24 jul 2012
Editorial
Estimados compañeros,
Al cumplirse el primer año de la administración del presidente Ollanta Humala Tasso existe una continuidad en la economía emprendida en el gobierno anterior, demasiadas promesas de campaña electoral incumplidas y visibles desaciertos en la política social. También, indisimulables escándalos de corrupción, un giro político que ha dejado descontento a un importante sector de la población que votó por la “gran transformación”, una escasa capacidad de comunicación presidencial, sumado a los sucesivos cambios ministeriales que brindan una percepción de ausencia de fortaleza y consolidación de la gestión gubernamental.
La nueva composición del gabinete ministerial, juramentado hace unos días, nos deja una reiterada sensación que el jefe de estado solo confía en su íntimo entorno palaciego y lo presenta, en momentos en que se deben adoptar importantes determinaciones políticas, con una falta de capacidad para convocar a otros peruanos con representatividad y liderazgo para integrar el equipo del Poder Ejecutivo.
Por otra parte, en el ámbito interno, en el Partido del Pueblo se han convocado a elecciones internas a nivel regional, provincial y distrital, que implica la renovación total de los actuales dirigencias antes del tantas veces postergado congreso nacional partidario, cuya organización se viene realizando desde hace casi un años.
Desde aquí anhelamos y demandamos, en primer lugar, que las elecciones internas sean supervisadas por observadores de la sociedad civil y organismos veedores en temas electorales, con la finalidad de evitar las reiteradas y válidas denuncias de adulteración del patrón de militantes que daña la precaria democracia interna de nuestro partido y contribuye a la deserción de su militancia.
No podemos dejar de señalar que, a pesar de los avances contenidos en la Ley de Partidos Políticos, todavía tenemos en el Partido Aprista Peruano una tarea pendiente destinada a implementar eficientes mecanismos que posibiliten una jornada electoral transparente, donde la opinión del militante sea respetada. Exigimos -como piedra angular de nuestra democracia interna- una elección de cargos dirigenciales directa en la que un aprista represente un voto y nunca más se realice la elección por listas que daña y limita las justas aspiraciones de apristas honestos y capaces.
A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario del deceso de Víctor Raúl Haya de la Torre reafirmamos nuestra voluntad de seguir su ejemplo inmortal, en todo orden, y trabajar por el gran movimiento popular “que expresa el viejo y hondo dolor nacional”.
Arturo Loli Caballero
Secretario General
Comité Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano
Militantes de la pobreza
Agustín Haya de la Torre (*)
La abdicación de la política ante la religión es un recurso desesperado de un gobierno cuya improvisación lo hunde cada vez más en la confusión y la ineficacia. Los antimineros de Cajamarca les han hecho redactar a los sacros emisarios de Palacio de Gobierno varios folios con las posturas que todos les conocemos. Lo único novedoso es que ahora usan a los curas como mensajeros.
El problema se seguirá agravando si sigue sin caracterizarse de manera más precisa. Quienes usan el lenguaje y las categorías de la guerra fría para calificar a los enemigos de la minería como marxistas leninistas o agentes del comunismo internacional, yerran. Incluso quienes creen que es una campaña del Alba, también se equivocan.
Es probable que muchos de los actores hayan transitado por esas posiciones y que aún las sostengan, pero esas ya no son las ideologías que dominan el conflicto. El comunismo internacional hace tiempo que desapareció y el “socialismo petrolero” -como define Hugo Chávez a su propuesta- es un modelo primario exportador extractivista, igual al que practican muy bien sus socios bolivianos y ecuatorianos, que no solo mantiene intacto el esquema del cual depende el 80 por ciento de sus economías, sino que buscan ávidamente capitales transnacionales.
Los factores ideológicos a los que adhieren tienen que ver con el campesinismo y el creacionismo. La defensa de la economía campesina ante los efectos implacables del capitalismo que disuelve el mundo feudal, se remontan a los debates de Marx con Vera Zazulich y de Lenin con los populistas rusos. La defensa del atrasado modo de vida campesino fue resucitada por Pol Pot que para imponer ese modelo y destruir el capitalismo, dinamitaba bancos y vaciaba las ciudades. Camboya retrocedió a la edad de piedra y los jemeres rojos quedaron registrados entre los mayores genocidas de la historia.
