1 sept 2013

Apuntes sobre la Comisión de la Verdad

Daniel Parodi Revoredo (*)


“La CVR considera que la causa inmediata y fundamental del desencadenamiento del conflicto armado interno fue la decisión del PCP-SL de iniciar la lucha armada contra el Estado Peruano, a contracorriente de la abrumadora mayoría de peruanos y peruanas, y en momentos en que se restauraba la democracia a través de elecciones libres”. CVR, conclusiones.


En un pasado post señalé –a propósito de los diez años de la CVR- que no se estaba difundiendo testimonios de familiares de militares víctimas del terror. Mi comentario generó reacciones, seguro comprensibles, que asociaron mi opinión con las tesis negacionistas de actores políticos conservadores como Martha Chávez o Rafael Rey. En realidad, mi post lo motivó la experiencia cotidiana de haber conversado el tema en las aulas universitarias. En ellas recogí opiniones de jóvenes hijos de militares o policías que estuvieron delegados a las zonas de emergencia y que no se sienten debidamente reconocidos por la sociedad en los discursos –léase imaginarios, percepciones- que se han diseminado acerca del conflicto interno.

Sobre el particular, quisiera compartir los siguientes dos apuntes:

1. No es cierto que el informe final de la CVR coloque a los militares en condición de igualdad con SL y MRTA, de hecho, dicho informe señala que los grupos subversivos iniciaron la guerra y que son responsables por ella. Lo que no hace la CVR, pues no podría hacerlo, es silenciar los abusos y excesos cometidos por las fuerzas del Estado al combatir la subversión. De hecho, si queremos cerrar las heridas que dejó en nuestra sociedad aquel infausto conflicto debemos partir del reconocimiento de que sí hubo excesos del Estado contra la población, nos guste o no nos guste.

2. No se ha logrado edificar un discurso sobre el conflicto interno que integre en él la versión de los militares y policías. Es decir, un relato a través del cual ellos puedan contar su historia y cómo la vivieron. Con esto no estoy señalando que la CVR omite estos testimonios pues no los omite. Lo que digo es que en el nivel mediático –que es fundamental porque genera la percepción o representación de la realidad- no se ha consolidado un discurso que valore el desempeño de las fuerzas del orden en el conflicto interno y que distinga dicho desempeño general de los excesos cometidos, los que, naturalmente, deben ser conocidos y sancionados.

Alguna vez tuve la grata experiencia de tener frente a mí, sentados juntos, a Edgardo Riveros y Roberto Arancibia, político y militar chilenos que estuvieron de un lado y otro de la vereda durante la dictadura pinochetista. Lo que más llamó mi atención fue la madurez con la que ambos compartieron conmigo su mirada del proceso, alternándose en el uso de la palabra, y mostrándose, recíprocamente, un profundo respeto. Por eso es probable que el problema de memoria del Perú, respecto del conflicto interno, no parta de los contenidos de la CVR, sino de pensar, equivocadamente, que su informe representa el final del proceso de reconciliación que nuestra sociedad requiere.

En realidad, el informe de la CVR debe ser entendido como el punto de partida de un intenso trabajo entre las partes que suponga, por ejemplo, dinámicas grupales con deudos de militares y civiles. Creo que lo que falta, en nuestro caso, es que las diferentes historias del conflicto dialoguen en simultáneo; es decir, que las partes se conozcan, conversen e intercambien sus experiencias. Creo que así pasaremos del “pasado-presente” del conflicto interno al “pasado-pasado”, es decir, a una dimensión temporal en la que finalmente sintamos que lo ocurrido ya pasó para que la sociedad, en su conjunto, pueda superar el trauma y madurar con la lección de tan terrible experiencia.


(*) Licenciado en Historia de la Pontificia Universidad Católica del Perú, escritor, columnista en Diario 16 y La Mula en temas a las relaciones peruano-chilenas, historia y política peruana. Docente en la UPC y la PUCP.

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