César
Gutiérrez Peña (*)
Las condiciones políticas para poner en
práctica una vocación totalitaria del gobierno “humalista” son cada día mayores
y las señales que se envían desde el Poder Ejecutivo también apuntan en esa
dirección. Es menester ser vigilantes de la continuidad del sistema democrático
y ejercer una defensa sin desmayo para evitar un estropicio.
Las
aspiraciones a suceder de Ollanta Humala en la presidencia, por parte de
Alejandro Toledo y Keiko Fujimori, hacen imposible que se mantenga una alianza
parlamentaria con sus huestes hasta la próxima elección. A medida que se
acerque el término del mandato, se presentará la necesidad de ruptura para no
aparecer como corifeo de una gestión que llegará sumamente desgastada hacia el
2016.
Por más que se animen a cometer el
despropósito de blindar a Alejandro Toledo para que no sea investigado en el
Congreso de la República o le otorguen el indulto a Alberto Fujimori, cualquier
acuerdo de cogobierno explícito o a hurtadillas será efímero. De otro lado, el
ex presidente Alan García ya está en la oposición, luego del ataque hecho desde
la llamada megacomisión que tiene el propósito de inhabilitarlo para dejarlo
fuera de carrera.
En este escenario la única vía para obtener
leyes favorables para gobernar será ejerciendo una habilidad negociadora en
cada caso, para lo cual necesitarían un parlamentario con la pericia
suficiente, lo que no hay en las filas del oficialismo.
Además de lo descrito no se debe tomar
como una casualidad la decisión tomada en la Comisión de Fiscalización del
Legislativo, que dado que hay que investigar a Toledo, se ha determinado que se
haga lo mismo con Alan y Keiko, a la vez que otro aspirante como César Acuña
también afronta problemas por acusaciones y el ex alcalde de Lima, Luis
Castañeda, anda liado con un caso heredado de su gestión edilicia. Es decir que
solo quedan libres para competir con Nadine Heredia, Pedro Pablo Kuczynski y
Lourdes Flores, fáciles de satanizarlos identificándolos como defensores de los
acaudalados.
A ello se suma el incremento del
presupuesto del servicio de inteligencia, que todo hace indicar que está
relacionado con el seguimiento a los opositores. El panorama para el cierre del
Poder Legislativo está dado, pongámonos en alerta permanente.
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