27 jul 2011

Haya de la Torre: 32 años más tarde

Marco Flores Villanueva (*)

Nos complace publicar el discurso del c. Marco Flores Villanueva en la conmemoración del trigésimo aniversario de la desaparición de Víctor Raúl Haya de la Torre -realizada en Nueva York el 2 de agosto del 2009- ante la militancia aprista de esa cuidad. Un mensaje esclarecedor, agudo, emotivo y expresivo de las cualidades intelectuales de tan dilecto militante y fundador del Comité Distrital de San Borja del Partido del Pueblo.

Compañeras y compañeros invitados a esta ceremonia,

Haya de la Torre, una figura de enaltecedoras virtudes 
ciudadanas, democráticas,  intelectuales y morales, 
cuya conducta política debe ser ejemplo permanente
En Nueva York, con esta jornada maravillosa y pletórica de espiritualidad, pero también denunciativa por la fuerza de las circunstancias que abaten a nuestro gran partido, se da inicio en las bases apristas de los Estados Unidos de América a la lucha organizada por la recuperación moral e ideológica del Partido del Pueblo, inaugurándose esta gesta -formidable, necesaria y urgente-, en este día, con la evocación reverente, encomiable y rendida de la memoria inmortal, limpia y sin mancha, jefe y fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, Víctor Raúl Haya de la Torre.

Y al evocar a Víctor Raúl, 30 años después de su desaparición física, fuerza es subrayar que el homenaje que hoy rendimos a su paso extraordinario por este vida, no puede disociarse, no puede divorciarse, no puede ignorar la enorme distancia ética e intelectualidad que divide a su biografía -ejemplar, proba y revolucionaria-, con el record grave que exhiben aquellos que se han propuesto liquidar al APRA, entregando al partido y a la patria a la derecha, rancia, mercantilista, inhumana e incompetente del país, enemigos históricos de Víctor Raúl y permanentes adversarios de los altos intereses de la nación y de las necesidades de su pueblo.

Porque hace 30 años, el Perú enlutado por la muerte de Víctor Raúl, paladino de la justicia social, rendía tributo a un hombre austero –ni opulente, ni ostentoso-, porque expiró en una propiedad que nunca fue suya. Porque hace 30 años, el Perú de duelo por la desaparición física de Víctor Raúl, enemigo de la sensualidad y el oro del poder, se agolpaba en las calles y plazas de la nación, por un político que entregó el alma al creador con las manos vacías, porque limpias, incorruptibles y decentes pasaron a lo largo de sus 84 años de vida. Porque hace 30 años, el Perú condolido por el deceso de Víctor Raúl, servidor público de la nación y en la planilla del estado solo al final de sus días, se aprestaba a ofrecer su último y sentido adiós al líder que, en espíritu y tránsito hacia el firmamento grande, allá donde residen brillantes las estrellas, dejó como memoria de su breve, pero fructífera y aleccionadora carrera como presidente de una asamblea constituyente, el suceso sin precedente de haber servido a la nación por la mínima suma mensual de un sol.


Este es el hombre a quien rendimos tributo el día de hoy, cuyo recuerdo de su irreprochable autoridad moral, 30 años después de su muerte, viene desde la tumba de Trujillo como una admonición, porque interpela a la conciencia de aquellos que han hecho de la política, en el partido y en el Perú, vil negociado culpable; con múltiples residencias borbónicas y vidas acaudaladas; con denuncias no aclaradas y desvanecidas por el artificio jurídico de la prescripción; con el lodo de la corrupción revelada en diálogos execrables, en petroaudios en los que se negocia vilmente la riqueza de la nación; con el linchamiento criminal de seres humanos que representan al Perú profundo y olvidado y a la humilde y sacrificada fuerza policial del país, o con el escándalo de la sensualidad en la vida privada.

Este es además el político, el líder continental a quien rendimos tributo el día de hoy, aliado con las grandes mayorías nacionales y comprometido con la liberación política, económica y social de la patria grande, a la que denominó Indoamérica.

