Estimados lectores,
Hace algunas semanas partió a la Casa del
Señor, el querido y respetado líder histórico del Partido Aprista Peruano,
Armando Villanueva del Campo. El último integrante de una generación heroica
que contribuyó a forjar, con su entrega y sacrificio, los destinos del aprismo
auroral y cuyo ejemplo de vida es un referente ejemplar para todos los
peruanos.
Armando
–a lo largo de su vida- padeció cárcel, destierro, persecución y sin número de
sufrimientos por enrolarse –desde temprana edad- en las filas del aprismo. Fue
el primer secretario general de la Federación Aprista Juvenil (FAJ) y, además,
un dirigente importante en la conducción del movimiento aprista. Fue candidato
presidencial en las elecciones generales de 1980.
Su
trayectoria le permitió llegar a la presidencia de la Cámara de Diputados, del
Senado de la República y a la Presidencia del Consejo Ministros, entre otras
trascendentes responsabilidades que asumió en momentos difíciles para el país.
Su desempeño se caracterizó por la honestidad y honradez de cada uno de sus
actos. Eso es algo que no debemos olvidar en circunstancias de tan profunda
crisis moral que lacera la actividad política.
En
tal sentido, coincidimos con lo afirmado por nuestro compañero Carlos Roca
Cáceres en su artículo “Armando Villanueva: Valiente, leal y honesto” (ver esta
edición), al afirmar: “…él si dejó un legado de honradez que en estos difíciles
días que vivimos, ha merecido no solamente el reconocimiento emocionado de sus
hermanos del partido sino también de la mayoría de los peruanos que quieren que
la política sea dignificada por hombres como él, que la ejerzan no como un
asalto al erario nacional sino como una forma de servicio a favor de los demás,
particularmente de los más necesitados y de los más pobres”.
Fue
un peruano austero, sencillo, culto, valiente y perseverante que no ha dejado
bienes materiales o riquezas. Solo el ejemplo de una vida dedicada al Partido
del Pueblo y a la defensa de los ideales de “pan con libertad”. La epopeya de
su legado permanecerá en la retina de nuestros recuerdos y será fuente de
inspiración para lograr hacer de la política una noble actividad al servicio de
más necesitados de la patria.
Los
peruanos tenemos la obligación de aprender de su lealtad con las causas
sociales que abrazó y por las que bien vale luchar consagrando una vida sin
desmayos, ni abdicaciones. Armando, ha dejado una huella de consecuencia
política que nos devuelve la esperanza en el porvenir del aprismo que debe, a
pesar de sus problemas internos, volver hacer la esperanza de las mayorías
nacionales. Honor y gloria a Armando Villanueva!
Arturo Loli Caballero
Secretario General
Comité
Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido
Aprista Peruano
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