El
mes de octubre habitualmente está caracterizado, a lo largo de la historia
peruana y a partir de la segunda mitad del siglo XX, por golpes de estado,
temblores, terremotos, nacionalizaciones y la tradicional procesión del Señor
de los Milagros. Los peruanos estamos acostumbrados a diversos sucesos
inherentes a este mes.
Pero, al
parecer, este año octubre ha estado “marcado” por agitados acontecimientos
–algunos de los cuales ocupan la edición de Visión San Borja- que han remecido
la siempre turbulenta atmósfera política y social del país. Un conjunto de
episodios en el ámbito político demando la atención ciudadana y,
especialmente, los ocurridos en los últimos días con el exitoso desalojo de los
vendedores del mercado de La Parada y la anunciada realización de la
revocatoria de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán de la Puente.
Pero,
más allá de coyunturas queremos dedicar algunas líneas a rendir homenaje al ex
presidente constitucional del Perú, Fernando Belaunde Terry, dos veces elegido
jefe de estado y cuyos cien años de su natalicio se ha conmemorado este mes.
FBT fue un político cuya honestidad, decencia y convicciones democráticas
debemos todos, más allá de diferencias políticas, reconocer y honrar. Se inició
en la vida política integrando el Frente Democrático Nacional –alianza que integraba
el Partido del Pueblo- en 1945. Como bien afirma nuestro editor Wilfredo Pérez
Ruiz, en su artículo publicado en esta edición “Fernando Belaunde: A tal señor,
tal honor”: “Ha sido el único gobernante –en los últimos
30 años- que ha dejado Palacio de Gobierno sin mancha ni cuestionamiento alguno
en relación a su conducta personal y pública. Jamás tuvo comportamientos
deslucidos, censurables y sórdidos. Su sobriedad y buenas formas lo hacían
merecer el respeto incluso de sus adversarios”.
Para quienes reconocemos la honestidad como
un valor central en quienes actúan en política no podemos dejar de resaltar la
huella dejada por este recordado demócrata que coincide con la actitud diáfana
que enarboló el jefe y fundador del Partido Aprista Peruano, Víctor Haya de la
Torre. Estos peruanos que, probablemente, hayan sido los más ilustres del siglo
XX en el Perú nos recuerdan -con su testimonio de vida- que la política debe
ser una causa noble al servicio de la población y no una actividad sórdida a la
que se recurre para hacer negocio y emplear de manera reprochable las demandas
ciudadanas.
De otra parte, anhelamos que la dirigencia
nacional del Partido del Pueblo asuma una posición coherente frente a los
recientes acontecimientos y, especialmente, se haga realidad la anunciada –y
tantas veces postergada- convocatoria a un congreso nacional extraordinario con
la finalidad de definir la línea política del aprismo en la actual agenda
nacional.
Arturo Loli Caballero
Secretario General
Comité
Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido
Aprista Peruano
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