 Porque Haya de la Torre definió al APRA, no como un oprobioso instrumento de explotación rendido a la oligarquía nacional, o ligero con el poder de las grandes corporaciones y los poderes internacionales. Haya entregó al país y a su pueblo un moderno partido democrático de izquierda, con un proyecto político y económico específico, interesadamente excluido por Alan García, y que busca NO la continuidad de la perversa institucionalidad republicana y el enseñoramiento de la decrépita y corrupta clase política nacional, señor García, sino su inmediata jubilación, con la completa restructuración del poder político en el Perú, como lo quiso Víctor Raúl, bajo la égida de una nueva democracia verdaderamente participativa y de carácter funcional; NO la organización de la economía sobre la base de los intereses mercantilistas y opresores de la oligarquía del Perú, señor García, sino la restructuración de la economía nacional -institucionalmente, representativamente- por la clase productora del país, como lo propuso Víctor Raúl, para reorganizarla y planificarla dentro de la libertad; NO con un astuto programa clientelista de “Descentralización Popular no Burocrática”, manipulado con el vano dedo del señor García, para dirigir la economía primaria y volátil y los recursos del país hacia los intereses facciosos de sus asociados presentes y sus aliados futuros, sino con la adopción urgente de políticas económicas integradas a planes de desarrollo nacional, lo que se asocia con la planificación económica democrática y, en la dinámica económica del Aprismo, como lo planteó Víctor Raúl hasta el final de sus días en el tema de la reforma del estado, con la constitución de un Congreso Económico Nacional.

Y este es el único jefe del aprismo a quien rendimos tributo el día hoy, y cuyo reconocimiento a su autoridad suprema en el seno del Partido del Pueblo, organización política que él fundó, no solamente resulta indiscutible para todo aprista leal a Víctor Raúl, sino que esa autoridad jerárquica e indivisible colisiona directamente con el cargo irregular de presidente del partido, que debe ser eliminado, porque fue creado ex profeso como un intento vano, pérfido y felón de suplantar la figura colosal de Haya de la Torre con aquél que en cinco años de su primera administración y a tres años de su segundo mandato, ha traicionado abiertamente al aprismo, a su jefe y a su pueblo, porque puso en marcha desde el poder su propio y particular programa político, que no es otro que la consolidación de la vieja y corrupta clase política nacional aliada a la oligarquía del Perú.

Compañeras y compañeros del partido, asistentes a este sentido pero severo homenaje que honra la memoria de Haya: El aprismo moral, democrático y del pueblo, ha iniciado una abierta confrontación con el actual gobierno, que no es del APRA, y con la dirigencia del partido, esta vez desde las bases apristas de todo el Perú y del mundo y desde los medios de comunicación del país. Se busca recobrar el legado histórico de Haya de la Torre para su pueblo y rescatarlo de aquellos que por su hoja de vida y su biografía política no pueden tener nunca más un lugar en el aprismo.

Esa cruzada, digámoslo sin ambages, no debe tener como objetivo, por la naturaleza de sus altos propósitos, satisfacer apetitos personales dirigidos a obtener las candidaturas del partido. Tampoco se puede rendir a la captura del fajín ministerial, vice-ministerial, o de un puesto de trabajo en la administración pública. Y mucho menos, a la abdicación de nuestros ideales, a cambio de una resolución suprema viajera y con gastos pagados con el erario nacional, que solo refleja el connubio vergonzante con una administración corrompida.

Se busca algo más grande que está por encima de intereses particulares o proyectos personales. Se intenta otra vez devolver el espíritu inmortal de Haya de la Torre a la Casa del Pueblo. Se nos impone nuevamente un sacrificio. Vamos a abrazar esta cruzada como lo hacen los brazos esperanzados del primer amor. Vamos a poner fe en este proyecto como lo hacen las manos cristianas en una oración. Apristas, herederos de la memoria invicta e inmortal de Haya de la Torre: Tantas veces los pañuelos blancos flotaron en las plazas preñadas de multitud. Saludaban un principio, un credo, una bandera de juventud. ¿Vamos a defraudarlo? No. Nosotros somos como Víctor Raúl resurrecto por su pueblo, invencibles, invencibles.

¡Compañero Víctor Raúl! (¡Presente!)

¡Viva el APRA!

¡Viva el Perú!

(*) Abogado, compositor, estudió Política Internacional en la Universidad de Harvard, ex presidente del Comité Consultivo del Consulado General del Perú en Boston y miembro de la Sociedad Americana de Compositores. www.marcofloresvillanueva.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario