1 abr 2012

La Responsabilidad Social en el Perú



 

* Wilfredo Pérez Ruiz (*)


 

La compleja relación entre comunidad y empresa, expresado en los conflictos sociales existentes en el país, hacen pertinente discutir los objetivos y alcances de la Responsabilidad Social (RS), entendida como un instrumento que vincula a la organización con sus trabajadores, sus familias y su contexto, a fin de contribuir con su prosperidad. Es una perspectiva que, al margen de satisfacer al consumidor, se preocupa por la colectividad.



Con frecuencia se distorsiona el trato de la compañía con su entorno. Es oportuno esclarecer ciertos conceptos para entender la dimensión de la RS como una cultura destinada ha instituir una buena conexión interna y externa. Baltazar Caravedo Molinari en su obra “Lo social y la empresa a fines del siglo”, sustenta que el vínculo de una organización con su medio se divide en tres categorías: El paternalista o filantrópica, un tipo de trato que efectúa donaciones a asociaciones con el objeto de realizar obras de caridad y asistencia; el inversionista social, que posee una visión de mediano plazo e invierte con predominio en proyectos que generan beneficios para la empresa y la comunidad; el socialmente responsable, se caracteriza por su enfoque de largo alcance del lugar y la comparte con otros actores locales. Destina recursos a proyectos sostenibles e invierte en sus trabajadores para mejorar su rendimiento, identidad y prestigio.

Dentro de este contexto, es interesante la aseveración de Georgina Nuñez R. expuesta en su ensayo “La responsabilidad social corporativa en un marco de desarrollo sostenible”: “La responsabilidad social corporativa ha pasado de ser una actividad estrictamente filantrópica a un elemento central de la estrategia de las empresas tendientes a la construcción de una nueva cultura corporativa. En América Latina, la llegada de multinacionales y la inserción a la economía internacional de los grupos económicos regionales han acelerado el proceso”.

Una compañía más allá de lograr resultados económicos positivos y, por lo tanto, aumentar su rentabilidad, debe ser viable por su aporte al desarrollo sostenible de la zona donde se asienta. La RS es una herramienta estratégica de gestión destinada a forjar canales de comunicación con distintos grupos de interés y construir un “puente” armónico de convivencia.

Fernando Hilbck, ex director ejecutivo de la Fundación Backus afirma: “…Una empresa socialmente responsable, que se preocupa por los demás, evidentemente se preocupa por sus trabajadores. Esto es demostrable a través de las mediciones del clima organizacional. En nuestro caso, en estas encuestas resalta el orgullo que sienten nuestros trabajadores de pertenecer a una gran empresa que se preocupa los por demás. Un ejemplo lo constituye el Programa de Voluntariado Backus, a través del cual los trabajadores realizan labores totalmente desinteresadas, disponiendo de su tiempo libre en beneficio de la comunidad”.

Las entidades con programas de RS hacen inversiones para elevar la productividad de sus integrantes y aseguran su integridad física, emocional e intelectual; adquieren nuevos equipos, los renuevan y utilizan sistemas de seguridad; crean mecanismos para recoger sugerencias de sus colaboradores; optimizan su impacto en la comunidad y en el ambiente; identifican las carencias de su colectividad y buscan satisfacerlas; efectúan cambios para suavizar situaciones de crisis y ofrecen orientaciones al trabajador a fin de encontrar oportunidades de empleo e invierten en las familias de su personal, capacitándolas o brindando atención a sus necesidades.

En el Perú y en las naciones de tercer mundo la RS se orienta, especialmente, a solucionar requerimientos básicos (salud, educación, infraestructura y afines). Las inversiones en programas de RS -en sectores de extrema pobreza- llenan un vacío y sustituye el rol del estado peruano que, como sabemos, está obligado a atender estas reclamaciones. Aunque no siempre éste tiene capacidad para afrontar –de forma efectiva- las demandas ciudadanas, a través de los gobiernos regionales o locales. Al “reemplazar” la compañía al estado, asume un liderazgo social.

En tal sentido, existen empresas extractivas -cuestionadas por sus impactos ambientales negativos a la localidad- con millonarios presupuestos en RS, utilizados para intentar amortiguar los efectos perturbadores de sus actividades y, de esta manera, neutralizar la protesta general. Pues, han convertido esta filosofía en un medio de dependencia mediante la atención de sus exigencias. Un caso emblemático es la corporación minero metalúrgica Doe Run Perú (La Oroya). Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 99 por ciento de los niños de La Oroya tienen niveles de plomo en la sangre que exceden más de tres veces los límites permisibles en los estándares internacionales, afectando su salud y esperanza de vida. Por su fuera poco, según la revista Time, La Oroya es uno de los diez sitios más contaminados del planeta.

Es conveniente que, previa a la confección de los planes de RS, se haga un minucioso análisis de la realidad cultural y económica del sitio y, además, se consulte a sus más representativos interlocutores e instituciones. Habitualmente, las autoridades eclesiásticas son los referentes a tomar en cuenta y su aval será determinante al momento de disminuir posibles desconfianzas de los residentes.

La coordinación y contribución mutua es invalorable en el éxito de la RS. Por ejemplo, en la edificación de un colegio, se asumirá la aportación del pueblo –a través de la mano de obra de sus habitantes- y, por su parte, la corporación ofrecerá el diseño, los medios económicos y el equipamiento. La cooperación de los beneficiados hará realidad una obra que perdurará por encima de la permanencia de la empresa en la zona. Ese es el contraste con el asistencialismo que crea vínculos de dependencia, no favorece el desarrollo y tiene al lugareño “cruzado de brazos” observando como resuelve sus reivindicaciones el capital foráneo.

La RS exhibe una nueva ética corporativa. Un concepto integrado a la visión de las compañías más acreditadas del mundo que entienden como la generación de dividendos financieros está acompañado de la voluntad de respetar a los moradores e incrementar su reputación entre sus distintos públicos a los que se dirige y en diversos niveles con los que se articula.

Permite humanizar el rol de la organización en la sociedad e integrarla en un escenario en donde se desenvuelve haciendo suyos los anhelos de sus habitantes. La RS permite proyectar sus valores fuera del entorno directo de los clientes e integra aspiraciones colectivas.

(*)   Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, miembro del Instituto Vida y ex presidente  del  Patronato  del  Parque  de  Las  Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/



No hay comentarios:

Publicar un comentario