Carlos
Roca Cáceres (*)
Armando Villanueva del Campo ha partido
hacia la eternidad. Tuve el privilegio de estar a su lado en el momento en que
dejó de latir su corazón. Compartí esta dolorosa circunstancia solamente con
Luis Pinillos, médico amigo de la familia, quien también estuvo al lado de Haya
de la Torre ese triste 2 de agosto de 1979 cuando nuestro padre y maestro
emprendió su viaje rumbo a las estrellas.
Nunca
olvidaré estos instantes en los que su fiel compañera de toda la vida, Lucy,
acompañada de su hija Lucía y sus nietos, estrechándole la mano, le reiteraba
el amor profundo que siempre sintió por él. Días antes de que se internara por
última vez en la clínica, Armando en una conversación muy íntima me confesó:
"Le he pedido perdón a Lucy por todo lo que la he hecho sufrir". Es
que ella padeció junto con él la persecución, la cárcel y el destierro. Siempre
a su lado en el dolor pero también en la alegría y sobre todo en la esperanza.
Armando Villanueva nos ha dejado
físicamente. Su cuerpo descansa es paz en el camposanto de El Ángel, al lado de
sus padres y de Manuel Seoane, el otro gran líder del aprismo. Pero su espíritu
se agita ahora más que nunca para recordarnos que todo aprista que quiera ser
digno del partido que fundó Haya de la Torre tiene que ser leal, valiente y
honesto. No puede ser traidor, cobarde o corrupto. Sí, aunque parezca duro y
difícil este es el único camino que debemos transitar para recuperar la
credibilidad de nuestro pueblo y volver a sentirnos orgullosos de nuestro gran
partido. Como lo señaló Haya de la Torre en Trujillo el 8 de diciembre de 1931:
"a Palacio llega cualquiera"... y nos enseñaba que nuestra misión era
llegar primero "a la conciencia del Pueblo: con la luz de una doctrina,
con el amor profundo de una causa de justicia y con el ejemplo glorioso del
sacrificio".
Armando Villanueva fue siempre leal. A
la doctrina y a los principios revolucionarios del aprismo. Siempre
antimperialista, siempre integracionista, siempre defendiendo el rol del estado
planificador de la economía y promotor del desarrollo, siempre preocupado por
las luchas de los trabajadores, siempre comprometido con la unidad de todos los
peruanos para lograr una nueva sociedad con justicia social y libertad. Leal a
Haya de la Torre, quien siempre lo quiso con paternal afecto y leal al partido
al cual se dedicó plenamente dispensándole sus mejores energías.
Armando
Villanueva fue siempre valiente. Valentía que no hay que confundir con la
audacia temeraria de lo irresponsables. Valiente, cuando el 25 de noviembre de
1934, el mismo día en que cumplía 19 años, decidió con otros jóvenes asaltar el
cuartel de Barbones, en El Agustino y afrontar después los 11 largos años de la
"gran persecución". Prisión, exilio... Valiente, cuando desafiando a
las dictaduras regresaba clandestinamente al Perú para trabajar al lado de Haya
de la Torre y alentar con su consecuencia y entusiasmo la resistencia de los
oprimidos. Valiente, cuando sin abandonar sus ideales le extendió la mano a los
adversarios que lo habían hostigado, olvidando y perdonando agravios,
anteponiendo siempre a cualquier beneficio personal los sagrados intereses de
la patria.
Armando
Villanueva fue siempre honesto. Toda su vida estuvo inspirada en el Código de
la FAJ (Federación Aprista Juvenil) de 1934, que establecía normas éticas de
conducta que él nunca quebrantó. Más allá de sus humanos errores siempre
cultivó valores morales. Vivió austeramente sin acumular riquezas ni bienes
materiales. Periodista mesocrático que no usufructuó del poder para hacerse
rico. Honesto, en la línea de Haya de la Torre, él si dejó un legado de
honradez que en estos difíciles días que vivimos, ha merecido no solamente el
reconocimiento emocionado de sus hermanos del partido sino también de la
mayoría de los peruanos que quieren que la política sea dignificada por hombres
como él, que la ejerzan no como un asalto al erario nacional sino como una
forma de servicio a favor de los demás, particularmente de los más necesitados
y de los más pobres.
(*) Discípulo predilecto de Víctor Raúl Haya de
la Torre, ex parlamentario y prestigioso dirigente del Partido del Pueblo.
Actualmente, preside la Secretaría Nacional de Relaciones Internacionales del
PAP.
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