Wilfredo
Pérez Ruiz (*)
El 5 de junio se cumplen cuatro décadas
de la creación del afamado Parque Nacional del Manu.Uno de los refugios
naturales más atractivos y admirables de la región que sigue concitando la
intensa atracción de la comunidad científica mundial.
He
querido compartir esta nota -después de una investigación durante la que he
tomado contacto con los verdaderos autores que impulsaron la fundación del
Parque Nacional del Manú- con el propósito de dar a conocer los entretelones y
personajes involucrados en la gestación esta singular área protegida. Este es
un homenaje al puñado de conservacionistas que participación en esta hazaña.
En 1963, cuando el conservacionista peruano Felipe Benavides Barreda
(1917 – 1991) estaba de visita en el Museo de Historia Natural de Smithsonian
(Washington) admiró el conjunto de dioramas representativo de las aves de
nuestra selva. Su amigo, el secretario del Smithsonian, Dillon Ripley le
informó que el responsable era el taxidermista y ornitólogo cusqueño Celestino
Kalinowski Villamonte.
Celestino estudió en los laboratorios
del departamento de Zoología del Museo de Historia Natural de Chicago.
Descubrió en la región de Marcapata (1950) un carapacho desconocido hasta
aquella fecha que, actualmente, se denomina en su honor “Drymaeus Coelestini”.
Siempre fue reconocido por la calidad de sus trabajos.
Kalinowski
–quien vivía 28 años en la zona del Manú- se reunió en 1965 con el presidente
del Patronato de Parques Nacionales y Zonales (Parnaz), Benavides, a quien
señaló la importancia de prohibir la entrada al Manú. Tenía información que
madereros, buscadores de oro y cazadores, principiaban a ingresar y, además,
aseguró que era un lugar único en nuestra amazonia y que, por lo difícil de su
acceso, mantenía intactos sus ecosistemas.
Tiempo más tarde, en comunicación del 6
de enero de 1967, Kalinowski señaló a Felipe: “Siempre, en el manifestado
deseo de brindar mi máxima colaboración me permito sugerir que a la brevedad
posible se disponga la medida proteccionista de declarar ZONA RESERVADA, toda
la Hoyada del Manú, que con absoluta seguridad constituye la única zona en la
que todavía exista la fauna y flora casi intacta o virgen, con tal medida, se
iniciaría la formación de los Parques Nacionales que lamentablemente no han
sido ni creados, ni realmente valorizados. La urgencia manifestada, viene
motivada por la presencia en la región referida, de grupos de estudio para la
explotación de madera. Los posibles linderos de la Zona Reservada, serían los
que comprendan desde la quebrada de Juárez, con todos los afluentes que forman
el río Manú desde sus nacientes; y, por la Cordillera, hasta llegar a TRES
CRUCES”.
Este taxidermista -para constatar lo
señalado en su epístola- invitó al prestigioso biólogo británico Ian Grimwood a
visitar el Manú y presentar un informe al presidente del Parnaz y al director
del Servicio Forestal y de Caza del ministerio de Agricultura, Flavio Bazán
Peralta. En su estudio Grimwood escribe emocionado: “...la cuenca del Manú,
es una de las pocas localidades en el Perú que da oportunidad de observar la
vida silvestre en su estado natural en toda su magnitud”. En su escrito
enfatiza la ventaja del Manú, sobre otras regiones de la selva y la sierra, por
conservar todavía poblaciones numerosas del lagarto negro, lobo de río, charapa
o tortuga de río, taruca, oso de anteojos, entre los recursos andinos y
sub-tropicales.
En mérito a esta investigación se
expidió, el 7 de marzo de 1968, el decreto reservando un área de 1`400.000
hectáreas en la cuenca del río Manú, comprendiendo los departamentos del Cusco
y Madre de Dios, para el futuro parque nacional. Seguidamente, se nombró una
comisión integrada por representantes del Servicio Forestal y de Caza, la
Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN) y la dirección de
Colonización, a fin de presentar un proyecto sobre sus futuros límites
definitivos.
