2 sept 2012

Editorial

Estimados compañeros,

La aguda crisis interna que aflige a los partidos políticos en el país nos hace, nuevamente, tener que referirnos a la apremiante necesidad de realizar importantes transformaciones institucionales en estos movimientos que, sin duda alguna, son primordiales en la sostenibilidad de la vida democrática nacional.

No obstante, los partidos políticos –incluyendo al Partido del Pueblo- están alejados de la misión central que inspiró su constitución. Fueron concebidos como espacios destinados a analizar, leer e interpretar las demandas sociales de los sectores más pobres de la población. De allí su trascendencia como entidades con dimensión y lucidez para canalizar las expectativas ciudadanas.

Una mirada objetiva nos facilita constatar cómo los partidos políticos, en pleno siglo XXI, siguen siendo coyunturales maquinarias capaces de movilizar al pueblo, únicamente, en función de eventos electorales e intereses efímeros. No tienen la institucionalidad requerida para actuar más allá de estos acontecimientos, ni tampoco posibilidad de respuesta frente al sentimiento ciudadano. Su objetivo es cortoplacista, sus líderes poseen roles fugaces y sus propuestas de plan de gobierno son incumplidas.

Esta descripción refleja, sin ambigüedades, la fragilidad de las organizaciones más representativas que deben servir para estudiar la compleja realidad peruana y aportar elementos de solución al problema del día a día de cada peruano. Su tarea está por encima, supuestamente, de apetitos oportunistas, caudillajes mesiánicos, aportes económicos para campañas electorales y de la obtención de un puesto público que resuelva las necesidades de su militancia.

El Partido Aprista Peruano, con dos experiencias de gobierno, no está ajeno a esta descripción. Por ello, demandamos la realización del anunciado y tantas veces postergado Congreso Nacional que debe ser programático y de respeto a los estatutos y, además, de renovación total del Comité Ejecutivo Nacional, incluyendo a sus dirigencias nacionales, regionales, provinciales y distritales. Necesitamos una renovación no solo sea de rostros, sino del estilo de hacer política -entendida como un accionar honesto, transparente y comprometido con el bien común- y no, como sucede en la actualidad, asociada a los intereses subalternos de dirigentes nacionales al interior del PAP.

Creemos que deben asumir nuevos cuadros la tarea que no han sido capaces de llevar a cabo -con sentido de responsabilidad- quienes están enquistados en la conducción del aprismo. Anhelamos que en todas las bases de la república surjan voces nuevas, renovadas, frescas y limpias comprometidas en la inminente tarea de contribuir a la reconstrucción orgánica del movimiento popular de “pan con libertad”. Es hora de la renovación en el aprismo!



                                                                                                                               Arturo Loli Caballero
                                                                                              Secretario General
Comité  Ejecutivo Distrital de San Borja
 Partido Aprista Peruano

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