Quien siguió la prédica de los camboyanos fue Sendero Luminoso. Antonio Díaz Martínez, ideólogo de la sociedad campesina, encabezaba personalmente el asalto a las explotaciones agropecuarias más avanzadas en el Ande, asesinando finas cabezas de ganado mejoradas genéticamente. Las calificaba como una malvada penetración imperialista.
Si uno revisa los argumentos y la propaganda de los antimineros se da cuenta de que cada vez con más claridad quieren que el atraso campesino, sus usos y costumbres no se alteren. Sin embargo introducen una variante: que el estado les brinde todos los servicios mientras impiden que se genere la riqueza que lo haga posible.
El otro criterio que se enlaza con el anterior es el creacionismo. De origen bíblico, sirve tanto a la extrema derecha norteamericana, enemiga de la ciencia y el progreso, como a los que creen en las leyendas hebreas de hace veinticinco siglos. De hecho muchas diócesis han reemplazado las vicarías de los derechos humanos por las que defienden los “bienes creados por Dios”.
Esta mezcla ha engendrado un nuevo tipo de fanatismo que convierte a los pobres en militantes defensores de su pobreza.
(*) Sociólogo y doctor en Ciencias Políticas. Fue diputado en dos períodos consecutivos y presidente de la Asociación Civil Foro Democrático (2001 – 2003). Director ejecutivo de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (2006 – 2008).
En el segundo año…
María del Pilar Tello (*)
Ingresamos al segundo año del gobierno de Ollanta Humala en mal de pie de legitimidad como lo vemos en el descenso de su popularidad y en el casi total desgaste del gabinete Valdés percibido como el de la represión y la antipolítica, el del retroceso en el diálogo y la negociación. El nuevo gabinete deberá ofrecer una salida política y económica a la crisis de confianza, con un esquema claro y definido de gobierno para el tiempo que viene.
Estamos ante un aniversario patrio muy distinto del anterior cuando las motivaciones de cambio social eran fuertes. Ahora hay reprobación por las indecisiones del presidente y por el uso de la fuerza que ha dejado lamentables pérdidas humanas. A veinte años de La Cantuta y de Tarata todo lo que huela a violencia y violación de derechos humanos rememora lo que no queremos repetir pero también habla de la incapacidad de cambio en democracia.
Al conjunto de la sociedad le interesa la política en la medida en que sus líderes se exhiban seguros del camino a seguir. En la sociedad existe más pragmatismo que ideología aunque la preferencia está en los valores del progreso y el bienestar junto a la justicia social hoy denominada inclusión.
Tanto la derecha extrema como la izquierda radical parecen no entender al país, sobre todo no tienen la confianza de la juventud que está harta de políticos corruptos que sólo disputan parcelas de poder, esperan líderes que presten más atención a lo que une que a lo que le separa. Demasiados radicalismos y excesos en el pasado dejan paso a un reclamo de moderación, se necesita un discurso de centro que dé respuestas y seguridades sobre la calidad de nuestro sistema político y de nuestra democracia. La prioridad de todos sigue siendo económica, la garantía de un ingreso digno, la defensa de los intereses de los ciudadanos, mejores niveles de vida y de seguridad con menor desigualdad.
Hay una sensación ciudadana de desgobierno que se extiende y es muy peligrosa porque produce un cierto vaciamiento de la democracia y de la representatividad para dejar todo en manos del poderoso caballero don dinero. Sabemos que el poder económico, financiero y multinacional, no es para nada democrático pero la política debería ordenar la economía y no a la inversa como parece haber sucedido en el tema Conga.
Estas celebraciones patrias son una oportunidad de reinauguración de Ollanta Humala con un enfoque equilibrado y centrista. Para ello necesita de los dos polos, de su acercamiento a la derecha hoy instalada en el poder mediático más que en las instituciones y a una izquierda que debería colocarse en un apoyo crítico, al estilo del reaparecido Salomón Lerner, para ser cantera efectiva de cuadros de gobierno.
No estamos aislados. El enfoque global reivindica la política y la democracia con una apuesta por el desarrollo económico eficiente y sostenible para la convivencia y el progreso. Esta orientación debe ser entendida por los países insertados en la globalización. Pero también debemos atender las lecciones que tenemos de este año de gobierno. Queda claro que no puede haber progreso social sin redistribución de la riqueza, que no hay proyecto económico viable sin aceptación social, que los consensos no se imponen con balas. Que la inclusión social es imperativa y debe ser financiada pero el gobierno debe hacer compatibles, de forma equilibrada, los intereses de todas las partes dando prioridad al diálogo y a la negociación. Que los conflictos no desaparecen con fuerza ni voluntarismo, existen y se debe gobernar con ellos.
