8 may 2013

Editorial


Estimados lectores,

Hace algunas semanas partió a la Casa del Señor, el querido y respetado líder histórico del Partido Aprista Peruano, Armando Villanueva del Campo. El último integrante de una generación heroica que contribuyó a forjar, con su entrega y sacrificio, los destinos del aprismo auroral y cuyo ejemplo de vida es un referente ejemplar para todos los peruanos.

Armando –a lo largo de su vida- padeció cárcel, destierro, persecución y sin número de sufrimientos por enrolarse –desde temprana edad- en las filas del aprismo. Fue el primer secretario general de la Federación Aprista Juvenil (FAJ) y, además, un dirigente importante en la conducción del movimiento aprista. Fue candidato presidencial en las elecciones generales de 1980.

Su trayectoria le permitió llegar a la presidencia de la Cámara de Diputados, del Senado de la República y a la Presidencia del Consejo Ministros, entre otras trascendentes responsabilidades que asumió en momentos difíciles para el país. Su desempeño se caracterizó por la honestidad y honradez de cada uno de sus actos. Eso es algo que no debemos olvidar en circunstancias de tan profunda crisis moral que lacera la actividad política.

En tal sentido, coincidimos con lo afirmado por nuestro compañero Carlos Roca Cáceres en su artículo “Armando Villanueva: Valiente, leal y honesto” (ver esta edición), al afirmar: “…él si dejó un legado de honradez que en estos difíciles días que vivimos, ha merecido no solamente el reconocimiento emocionado de sus hermanos del partido sino también de la mayoría de los peruanos que quieren que la política sea dignificada por hombres como él, que la ejerzan no como un asalto al erario nacional sino como una forma de servicio a favor de los demás, particularmente de los más necesitados y de los más pobres”.

Fue un peruano austero, sencillo, culto, valiente y perseverante que no ha dejado bienes materiales o riquezas. Solo el ejemplo de una vida dedicada al Partido del Pueblo y a la defensa de los ideales de “pan con libertad”. La epopeya de su legado permanecerá en la retina de nuestros recuerdos y será fuente de inspiración para lograr hacer de la política una noble actividad al servicio de más necesitados de la patria.

Los peruanos tenemos la obligación de aprender de su lealtad con las causas sociales que abrazó y por las que bien vale luchar consagrando una vida sin desmayos, ni abdicaciones. Armando, ha dejado una huella de consecuencia política que nos devuelve la esperanza en el porvenir del aprismo que debe, a pesar de sus problemas internos, volver hacer la esperanza de las mayorías nacionales. Honor y gloria a Armando Villanueva!

                                             
                                                                                                                              Arturo Loli Caballero
                                                                                             Secretario General
Comité  Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano

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