Freddy
Ortiz Regis (*)
Compartimos con nuestros lectores un emotivo
artículo en recuerdo
del querido, respetado y honorable
compañero Alfredo Santa María Calderón (1919 – 2012), recientemente fallecido.
Su ejemplo de decencia y entrega por el aprismo son parte esencial de su
esperanzador legado a las nuevas
generaciones de militantes del Partido del Pueblo. Nuestro cálido homenaje a
don Alfredo, amigo y aprista eterno.
Para
quienes tenemos la fe de que la muerte ha sido vencida y que solo nos puede
pellizcar mas no destruir, hablar del fallecimiento de un familiar o de un
amigo es algo que no nos abate ni nos llena de desesperanza.
Por eso, cuando hace algunas horas mi
amigo Manuel A. Ledesma me comunicó el fallecimiento de don Alfredo Santa María
Calderón (ASMC) no pude evitar estremecerme por la noticia, pero, así como
cuando se entra por un túnel y nos rodea
la oscuridad y luego de unos minutos la luz nos estalla nuevamente en el
parabrisas, el consuelo y la esperanza volvieron a mi corazón al recordar que ASMC
fue un hombre que vivió en este mundo una vida intensa, marcada por la
solidaridad, el trabajo y el amor hacia los demás.
Como ingeniero agrónomo de profesión se
consagró al desarrollo de la agricultura en nuestro país, alcanzando éxitos
notables en cuanto emprendimiento desplegaba sus conocimientos, alma y corazón.
La irrigación Chavimochic es quizá su logro más importante. Como político fue
un ejemplo de honestidad, decencia y transparencia en su servicio no sólo a
quienes confiaron sus votos, sino también a todo el Perú, al que amó y concibió
como una patria pujante, creadora y pícara.
Tuve el honor y el placer de conocerlo
personalmente en los últimos años de su vida. Pasados los 85 años derrochaba
vitalidad, fuerza y entrega por el progreso de nuestra patria. Por ello
trabajamos en una serie de proyectos que iban desde dar trazo y forma a su vibrante biografía hasta
desarrollar estudios sobre la biodiversidad del río Marañón y el
aprovechamiento estratégico de los biocombustibles en nuestro país, del que era
un ferviente defensor.
De voz enérgica pero paternal, de mirada
jovial y de un platicar jamás salpicado por el aburrimiento, ASMC era una caja
de sorpresas, de cuya mente salían anécdotas e historias marcadas por la
integridad, la solidaridad y el agradecimiento. Siempre decía, cuando
conversábamos sobre los problemas que enfrentan a los seres humanos, que la
esencia de los conflictos estaba en una defectuosa comunicación.
En efecto, como servidor en muchas
instituciones -tanto públicas como privadas- tuvo que asumir el papel de
mediador entre las partes en conflicto; por eso, para él, era vital descubrir
qué es lo que la gente quiere decir y no lo que externamente expresa. Así lo
manifestó en una oportunidad: “El mérito de este servidor consistió en
acercarse a la comprensión de lo que la gente realmente quiere decir y no a lo
que exteriormente expresa. Por razones que no alcanzo a explicar, la gente del
pueblo no siempre es capaz de expresar con exactitud sus emociones y
sentimientos. Los hombres y mujeres simples, los que conforman la gran masa de
personas que disponen sólo de la energía de sus músculos para echar a andar el
mundo, no tienen, paradójicamente, la cualidad de nosotros, los intelectuales,
de expresar con agudeza y sin rodeos los deseos del corazón”.
De ASCM se puede escribir mucho y tengo
fe que sus descendientes harán realidad la publicación de sus memorias. Pero se
quedan en mi corazón su benevolencia, su trato amable y decente, su cariño que
sobrepasó en años luz nuestra inicial relación de negocios. Sé el sinsabor que
debe estar atravesando su hijo, Alejandro Santa María Silva, y también toda su
familia por su partida. Yo también pasé ese trago amargo cuando en 1991
falleció mi padre, pero tuve la gracia de sentir el cariño y la solidaridad de
mucha gente, entre ella de los Santa María Calderón.
Me despido de ASMC porque en el reino
del amor, del cual él es un fiel súbdito, no existen despedidas, ni llanto, ni
clamor, ni dolor. ¡Hasta pronto amigo Alfredo Santa María!
(*) Abogado
egresado de la Universidad César Vallejo (Trujillo), periodista, editor adjunto
de la revista CO2, colaborador del diario “La Industria”. http://fredoreg.blogspot.com
Alfredo
Santa María Calderón aprista de larga y notable trayectoria, en uno de
sus
últimos encuentros con los agricultores de Pampas de San Juan (Trujillo).
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