Y sobre todo debe quedar claro que la tolerancia cero con la corrupción que degrada la democracia no puede ser una bandera que se abandone a mitad del camino.
(*) Periodista, analista política, escritora, docente universitaria, integrante del Comité Técnico de Alto Nivel del Acuerdo Nacional y ex presidenta del directorio de Editora Perú.
Una mirada al desarrollo técnico y producto
Luis Carreño Martínez (*)
En el Perú, como es sabido, tiene un déficit en infraestructura necesaria para darle sostenibilidad al desarrollo y crecimiento económico que vivimos en los últimos años. La apertura de los mercados hace imperativo que avancemos progresiva y sostenidamente de ser un país productor de bienes primarios, a ser un productor de bienes secundarios. Es decir, productos manufacturados, con valor agregado altamente competitivo para ingresar a los nuevos mercados con productos “Marca Perú”, como ellos lo hacen en nuestro país.
Ambas metas que son grandes objetivos nacionales, requieren de la conjunción de diferentes variables para así, lograr las metas propuestas, algunas de las cuales detallamos a continuación.
Infraestructura
Para que los productos manufacturados así como materias primas e insumos a nivel nacional puedan llegar a sus destinos, se requiere una red de comunicación que se inicia con la implementación de carreteras, puentes, caminos, trochas. Para que las ciudades y pueblos puedan generar y desarrollar la tecnología que permita mejorar la productividad, de sus bienes y servicios, van a requerir de infraestructura de saneamiento. Es decir, agua y desagüe, electricidad.
Además, requerimientos derivados de lo primero, como tecnologías para el tratamiento de aguas residuales, cobertura de infraestructura para cubrir el déficit de servicios de salud y educación, vale decir, postas medicas, centros de salud, hospitales, así como colegios, institutos nidos, guarderías, etc.
En el campo del desarrollo de infraestructura productiva, tenemos canales de regadío, reservorios, fuentes generadoras de energía, hídrica, solar, eólica, etc. Además, se requiere desarrollar proyectos en el área del rescate, cultural, histórico, tales como rescate de monumentos históricos, o la generación de infraestructura para el turismo de aventura o vivencial.
Producción de bienes secundarios
La política nacional desarrollada en los últimos años -en lo que respecta a la apertura del Perú a los diferentes mercados del mundo mediante los tratados de libre comercio- nos abre una importantísima oportunidad para el intercambio de productos y la transferencia de tecnología.
Pero, una tarea aún pendiente como se ha dicho en reiteradas oportunidades, es la llamada TLC al interior. Es decir, la necesidad de cubrir el déficit de desarrollo de tecnología y sistemas que aseguren el mejoramiento de la productividad, para lograr ello, es necesario trabajar mucho en la investigación para el desarrollo de nuevas o adaptadas tecnologías así como en la innovación para darle un valor agregado a los productos finales que manufacturamos o a los que en el futuro podamos manufacturar.
Contamos con uno de los elementos más importantes para lograr estas metas que es la capacidad innovadora, creativa y habilidad de nuestros productores, sobre todo los que por la necesidad de crecer en un mercado interno ya competitivo arriesgan en la innovación para el mejoramiento de sus productos. Ejemplos de estos tenemos en las diversas ramas de la producción como la metalmecánica, la carpintería, la agroindustrial, pero necesitamos mejorar más éstas y, especialmente, aumentar nuevas áreas de la producción.
Para esto se hace imperiosa la investigación destinada al mejoramiento y desarrollo de productos. Las empresas demandan socios estratégicos que garanticen que la inversión en la generación de tecnologías y mejoramientos de los sistemas productivos no es un riesgo con alta probabilidad de perder la inversión, sino la posibilidad de mejorar sus productos y su productividad para lograr consolidarse en los mercados en los cuales tienen presencia y expandirse a los espacios que los tratados de libre comercio abren en el mundo.
Trinomio: Desarrollo – universidad – sociedad
Los dos grandes campos descritos confluyen en la necesidad de generar las posibilidades de presentar tanto al sector público, encargado de formular y ejecutar los proyectos de infraestructura, así como el sector privado industrial, encargado de generar desarrollo, empleabilidad y crecimiento económico, una entidad u organismo capaz de darle solución a la problemática planteada con la posibilidad de brindarle la capacidad de solucionar sus problemas a través de la investigación, formulación y desarrollo o ejecución de proyectos, con el respaldo de una institución que brinde las garantías técnicas, económicas, científicas y la infraestructura y necesaria para presentar resultados a los requerimientos de ambos sectores según su tipo de necesidad.
