Mario Barturén
Dueñas (*)
Tenemos un tema trascendente en la agenda
parlamentaria, la nueva ley
universitaria para reemplazar la antigua y
desactualizada Ley Universitaria 27433,
vigente hace más
de treinta años. Un tema de indudable vigencia e interés nacional.
Lamentablemente, la Comisión de Educación,
Juventud y Deportes del Congreso de la República no sabido crear un clima
propicio de diálogo y respeto. Dicha comisión ha generado situaciones de
agravio, acusaciones y posiciones autoritarias que avizoran enfrentamientos. Invocamos
la serenidad para un intercambio constructivo por la importancia de esta norma que
debe legislar la educación universitaria a la luz de un mundo globalizado que exige
una educación de calidad.
Nuestra comisión congresal está equivocando su
camino y, además, su alta responsabilidad la obliga a cambiar su visión. Su misión es respetar el
diálogo con los estamentos universitarios para comprender la problemática compleja
de una irresponsable creación improvisada de universidades de todo tipo de personerías
jurídicas que hacen urgente uniformar su visión, la que debe visualizar el
futuro, no perder la visión en los problemas presentes, que no tienen importancia
juzgar, la manera de corregir es mirar el futuro como universidades del mundo globalizado.
A despecho del desorden creado, se cuenta con los sistemas de autoevaluación,
evaluación y acreditación para ordenar el sistema universitario, mediante la
calificación de la calidad educativa, a
nivel nacional e internacional.
Con la calificación
educativa se podrá sistematizar el número de universidades calificadas;
pudiendo replantear el funcionamiento de aquellas no calificadas, como
institutos superiores que retroalimentarán a las universidades calificadas, que
formarán profesionales con competencias tecnológicas.
Pero, nosotros consideramos
que la educación técnica debe formar parte de la educación técnica superior
universitaria para articular la formación profesional universitaria con los dos
niveles de la enseñanza tecnológica el pre profesional de la educación técnica
superior y luego el profesional de las competencias universitarias. De esta
manera, fortalecemos ambos trabajos.
Las universidades
calificadas, mediante convenios con el estado, podrán desarrollar la
investigación científica y el desarrollo tecnológico para la innovación y productividad
competitiva para los mercados internos y externos. De esta manera, los recursos
públicos y privados orientados a la investigación tecnológica lograrán una
inversión con alto rendimiento.
(*)
Ingeniero agrónomo, consultor internacional, docente universitario, ex ministro
de Agricultura y con diplomado internacional en Evaluación y Acreditación
Universitaria.
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