estamos a tiempo para restituir al Partido del Pueblo sus raíces sindicalistas democráticas. Un efectivo crecimiento económico con inclusión social requiere un sindicalismo responsable, que equilibre la protección de los derechos laborales con el incremento de la productividad y el fortalecimiento de la democracia.


Esa tarea sólo la puede cumplir el aprismo, cerrando el paso a los demagogos extremistas que obstruyen el Acuerdo Nacional y que, intentando maquillarse como demócratas detrás del fantoche neosanchezcerrista (Ollanta Humala), esperan agazapados el momento propicio para volcar en las calles su resentimiento social y sus apetitos de violencia.
Publicación de un diario local que informa de un homenaje a la tumba
del dirigente Manuel Arévalo, asesinado en 1937, por las fuerzas represivas
de la dictadura de Oscar R. Benavides (1933-1939). Arévalo fue elegido
por el jefe del Partido del Pueblo como su sucesor al frente del aprismo.


Recordemos con orgullo el 1 de Mayo como una celebración democrática que es parte fundamental de la historia del aprismo y trabajemos duro para que muy pronto podamos celebrar esta misma fecha con el orgullo de la misión cumplida y la contundencia masiva que siempre tuvimos.

(*) Historiador, arqueólogo y consultor del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico.


Comité Ejecutivo Distrital de San Borja - Secretaria de Prensa y Propaganda

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