10 jun 2013

Un primero de Junio

Mesías Guevara Amasifuen (*)


Hace 57 años, un 1 de Junio, Fernando Belaunde Terry -con la bandera nacional en mano- irrumpió en la política nacional, enfrentando a la dictadura de Manuel A. Odría. Su aparición estuvo enmarcada en diáfano verbo que explicaba su propuesta de reivindicar la libertad democrática y su emancipación ideológica de concepciones foráneas, así como la importancia de consolidar la integración de nuestro país, desarrollando políticas de estado con una visión de futuro. Su actuación se inspiraba en las tradiciones del Perú antiguo.


Desde entonces creó para los peruanos una ideología a la que llamó “El Perú como doctrina”, sustentando la necesidad de instaurar una sociedad justa, donde haya igualdad de oportunidades para todos. Este pensamiento encendió la pasión por la peruanidad, instando a que los ciudadanos reconozcamos la tradición de un país milenario, que erguido sobre la tradición hidráulica, vial, planificadora y ayuda mutua, nos oriente a alcanzar la conquista del Perú por los peruanos, así como la defensa insobornable de la democracia y la libertad.
La actuación del presidente Belaunde nos enseña el camino que los políticos debemos seguir. Es decir, tener siempre presente que la esencia de la política es el arte de gobernar y de servir; asimismo, que la conducta debe estar orientada por los principios de honestidad e integridad. Esto es importante para devolver la confianza al pueblo peruano en la política y en sus políticos. Más aún cuando vemos los cuestionamientos a los últimos ex presidentes.

Por otro lado, esta propuesta ideológica enfatiza que en nuestro país existe una agenda pendiente con la integración vial, salud, educación, generación de empleo y la consolidación de la identidad nacional. Belaunde afirmó que en nuestro país urge la integración a través de los caminos y de las telecomunicaciones. Sostuvo el reto de consolidar un sistema educativo con dignidad para los educandos y los profesores, la necesidad de fortalecer la actividad agraria, así como a la pequeña y mediana empresa.

La decisiva modernización de la infraestructura, debía ser vista como un medio y no como un fin. La democratización del crédito y el fortalecimiento de la descentralización debían premunirse de un espíritu exportador. En ese sentido, Acción Popular, viene haciendo esfuerzos para consolidarse como una institución al servicio de las grandes mayorías, defendiendo la libertad de expresión, buscando la justa distribución del tener y del saber, para de esta manera afrontar con éxito los desafíos naturales de la época actual.


(*) Secretario General Nacional de Acción Popular.

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