2 sept 2012

Por la reconstrucción del Partido del Pueblo

Arturo Ojeda Salazar (*)


El 23 de agosto de 1931 se produjo el acto político más importante de la historia del Perú en el siglo XX. Producto de su Primer Congreso Nacional, el Partido Aprista Peruano le entregó a su candidato presidencial, Víctor Raúl Haya de la Torre, su Programa de Gobierno o Programa Mínimo. Acto inédito en la historia republicana, ese día marcó la verdadera irrupción del pueblo en la política nacional.


Hecho que conllevaría  a la auténtica revolución peruana, que se desplegaría a lo largo de casi 40 años de lucha. Culminando con el fin de la llamada República Oligárquica en los años 70, tal como la denominara Jorge Basadre.


La generación fundadora del aprismo conjugó las aspiraciones de todo un pueblo, sintetizándola en una doctrina, una ideología, un programa y un partido. De ahí su grandeza y trascendencia a través de los tiempos.

Lamentablemente, 91 años después el personalismo hedonista, la incapacidad de continuar la línea política heredada, el sensualismo y la corrupción han corroído las bases del Partido del Pueblo que promoviera la verdadera transformación de nuestros pueblos.

El gran partido popular, por el que entregaban su vida, miles de hombres, mujeres y jóvenes, se ha reducido a una costra burocrática que no se representa ni a sí misma. Mientras tanto, el movimiento social camina sin brújula y sin destino. Los cambios que se suceden a nivel mundial no resultan siendo comprendidos por las masas, manipuladas por el consumismo y la falsa ilusión de progreso.

Hoy, más que nunca, el pueblo necesita reconstruir su partido. Necesita su doctrina, su programa, su organización y movilización políticas, el ejemplo moral que se constituya en luz frente a las tinieblas del oscurantismo retardatario. Y la reacción lo sabe, por ello, por más que abjuren de los principios revolucionarios del aprismo, se aferran a él, porque cual perro del hortelano, no querrán permitir que reinsurja el aprismo popular. De ahí el envilecimiento de la política, la mercenarización de los activistas, la nula formación de auténticos cuadros con los valores éticos aurorales del partido.

Basta de ese juego. Es el juego en el que nos quieren envolver los serviles del poder económico. La reconstrucción del partido no pasa por seguirle el juego a la burocracia podrida. Sigamos el camino de la generación fundadora. SON LAS IDEAS LAS QUE MUEVEN AL MUNDO.  Y mientras al frente no hay ideas, o las hay maquilladas y plagiadas de los escribidores de la oligarquía financiera internacional, esa misma que ahora está en crisis y tiembla en todo el mundo, los apristas que continuamos a Haya, Orrego, Seoane y demás, SÍ tenemos abundancia de propuestas, sólidamente sustentadas y construidas. ENFRENTEMOS AL PENSAMIENTO ÙNICO QUE GOBIERNA AL PAÍS, A TRAVÉS DE SUS MINISTROS DE ECONOMÍA, DESDE HACE 22 AÑOS. Las cifras respecto a la pobreza estructural en la que se encuentran la mitad de los peruanos, dan por tierra el supuesto éxito del modelo neoliberal en el Perú. Frente a ello, no podemos permitir que sean los movimientos radicales los que se presenten como alternativa, cuando la verdadera salida para lograr el desarrollo y la justicia social, articuladamente, la constituye el aprismo.

Esa es la ruta compañeros. El futuro es de los que tienen ideas y propuestas. Los corifeos solo saben de alabanzas y aullidos. Los verdaderos apristas debemos reconstruir al partido desde abajo, como lo hicieron nuestros fundadores, interpretando nuestra historia y nuestra dinámica social. Los que nos entregan en manos del poder económico y financiero no podrán hacer eso. Porque el pueblo sabe quién se vendió a transnacionales que continúan enriqueciéndose a costa nuestra.

Pero, lo que hace falta es el PROGRAMA, el modelo alternativo. Ese que articule la explotación de nuestra riqueza natural con el desarrollo industrial y de servicios, haciéndonos competitivos internacionalmente, pero con una sociedad equilibrada, con libertad y justicia social. ¡Estos son los principios del aprismo, que todo el pueblo peruano estima y quiere!

¿Dónde está? ¿Quién lo dice? Esa es la política que movilizará conciencias, sin necesidad de la plata de Yanacocha o la Telefónica.

Organicémonos funcional y territorialmente. Discutamos de la verdadera política, de la situación de los gobiernos locales y nacionales, de los proyectos de desarrollo con enfoque integral. Hagamos de cada aprista, como fue por 50 años de nuestra historia, el líder o la lideresa del desarrollo con justicia social.

Que las redes sociales sean fuente de información y debate doctrinario y programático, donde los jóvenes aprendan el aprismo verdadero y no la cizaña y la infraternidad. Dejemos a los perdedores, cual arqueólogos, peleándose por las ruinas. Que este 23 de agosto signifique el compromiso renovado de los verdaderos apristas con la reconstrucción de su partido, devolviéndole ese clan transformador y revolucionario que nos llevó a entregarle nuestras vidas.

La ideología aprista está más vigente que nunca! Han sido los retardatarios los equivocados. Hagámoslos de una vez a un lado. Iniciemos la reconstrucción del partido! La nueva historia, la haremos nosotros!


(*) Militante aprista, profesor universitario y escritor. Sociólogo con estudios de Maestría en Políticas Sociales. Su desempeño profesional está centrado en la promoción del desarrollo y la formulación de políticas y programas sociales.

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