4 oct 2012

Alfredo Santa María: Padre y amigo ejemplar


Freddy Ortiz Regis (*)



Compartimos con nuestros lectores un emotivo artículo en recuerdo
del querido, respetado y honorable compañero Alfredo Santa María Calderón (1919 – 2012), recientemente fallecido. Su ejemplo de decencia y entrega por el aprismo son parte esencial de su
esperanzador legado a las nuevas generaciones de militantes del Partido del Pueblo. Nuestro cálido homenaje a don Alfredo, amigo y aprista eterno.


Para quienes tenemos la fe de que la muerte ha sido vencida y que solo nos puede pellizcar mas no destruir, hablar del fallecimiento de un familiar o de un amigo es algo que no nos abate ni nos llena de desesperanza.

Por eso, cuando hace algunas horas mi amigo Manuel A. Ledesma me comunicó el fallecimiento de don Alfredo Santa María Calderón (ASMC) no pude evitar estremecerme por la noticia, pero, así como cuando se entra por un túnel  y nos rodea la oscuridad y luego de unos minutos la luz nos estalla nuevamente en el parabrisas, el consuelo y la esperanza volvieron a mi corazón al recordar que ASMC fue un hombre que vivió en este mundo una vida intensa, marcada por la solidaridad, el trabajo y el amor hacia los demás.

Como ingeniero agrónomo de profesión se consagró al desarrollo de la agricultura en nuestro país, alcanzando éxitos notables en cuanto emprendimiento desplegaba sus conocimientos, alma y corazón. La irrigación Chavimochic es quizá su logro más importante. Como político fue un ejemplo de honestidad, decencia y transparencia en su servicio no sólo a quienes confiaron sus votos, sino también a todo el Perú, al que amó y concibió como una patria pujante, creadora y pícara.

Tuve el honor y el placer de conocerlo personalmente en los últimos años de su vida. Pasados los 85 años derrochaba vitalidad, fuerza y entrega por el progreso de nuestra patria. Por ello trabajamos en una serie de proyectos que iban desde dar  trazo y forma a su vibrante biografía hasta desarrollar estudios sobre la biodiversidad del río Marañón y el aprovechamiento estratégico de los biocombustibles en nuestro país, del que era un ferviente defensor.

De voz enérgica pero paternal, de mirada jovial y de un platicar jamás salpicado por el aburrimiento, ASMC era una caja de sorpresas, de cuya mente salían anécdotas e historias marcadas por la integridad, la solidaridad y el agradecimiento. Siempre decía, cuando conversábamos sobre los problemas que enfrentan a los seres humanos, que la esencia de los conflictos estaba en una defectuosa comunicación.
En efecto, como servidor en muchas instituciones -tanto públicas como privadas- tuvo que asumir el papel de mediador entre las partes en conflicto; por eso, para él, era vital descubrir qué es lo que la gente quiere decir y no lo que externamente expresa. Así lo manifestó en una oportunidad: “El mérito de este servidor consistió en acercarse a la comprensión de lo que la gente realmente quiere decir y no a lo que exteriormente expresa. Por razones que no alcanzo a explicar, la gente del pueblo no siempre es capaz de expresar con exactitud sus emociones y sentimientos. Los hombres y mujeres simples, los que conforman la gran masa de personas que disponen sólo de la energía de sus músculos para echar a andar el mundo, no tienen, paradójicamente, la cualidad de nosotros, los intelectuales, de expresar con agudeza y sin rodeos los deseos del corazón”.

De ASCM se puede escribir mucho y tengo fe que sus descendientes harán realidad la publicación de sus memorias. Pero se quedan en mi corazón su benevolencia, su trato amable y decente, su cariño que sobrepasó en años luz nuestra inicial relación de negocios. Sé el sinsabor que debe estar atravesando su hijo, Alejandro Santa María Silva, y también toda su familia por su partida. Yo también pasé ese trago amargo cuando en 1991 falleció mi padre, pero tuve la gracia de sentir el cariño y la solidaridad de mucha gente, entre ella de los Santa María Calderón.

Me despido de ASMC porque en el reino del amor, del cual él es un fiel súbdito, no existen despedidas, ni llanto, ni clamor, ni dolor. ¡Hasta pronto amigo Alfredo Santa María!


(*) Abogado egresado de la Universidad César Vallejo (Trujillo), periodista, editor adjunto de la revista CO2, colaborador del diario “La Industria”. http://fredoreg.blogspot.com





Alfredo Santa María Calderón aprista de larga y notable trayectoria, en uno de
sus últimos encuentros con los agricultores de Pampas de San Juan (Trujillo). 

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