La universidad es, ante esta situación, la entidad capaz de poder brindar los instrumentos para el logro de los grandes objetivos descritos. No olvidemos que en ella confluyen las variables necesarias para garantizar la mejor y más eficiente alternativa de solución a las necesidades del sector público y privado.
El tercer elemento que forma parte de este trinomio es la sociedad. La universidad se proyecta a la sociedad y la lleva de la mano, en el logro de su bienestar y su desarrollo. Cuando se trata de investigar para desarrollar proyectos -tanto públicos como privados- la universidad interactúa con la sociedad y se nutre de ella para alimentarse de la información necesaria para analizarla y sistematizarla en la generación de las mejores soluciones a sus necesidades que se formalizarán a través de los proyectos públicos o privados.
Asimismo, para cerrar este triángulo virtuoso, el estado o la empresa privada logran para si sus objetivos al generar productos y/o servicios orientados a lograr el desarrollo social que se requiere a fin de darle sostenibilidad al crecimiento económico que vivimos. En el caso del sector privado, es menester señalar que si no se logra llegar al estado de bienestar de la sociedad, ésta como mercado no podrá cubrir el 100 por ciento de sus necesidades, muchas de ellas pasan por la satisfacción de gozar de los servicios y/o productos que el sector privado genera, ya sea directa o indirectamente. Una sociedad saludable va dejando de lado las llamadas “enfermedades sociales”, que en estos tiempos ahogan nuestra vida diaria.
(*) Especialista en formulación y ejecución de proyectos públicos y privados, consultor de gobiernos municipales y regionales. Docente universitario y militante del Comité Distrital de San Borja del Partido Aprista Peruano.
El Perú debe abrirse a nuevos mercados
Carlos Arias Echeandía (*)
Si el Perú quiere crecer más rápido. Para ello, debe poner mayor valor agregado a sus exportaciones y solo así podrá impulsar el desarrollo competitivo del sector industrial mejorando su productividad y calidad y teniendo que mejorar las políticas, estrategias y planes y programas.
Esta es una forma de fortalecer las relaciones del sector público y privado y esto le permitirá al Perú tener un mayor precio en sus exportaciones a nivel mundial. Pero, tenemos que estructurar estrategias eficientes para abrir nuevas fábricas concordantes con las necesidades del mercado a nivel mundial.
A continuación me permito sugerir algunas estrategias para abrir mercados. Tenemos que analizar dentro de los sectores que se exportan en lo que más destacamos por ser buenos y tratar de mejorar respetando los estándares a nivel mundial y siendo más competitivos.
También, tenemos que evaluar la demanda y ver que quiere el mercado y que consume el mundo para exportar y dar mayor valor agregado a nuestros productos y servicios.
Igualmente, se requiere evaluar propuestas y seleccionar los productos que tenemos con mayor puntaje por que son buenos. Para esto tenemos que tener una sociedad pública y privada y poder desarrollar un plan estratégico de negocios y poder crecer, 10 o 20 veces más de lo qué estamos.
Hay que coordinar con los diversos organismos internacionales de cooperación, para tener apoyo importante técnico y financiero destinado a mejorar la calidad y productividad.
Por último, se debe fortalecer –de manera prioritaria- el sector productivo mediante reglas claras jurídicamente y administrativamente. La normatividad nacional nítida, establece y consensuada contribuye a brindar un clima de confianza, credibilidad y, por lo consiguiente, atraerá de nuevas inversiones.
Todo esto generara mayor empleo en Perú así como nuevos ingresos de millones de dólares y consolidar su crecimiento en los 15 o 20 años siguientes.
(*) Estudiante de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Garcilaso de la Vega, bachiller en Mecánica de Producción y especialista en Desarrollo Económico y Productivo. Militante del Comité Distrital de San Borja del Partido Aprista Peruano.
Los apristas de 1932 y los de hoy
Alfonso Salcedo Rubio (*)
Coincidiendo con la reciente celebración del 80 aniversario de la histórica Revolución de Trujillo, (7 de julio de 1932) nos complace compartir la oportuna reflexión del prestigioso y respetado compañero Alfonso Salcedo en la que, con acierto y agudeza, nos recuerda la conducta intachable y el sentimiento de hermandad que debe caracterizar y enaltecer a los integrantes del
Partido del Pueblo.
