8 may 2013

En defensa del aprismo: Comentarios al libro “Noventa años de aprismo”


Nelson Vásquez Juárez (*)

En su libro “Noventa años de aprismo. Hay, hermanos, muchísimo que hacer”, el ex presidente Alan García Pérez, intenta justificar la orientación política su segundo gobierno, cercana al neo-liberalismo, con citas de libros del creador del aprismo, Víctor Raúl Haya de la Torre. Así, erróneamente Alan García, trata de fundamentar en textos del jefe y fundador del Partido del Pueblo su apoyo a la aprobación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos; asimismo, equivocadamente intenta afirmar que Haya no aprobó las profundas reformas realizadas por el gobierno de Juan Velasco Alvarado.

JUAN VELASCO ALVARADO

Alan García afirma que Haya “más adelante rechazó el aislacionismo proteccionista del gobierno militar de 1968-1980 y lo calificó como la economía del célebre Robinson Crusoe.” Agrega que “más adelante, en 1968, enfrentó (Haya) también a la dictadura militar de Velasco Alvarado, quien pretendía, según algunos, cumplir parte del programa aprista de 1930.”

Sin embargo, Víctor Raúl Haya de la Torre afirmó que el programa de gobierno de Juan Velasco Alvarado era el programa aprista de 1930. Esto lo dijo en los discursos por el Día de la Fraternidad de 1971, 1972, 1973 y 1974; también en su discurso del 21 de septiembre de 1972, con ocasión del 42 aniversario del Partido Aprista Peruano.

Así, Víctor Raúl en su discurso del 20 de febrero de 1971, aseveraba respecto del programa militar, “que el programa aprista perseguido, por el cual habíamos sido nosotros proscritos 40 años, adquiría ahora la vigencia de ser un nuevo guión de reformas y transformaciones, en nombre de una revolución militar.”[1] Y en ese mismo discurso Haya dijo que “y este es el fenómeno de la llamada ‘revolución peruana’: el programa enhestado por la Fuerza Armada en esta época, que hay que reconocerlo y hay que decirlo con gallardía y con sinceridad, es el mismo programa del Partido Aprista de 1931.”

En su discurso del 18 de febrero de 1972, Haya de la Torre señaló que “no queremos que el país retroceda, porque todas las reformas preconizadas, anheladas, proclamadas hoy, pertenecen originariamente a nuestro ideario y son parte inseparable de nuestro previsor programa doctrinario de 1924 y 1931”.

Con ocasión del 42 aniversario del Partido Aprista Peruano, el 21 de septiembre de 1972, el jefe del aprismo, expreso que “simplemente opinamos como ciudadanos que reconocemos que gran parte de este programa es programa originariamente nuestro.”

TRATADOS DE LIBRE COMERCIO

Sobre este tema el ex jefe de estado señala que “Haya de la Torre reconoció los aspectos novedosos y positivos de la ‘Política del buen vecino’ propuesta por Franklin Delano Roosevelt como el ‘paso más importante que haya dado un gobernante de los Estados Unidos a favor de las relaciones interamericanas’ (…) Por tanto, los Tratados de Libre Comercio y Complementación Económica (TLC) establecidos soberanamente con otras naciones, recogen todos los conceptos de la madurez del pensamiento de Haya.”

Lo afirmado por Alan García es erróneo porque Víctor Raúl afirmó que la Política de Buena Vecindad de Roosevelt era la política de un presidente de los Estados Unidos, y que por lo tanto no era una política permanente. Así, Haya en su artículo “El ‘Buen Vecino’: ¿Garantía definitiva?”, afirmó en forma acertada lo siguiente: “Importa, sin embargo, hacerse una simple reflexión: esta política iniciada por Roosevelt hacia los pueblos de Indoamérica no es sino una plataforma de programa de gobierno adoptada por el presidente, tan duradera como el New Deal o como la presencia de Mr. Hull en la Secretaría de Estado. Vale decir, es una política temporal, sin ninguna garantía de perdurabilidad.”
           
Si para Haya de la Torre, la Política del Buen Vecino era una “política temporal, sin ninguna garantía de perdurabilidad”, entonces, no se puede afirmar que los tratados de Libre Comercio “recogen todos los conceptos de la madurez del pensamiento de Haya.” Más aún cuando el propio Haya afirmó que “puede acontecer que el presidente Roosevelt y su partido pierdan la mayoría en las próximas elecciones, y que advenga un republicano del tipo del otro Roosevelt, gran antimonopolista dentro de su país y un perfecto jingo-imperialista fuera de él, quien, según el juicio reciente de un periodista norteamericano, tomó Panamá en una manera que ‘sugiere los métodos de Mussolini’”.

