24 jul 2012

La esperanza aprista, la esperanza del pueblo

Luciano Cueva Malásquez (*)



A lo largo de la historia las colectividades humanas se caracterizan -muy al margen del tipo de cohesión o forma de unión-  de tener un líder que sobresale al grupo y posee cualidades excepcionales. Este liderazgo que conduce al grupo se hace de manera que procura su desarrollo óptimo y bienestar, procura el establecimiento de la solidez y firmeza del grupo y de la comunidad a la que el líder pertenece.


Es notable la presencia y el grado de responsabilidad, la seriedad de compromiso de un verdadero líder y el grupo. Aquel líder se preocupa y orienta todas sus fuerzas, orienta todo su pensamiento hacía la protección y cuidado del bien común existente en el grupo.

Ahora, situándonos en otro aspecto, la función del grupo para con su líder, podría considerarse o apreciarse desde la cuota de confianza que deposita en su líder, en aquél que los guía. Es decir, el grupo debe tener la total seguridad en la capacidad de su líder y que éste no los va a defraudar.
El líder tiene la responsabilidad de comprender al grupo, de entender a la colectividad con la cual se identifica. De esta manera, cabría la posibilidad de encontrar soluciones a los diversos conflictos y problemas presentes en toda sociedad, sin hacer distingos de la ubicación geográfica en donde puedan presentarse.

Quiero hacer mención que entonces existe una relación de reciprocidad  entre el líder y el grupo con la plena intención de lograr un entendimiento que facilite cubrir las necesidades del grupo, mas no desde planos idealistas sino más bien desde una perspectiva completa y absolutamente realista.

Apristas

El ser aprista es tener la obligación de comprender e interpretar la realidad histórica, la contemporaneidad  de nuestro espacio - tiempo y creo, por último, el intento o ensayo de visualizar una realidad próxima a concretarse. Considero que el entendimiento del rumbo por donde va el mundo, es un elemento básico para hallar la solución a los problemas que aquejan al país y forman el conglomerado de las demandas sociales.

Una vez realizado este ejercicio de interpretación de la realidad podemos darle al pueblo aquello que llama con tanto anhelo y sueño y responde al nombre de: Esperanza.

El Partido Aprista Peruano posee la sagrada labor -en su condición de grupo líder en una sociedad compleja, heterogénea y plurigrupal- de velar el bienestar social para que tenga un alcance a nivel nacional.

Los apristas somos herederos del pensamiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, más no debe entenderse que es un pensamiento estancado en el tiempo. El pensamiento de jefe y fundador del aprismo debe adaptase a los cambios y giros que toma el mundo y, claro está, sin soslayar la esencia de su pensamiento  político que, con modestia, considero se encuentra en la integración continental. La concepción de una realidad geográfica, cultural, étnica, histórica y autónoma representada en lo que denominamos como: Indoamérica.

El aprismo es el depositario de una profunda fe continental, de una misión que es la persecución de un ideal, de conseguir un sueño y lograr su concreta realización consistente en ser la esperanza de una indoamérica unida.


(*) Estudiante universitario, activista cristiano y secretario de Capacitación y Cultura del Comité    Ejecutivo Distrital de San Borja del Partido Aprista Peruano.

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