Los aprista del año 32 y sucesivos, jamás eran indiferentes a los ataques que nos venían de afuera. Nunca hacían causa común con nuestros enemigos; en otras palabras, no se fungían de cómplices del anti aprismo.
Ellos practicaban internamente la autocrítica y la mutua crítica y jamás condenaban a un compañero sin haberlo escuchado y sin que tribunales competentes y confiables, lo sentenciaran.
Los apristas del 32, festejaban a los que demostraban su inocencia, y eran sumamente severos con los que delinquían; los apristas del 32 no eran profesionales del insulto irresponsable ni de la ofensa; los apristas del 32 eran practicantes del respeto recíproco.
Los apristas del 32 no eran maniqueos, no dividían al partido entre buenos y malos. No se colocaban siempre ellos en el grupo de los buenos ni descalificaban gratuitamente, situando a otros compañeros en el grupo de los malos para anularlos.
Los apristas del 32, no agredían por encargo. Tenían en cada base un nombre conocido, una trayectoria, un rostro; no atacaban desde la sombra, el anonimato o la distancia.
Claro está que se me va a decir con razón que los apristas del 32 no eran rateros, coimeros, traidores, lobistas. Y yo les contestaría que eso es cierto, que probablemente ahora tenemos algo de ello; pero que los del 32 no generalizaban, no sentenciaban sin juzgar, y no utilizaban ese tipo de calumnias para eliminar competidores, como hoy hace la megacomisión para poner fuera de juego al c. Alan García.
Los compañeros del 32 no practicaban el clientelismo político ni al interior del partido, ni en su relación con boyantes no apristas. Ellos no conseguían votos con dádivas y regalos. Ellos proscribieron el pisco y las butifarras y las farras; costumbre ahora extendida en el partido más de lo suficiente, que todos debemos contribuir a erradicar.
El Perú ha cambiado y el APRA también debe de cambiar, sin olvidar que hay un APRA HISTÓRICA de la que debemos conservar PRINCIPIOS Y VALORES; CONDUCTAS Y ACTITUDES.
Y que, realistamente, ahora estamos frente a las necesidades crear el APRA ACTUAL, que nos obliga a repensar ideas (no ideología), organización y programas, hasta llevarlos al punto en el que se encuentre la pluralidad de nuestros sueños.
Y también pensar en los estatutos, ¿Qué hacemos con los estatutos?
(*) Publicista, autor del libro “Que nunca cese tu capacidad de indignarte” y organizador de seis campañas electorales. Activo promotor de la “Marcha de la Cuatro Suyos” (2000), ex presidente del directorio RTP, ex vice ministro de Turismo y ex asesor presidencial.
La esperanza aprista, la esperanza del pueblo
Luciano Cueva Malásquez (*)
A lo largo de la historia las colectividades humanas se caracterizan -muy al margen del tipo de cohesión o forma de unión- de tener un líder que sobresale al grupo y posee cualidades excepcionales. Este liderazgo que conduce al grupo se hace de manera que procura su desarrollo óptimo y bienestar, procura el establecimiento de la solidez y firmeza del grupo y de la comunidad a la que el líder pertenece.
Es notable la presencia y el grado de responsabilidad, la seriedad de compromiso de un verdadero líder y el grupo. Aquel líder se preocupa y orienta todas sus fuerzas, orienta todo su pensamiento hacía la protección y cuidado del bien común existente en el grupo.
Ahora, situándonos en otro aspecto, la función del grupo para con su líder, podría considerarse o apreciarse desde la cuota de confianza que deposita en su líder, en aquél que los guía. Es decir, el grupo debe tener la total seguridad en la capacidad de su líder y que éste no los va a defraudar.
El líder tiene la responsabilidad de comprender al grupo, de entender a la colectividad con la cual se identifica. De esta manera, cabría la posibilidad de encontrar soluciones a los diversos conflictos y problemas presentes en toda sociedad, sin hacer distingos de la ubicación geográfica en donde puedan presentarse.
Quiero hacer mención que entonces existe una relación de reciprocidad entre el líder y el grupo con la plena intención de lograr un entendimiento que facilite cubrir las necesidades del grupo, mas no desde planos idealistas sino más bien desde una perspectiva completa y absolutamente realista.
