Estimados lectores,
La actual coyuntura política nos obliga,
nuevamente, a tratar un tema central que debe regir el actuar de quienes están
en política y, especialmente, en aquellos que asumen posiciones de liderazgo en
los partidos políticos. Nos referidos a los últimos cuestionamientos que han
surgido hacia los más diversos líderes con expectativas para las elecciones
generales del 2016.
Un
político, cualquiera que sea su condición, debe exhibir una hoja de vida que
constituya un referente ante la ciudadanía. Los políticos debieran constituirse
en elementos referenciales de lo que tiene que ser la conducta de un ciudadano
identificado con los asuntos públicos. Así de simple.
La
decencia, la transparencia, la credibilidad y la honradez, son valores que
deben estar plenamente insertados en la vida de los hombres públicos que han
conducido los destinos nacionales y con aspiraciones para asumir cargos
expectantes en los destinos de la patria. Más allá de la carga política, de algunas
de las recientes denuncias públicas, es evidente que estamos frente a un
conjunto de líderes nacionales con “techo de vidrio” en cuando a sus bienes
patrimoniales y a las acciones desarrolladas en el ejercicio de la función
estatal.
Quienes
actúan en política saben que estarán siempre expuestos a la fiscalización de
sus actos públicos y privados. De allí la necesidad de hacer de la decencia y
la honestidad una dupla de valores que facilite a nuestra maltrecha “clase
política” reconciliarse con el pueblo y, en consecuencias, volver a ganarse la
confianza, el respeto y la credibilidad perdida, entre otras razones, como
resultado de su sórdido proceder.
En “Visión
San Borja” hemos expresado en reiterados editoriales nuestra firme posición
–sin ambigüedades, ni medias tintas- acerca de algo que para todo buen y leal
aprista es fundamental: la honradez, la austeridad y la decencia. Los valores
que enaltecieron la vida de nuestro jefe y fundador y que, además, debe ser
imitada por todos los actores políticos. Haya de la Torre le dejó al país el
testimonio ejemplar de una trayectoria prístina, pobre y consecuente que deben
recordar quienes conducen los destinos del Partido del Pueblo.
De
otra parte, la reciente determinación del jefe de estado, Ollanta Humala Tasso,
de negar el indulto al encarcelado ex dictador Alberto Fujimori Fujimori, es
una acertada noticia para la salud moral de la república. Esta decisión nos
recuerda que no deben existir beneficios penitenciarios –inspirados en
motivaciones o negociaciones políticas- para aquellos que cumplen justa carcelería por probados actos
de corrupción y violación a los derechos humanos, entre otros hechos, durante
su gestión gubernamental.
Arturo
Loli Caballero
Secretario
General
Comité
Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano
No hay comentarios:
Publicar un comentario