Haya también dijo con gran realismo que “la tesis del Buen Vecino como la doctrina Monroe, puede prestarse en el futuro a múltiples interpretaciones, en algunos casos peligrosas. Su indeterminación, su lirismo, no concuerdan con la ruda realidad de las cuestiones prácticas que ella tiende a absolver. Es un ilustre enunciado, un avizor y generoso propósito, pero, apenas, un paso en el nuevo y ancho camino de las expectativas indoamericanas.”

Por otro lado, el planteamiento aprista “Por la Unidad de Indoamérica”, se sustenta en que los pueblos indoamericanos sólo pueden hacer frente al poderío económico de los Estados Unidos, uniéndose. Así, en el prólogo a las “Obras completas”, fechado 30 de enero de 1977, Haya expresaba que “ante este creciente poder norteamericano, predominante y a veces amenazador, sobre el retrasado conjunto de las divididas y desorganizadas repúblicas de nuestro continente, se había fundado el APRA.” 
Recordaba el jefe del aprismo que la alianza popular de manuales e intelectuales, “ellos constituirán los estados antiimperialistas, futuros integrantes de nuestra federación democrática continental que resolverá “la gran cuestión” de saber tratar con los dos tipos de imperialismo  -el del capitalismo privado y el del capitalismo de estado, hoy en pugna por el poder mundial-  de cuyos peligros expansionistas y bélicos sólo podrá salvaguardarnos la formación de los Estados Unidos de Indoamérica que conformarán la nación de territorio más extenso del planeta y, actualmente, la más poblada después de China”. Agrega Haya de la Torre que “cumplida así la ley histórica de su interdependencia creciente, nuestras hoy aisladas y débiles repúblicas hermanas, al realizar su integración política, podrían coexistir con las grandes potencias industriales, aún antes de culminar su desarrollo cabal.”

Como podemos apreciar, para Haya de la Torre es la unidad de los pueblos indoamericanos la que “resolverá ‘la gran cuestión’ de saber tratar con los dos tipos de imperialismo.” En forma individual cada país no tiene el potencial para tratar adecuadamente con los Estados Unidos. Por eso, no se puede afirmar que están dentro de la línea del pensamiento aprista el suscribir los Tratados de Libre Comercio suscritos en forma aislada con los Estados Unidos y la Unión Europea. 

Otro argumento que señala Alan García para apoyar los Tratados de Libre Comercio es aseverar que “debemos actualizar los conceptos y aceptar que la integración económica y social de nuestro país se viene dando con otros pueblos y economías a través de los tratados de libre comercio” y agrega que “la contigüidad ya no es un principio de integración económica. Lo es mucho más la coincidencia en los intereses y la complementariedad de las economías en su win-win, su ganancia mutua.”

Las afirmaciones de Alan García nos hacen ver que no ha comprendido a cabalidad la propuesta aprista de integración Indoamericana. Por cuanto la doctrina aprista incluye también una visión filosófica e histórica de Indoamerica. El libro de Haya de la Torre “Espacio-Tiempo-Histórico” y “Pueblo Continente” de Antenor Orrego, textos fundamentales de la doctrina aprista donde están las reflexiones filosóficas de estos dos grandes pensadores. Así, Antenor Orrego ha escrito sobre la misión y destino de América, que “nuestro destino surge del pasado maravilloso de la  Vieja América, cuyos gérmenes vitales se han incorporado a nuestro ser, y, luego, de Europa, cuyas esencias dinámicas se han transfundido en nuestra vida, pero que, para nosotros, es pasado, también.” Agrega Orrego que “es la cultura que estamos obligados a crear desde América.”

Además, el filósofo aprista señala que “estamos asistiendo…al renacimiento de la Nueva América en su ingreso a la historia, como factor decisivo de cultura”.  Orrego precisa que “Nuestro destino histórico nos ha llevado al borde de esta tremenda responsabilidad que es nuestra misión. (…) Desde América debe surgir, está surgiendo ya un nuevo humanismo que, por la pulsación ecuménica de la hora en que nace, incluye a todos los pueblos de la tierra en una apertura integral y universal de la conciencia humana, venciendo y superando todas sus limitaciones y oclusiones anteriores, causantes de la presente crisis mundial.”

Y Haya de la Torre en su libro citado dice lo siguiente: “Esta es, en síntesis, la breve reseña del origen y planteamiento de la teoría del Espacio-Tiempo-Histórico, transfondo filosófico de la doctrina aprista y respuesta al interrogante que tantas veces me formulé en los días de mi inquieta adolescencia: ¿Dónde ubicar en un esquema lógico de la Historia el mundo americano, su pasado y su presente, para avizorar su destino?”.

Apreciamos que tanto Haya de la Torre como Antenor Orrego escribieron sobre la filosofía del aprismo, para ambos el tema de la unidad Indoamericana, no sólo era un tema de tema de integración económica, sino que reflexionaron sobre el destino de Indoamericana.

(*) Abogado, integrante del Taller Antenor Orrego y autor de los libros “Haya desde la izquierda” y “Las sombras de Mariátegui – El primer ‘caviar’ de la historia”



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