4 oct 2012

Editorial


Estimados compañeros,

Este editorial expresa nuestro homenaje sincero, cálido y respetuoso al recuerdo de dos insignes militantes del Partido Aprista Peruano que, recientemente, han sido llamados a la Casa del Señor: Alfredo Santa María Calderón y Jesús Echenique Céspedes. Dos integrantes del aprismo, cuyas biografías ciudadanas, trayectorias políticas y paradigmas de vida constituyen referentes del comportamiento que cada aprista debe asumir.

Alfredo Santa María fue un destacado dirigente de La Libertad. Ingeniero agrónomo, gestor de importantes proyectos de irrigación y desarrollo agrario. Parlamentario, autoridad municipal en Trujillo, profesional respetado y, especialmente, un peruano íntegro que –como muchos otros viejos apristas- no pidieron nada a cambio de su heroico sacrificio por los ideales de “pan con libertad”.

Jesús Echenique fue más que un militante y dirigente de nuestra base partidaria. Un padre, amigo y fraterno vecino comprometido con el bien común. Fundador del Comité Distrital de San Borja, ciudadano identificado con su comunidad y dedicado a servir con bondad y docencia moral. Las nuevas generaciones nos inspiramos en su trayectoria y fuimos forjados en su ejemplo.

Una vez más, las banderas del aprismo se inclinan reverentes y fervorosas ante la memoria de tan insignes integrantes del Partido del Pueblo que consagraron sus ilusiones, sueños y aspiraciones a esta gran causa social sin esperar otra recompensa que la limpia satisfacción de haber sido consecuentes con sus principios y convicciones políticas, cívicas y cristianas.

La trayectoria personal, profesional y partidaria de Alfredo Santa María y Jesús Echenique Céspedes nos recuerda que la política debe volver a ser un instrumento para canalizar las demandas sociales de los más necesitados y una tribuna democrática para debatir –con altura y serenidad- los verdaderos temas de índole nacional. La política debe retomar el camino de la decencia, la honradez, la renuncia y la capacidad de desprendimiento que enalteció la existencia de estos dos inmortales apristas a quienes rendimos tributo.

Los partidos políticos requerimos reencontrarnos con la población y, nuevamente, ganarnos la aceptación popular. Por estas consideraciones, los apristas debemos recoger el arquetipo de comportamiento de que quienes han enorgullecido al Partido del Pueblo con su militancia forjando una huella que todos debemos imitar. Nuestro reconocimiento de siempre a tan entrañables amigos y compañeros. ¡En el dolor, hermanos!



                                                                                                                              Arturo Loli Caballero
                                                                                 Secretario  General
Comité  Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano

No hay comentarios:

Publicar un comentario