Mesías
Guevara Amasifuen (*)
Hace 57 años, un 1 de Junio, Fernando
Belaunde Terry -con la bandera nacional en mano- irrumpió en la política
nacional, enfrentando a la dictadura de Manuel A. Odría. Su aparición estuvo
enmarcada en diáfano verbo que explicaba su propuesta de reivindicar la
libertad democrática y su emancipación ideológica de concepciones foráneas, así
como la importancia de consolidar la integración de nuestro país, desarrollando
políticas de estado con una visión de futuro. Su actuación se inspiraba en las
tradiciones del Perú antiguo.
Desde
entonces creó para los peruanos una ideología a la que llamó “El Perú como doctrina”,
sustentando la necesidad de instaurar una sociedad justa, donde haya igualdad
de oportunidades para todos. Este pensamiento encendió la pasión por la
peruanidad, instando a que los ciudadanos reconozcamos la tradición de un país
milenario, que erguido sobre la tradición hidráulica, vial, planificadora y
ayuda mutua, nos oriente a alcanzar la conquista del Perú por los peruanos, así
como la defensa insobornable de la democracia y la libertad.
La actuación del presidente Belaunde nos
enseña el camino que los políticos debemos seguir. Es decir, tener siempre
presente que la esencia de la política es el arte de gobernar y de servir;
asimismo, que la conducta debe estar orientada por los principios de honestidad
e integridad. Esto es importante para devolver la confianza al pueblo peruano
en la política y en sus políticos. Más aún cuando vemos los cuestionamientos a los
últimos ex presidentes.
Por otro lado, esta propuesta ideológica
enfatiza que en nuestro país existe una agenda pendiente con la integración
vial, salud, educación, generación de empleo y la consolidación de la identidad
nacional. Belaunde afirmó que en nuestro país urge la integración a través de
los caminos y de las telecomunicaciones. Sostuvo el reto de consolidar un
sistema educativo con dignidad para los educandos y los profesores, la
necesidad de fortalecer la actividad agraria, así como a la pequeña y mediana
empresa.
La decisiva modernización de la
infraestructura, debía ser vista como un medio y no como un fin. La
democratización del crédito y el fortalecimiento de la descentralización debían
premunirse de un espíritu exportador. En ese sentido, Acción Popular, viene
haciendo esfuerzos para consolidarse como una institución al servicio de las
grandes mayorías, defendiendo la libertad de expresión, buscando la justa
distribución del tener y del saber, para de esta manera afrontar con éxito los
desafíos naturales de la época actual.
(*)
Secretario General Nacional de Acción Popular.
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