Apristas
El ser aprista es tener la obligación de comprender e interpretar la realidad histórica, la contemporaneidad de nuestro espacio - tiempo y creo, por último, el intento o ensayo de visualizar una realidad próxima a concretarse. Considero que el entendimiento del rumbo por donde va el mundo, es un elemento básico para hallar la solución a los problemas que aquejan al país y forman el conglomerado de las demandas sociales.
Una vez realizado este ejercicio de interpretación de la realidad podemos darle al pueblo aquello que llama con tanto anhelo y sueño y responde al nombre de: Esperanza.
El Partido Aprista Peruano posee la sagrada labor -en su condición de grupo líder en una sociedad compleja, heterogénea y plurigrupal- de velar el bienestar social para que tenga un alcance a nivel nacional.
Los apristas somos herederos del pensamiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, más no debe entenderse que es un pensamiento estancado en el tiempo. El pensamiento de jefe y fundador del aprismo debe adaptase a los cambios y giros que toma el mundo y, claro está, sin soslayar la esencia de su pensamiento político que, con modestia, considero se encuentra en la integración continental. La concepción de una realidad geográfica, cultural, étnica, histórica y autónoma representada en lo que denominamos como: Indoamérica.
El aprismo es el depositario de una profunda fe continental, de una misión que es la persecución de un ideal, de conseguir un sueño y lograr su concreta realización consistente en ser la esperanza de una indoamérica unida.
(*) Estudiante universitario, activista cristiano y secretario de Capacitación y Cultura del Comité Ejecutivo Distrital de San Borja del Partido Aprista Peruano.
¿Por qué eliminaron a Yasser Arafat?
Ernesto Gómez Abascal (*)
Los sionistas se negaban a aceptar la devolución de los territorios ilegalmente ocupados hasta las fronteras de junio de 1967, así como la creación de un estado palestino.
A finales del año 2000, el gobierno de William Clinton había agotado sus esfuerzos para alcanzar un acuerdo entre los dirigentes israelíes y palestinos. Intensas negociaciones se estuvieron llevando a cabo en Camp David con la participación del propio Arafat y el premier israelita Ehud Barak.
Los últimos contactos se realizaron en conversaciones por separado en una base militar cercana a Washington en el mes de diciembre, cuando ya había sido electo George W. Bush como nuevo presidente, quien tomó posesión en enero del 2001 acompañado de un equipo de ideólogos de ultraderecha muy vinculados a los intereses sionistas. Una verdadera pandilla de delincuentes políticos.
Un mes después, ganó las elecciones en Israel Ariel Sharón, consumado terrorista con una historia que lo lleva a ser considerado por muchos como un criminal de guerra. Para la causa palestina y para los pueblos del Cercano Oriente, el binomio Bush-Sharón no podía ser peor.
En el proceso de negociaciones que Clinton impulsó hasta el año anterior, se lograron algunos avances, hubo momentos de optimismo, pero al final las posiciones intransigentes de Israel impidieron llegar a acuerdos y Yasser Arafat se mantuvo firme en no hacer concesiones que menguaran los derechos básicos del pueblo palestino. Los sionistas se negaron a aceptar la devolución de los territorios ilegalmente ocupados hasta las fronteras de junio de 1967. Rechazaron también la creación de un estado palestino independiente con Jerusalén oriental como capital y el derecho al regreso de los refugiados.
Para los nuevos gobernantes de Washington y Tel Aviv, estaba entonces muy claro que Yasser Arafat era un obstáculo en sus planes y tendrían que hacer algo para hacerlo desaparecer. Por ello, muy tempranamente, en marzo del 2002, el gabinete israelí lo declaró oficialmente como enemigo, certificando de esta manera que podía ser eliminado y comenzó el hostigamiento militar a sus instalaciones en la ciudad cisjordana de Ramallah.
Tres meses después es el presidente Bush y otros altos dirigentes de su gobierno, quienes lo descalifican públicamente como interlocutor válido en cualquier negociación y exigen que abandone la dirección palestina. En septiembre, blindados del ejército sionista atacan el edificio conocido como “la Mukatta”, donde trabaja y vive el líder palestino, en abierto intento por asesinarlo.