A partir de las tratativas iniciadas por
el presidente del Parnaz ante el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), se
recibió la primera donación proveniente de una colecta entre la niñez realizada
en Gran Bretaña ascendente a 100 mil soles. El Parnaz contribuyó ese año con
igual ayuda económica. En julio de 1967, la filial americana del WWF envió una
colaboración de 4,620 dólares y el vice-presidente del WWF Internacional, Lukas
Hoffmann, llegó al Perú con el propósito de ofrecer su cooperación.
El 5 de junio de 1973 se concreta el
Parque Nacional del Manú -mediante D.S. Nro. 644-73-AG- comprendiendo una
extensión de 1`532.806 hectáreas entre los 200 hasta los 4,800 m.s.n.m. De esta
manera, se creaba el parque nacional de bosque húmedo más grande del mundo y el
noveno en extensión.
Parte de su enorme potencial ecológico
lo constituyen aves, reptiles, mamíferos y batracios. Sólo en una extensión de
200 hectáreas fueron identificadas 468 variedades de aves; además, de encontrar
nueve especies de primates, así como pumas, caimanes, gallito de las rocas,
venado de cola blanca y capibara. En su interior habitan numerosos nativos de
las comunidades machiguenga, yaminahuas y amahuacas.
Para impulsar el desarrollo de esta área
natural la Sociedad Zoológica de Frankfurt -a través de la Asociación
Pro-Defensa de la Naturaleza (Prodena), cuyo director ejecutivo era Augusto
Urrutia Prugue- entregó 25 mil dólares por concepto de equipos. Por su parte, la
Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y el WWF participaron con ayuda técnica
y económica para la preparación de su Plan Maestro.
Gracias a la Asociación Prodena se
orientó la administración, organización y capacitación de guardaparques,
gestionándose partidas presupuestales para lograr un adecuado manejo del área.
Esta entidad entregó una red de comunicaciones para la implementación de las
estaciones de Akanaco, Pakitsa, Bocamanú y una estación móvil, en Madre de
Dios, ascendiendo la donación a casi un millón de soles.
Nuevamente,
el interés por conocer este parque se manifiesta cuando un grupo de
destacados científicos vinieron a nuestro país en 1975. La delegación la
integraban Thomas E. Lovejoy, director científico del WWF de los Estados
Unidos, Ann La Bastille, ganadora de la medalla de oro del WWF -por haber
salvado a la famosa ave guatemanteca Quetzal- y
George Woodwel. Fue imposibilitado el viaje del famoso astronauta Nils
Armstrong, quien también estaba invitado. El recorrido -organizado por Felipe
Benavides- llevó a los expertos hasta los límites del parque con el afán de
tener contacto con las colectividades indígenas.
La Bastille escribió para la famosa
revista Audebaun el primer artículo publicado en los Estados Unidos sobre el
Manú. Allí recoge las palabras de Benavides: “Será en el futuro este lugar
maltratado por las invasiones de científicos, turistas y negociantes de la
conservación y nunca más podrán volver a apreciar lo que hoy día admiramos”.
La inspiración de Celestino Kalinowski
continúa mereciendo la expectativa internacional. Diversas revistas europeas
han dedicado ediciones enteras a este recóndito paraíso silvestre. El conocido
cineasta y biólogo británico Tony Morrison, produjo la película “A park in
Perú” (“Los parques en el Perú”), seleccionada entre las cuatro mejores para
exhibirse en la Segunda Conferencia Mundial de la Naturaleza. Esta producción
–dos veces transmitida por la televisión británica y promovida por la BBC de
Londres- muestra la variada cantidad de especies del Manú. Así también, incluye
vistas del emblemático gallito de las rocas.
En nuestro medio la historia suele con
frecuencia ser olvidada o distorsionada. “El
pueblo tiene una picota para quien le miente, pero también, para quien
no le dice la verdad a tiempo”, afirmó el político y pensador cubano José
Martí. Los peruanos debemos conocer, apreciar y valorar a los auténticos
promotores de tan maravilloso escenario natural que contribuye –por su
esplendor y biodiversidad- a afianzar nuestro orgullo e identidad nacional.
(*) Docente, conservacionista, consultor en temas
ambientales, miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del
Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/
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