Simultáneamente, se desarrollan intensas presiones y conspiraciones para que se designe una personalidad aceptable por los Estados Unidos e Israel, como negociador, y el 29 de abril del 2003, con la agresión y ocupación de Irak como telón de fondo, en difíciles condiciones, el Consejo Legislativo Palestino designa como primer ministro a Mahmmoud Abu Abbas (Abu Mazen). Ese cargo no existía en la estructura de gobierno, pero es creado para la ocasión. Culmina de esta forma el intento por despojar a Arafat ─a quien mantienen confinado en la Mukatta─, de su poder ejecutivo.
Podían haberlo asesinado con un bombardeo de sus F-16 o con los cañonazos de sus tanques, realmente fue casi un milagro que esto no ocurriera. En el propio edificio donde él se encontraba, otros perecieron. Pero optaron por una variante que no fuera tan escandalosa ante la opinión pública internacional y tan traumática e indignante para el propio pueblo palestino, para quien éste continuaba siendo su dirigente histórico indiscutido.
De momento, esperaban lograr con Abu Mazen, lo que no habían podido obtener de Arafat. Estados Unidos quería dar la impresión de que estaba interesado en resolver el conflicto y de que no era enemigo de árabes y musulmanes, por ello propusieron el plan conocido como “Hoja de Ruta” e hicieron participar al nuevo primer ministro en negociaciones en Akaba, Jordania, donde asistieron también los monarcas de Jordania y Arabia Saudita.
Pero desde la semidestruida “Mukatta”, la sombra de Arafat continuaba proyectándose como un obstáculo a los propósitos imperialistas sionistas y, de ahí seguramente, surgió la variante del magnicidio a través del envenenamiento, que de momento, aparecería como producto de una enfermedad desconocida. Tanto el Mossad como la CIA, tienen recursos y larga experiencia en este tipo de operaciones.
Tuve la oportunidad de ser el último cubano que visitó a Arafat en la propia Mukatta. Allí me invitó a almorzar, todavía no estaba bajo confinamiento y parecía optimista. Había estado reunido con él en distintas ocasiones y a veces en momentos difíciles en Líbano, Siria, Túnez y Argel. Recuerdo que en el encuentro que sostuve con él en esta última ciudad, en momentos en que desaparecía la URSS y el socialismo en Europa del Este, me dijo: “Una ola enorme viene sobre nosotros, debemos mantener la cabeza erguida para no ahogarnos”.
Lo vi dirigir las sesiones de tres reuniones del Consejo Nacional Palestino, el máximo órgano de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en Damasco y en Argel, donde como invitado, tratábamos de contribuir a forjar la unidad interna entre las diferentes organizaciones. El era muy hábil, manejaba como pocos los movimientos tácticos, pero sin perder de vista los objetivos estratégicos. Conocía perfectamente que los derechos inalienables de su pueblo no podían ser entregados y esta convicción la mantenía siempre en alto, aún en las condiciones más difíciles y complejas. Arafat vivo, aún en las circunstancias de aislamiento en que lo mantenían en la Mukatta, continuaba siendo un obstáculo insalvable para quienes querían doblegar el espíritu de resistencia de su pueblo, pues sabía mantener su cabeza erguida.
Después de su asesinato, se recrudecieron los intentos de liquidar la causa palestina. Se estimularon las divisiones dentro de la principal organización que dominaba la OLP, Al Fatah y entre esta y HAMAS, que ganó las primeras elecciones para el Consejo Legislativo, celebradas con plena transparencia. Pero como para los EEUU y sus aliados de Occidente, la democracia es válida solo mientras responda a sus intereses, rechazaron estos resultados. Decretaron un embargo a todas las ayudas y promovieron enfrentamientos fratricidas entre las facciones palestinas, algunas de las cuales ya habían recibido entrenamiento de la CIA y mantenían relaciones de colaboración con el Mossad. Condición exigida por Washington y Tel Aviv para “terminar con el terrorismo y ofrecer seguridad al pueblo judío”.
Fue vergonzoso ver como algunos dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina negociaban y se reunían con los dirigentes sionistas de Israel, mientras los aviones y blindados de estos masacraban al pueblo palestino en Gaza.
Tengo la certeza de que estas cosas no habrían ocurrido de mantenerse Yasser Arafat vivo y como máximo dirigente de la Resistencia Palestina. Por ello, lo asesinaron y en cualquier circunstancia, son los dirigentes imperialistas estadounidenses y los sionistas de Israel, los autores de su muerte.
(*) Ex embajador en varios países del Cercano Oriente, escritor y periodista. Autor del libro “Palestina: ¿Crucificada la justicia?”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)