Estuardo Muñiz
Estrada (*)
Como es de conocimiento, como resultado de la revocatoria
municipal realizada en Lima fueron destituidos 22 regidores, 20 de Fuerza
Social y 2 de Solidaridad Nacional. En virtud de ello, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) ha
programado elecciones para reemplazarlos.
Se han inscrito
siete agrupaciones: Acción Popular, Somos Perú, Partido Humanista, Partido
Popular Cristiano, Perú Posible, Siempre Unidos y Tierra y Dignidad, ésta
última fachada de quienes respaldan a la actual alcaldesa de Lima. Como para
los elegidos el mandato será de un año, dichas agrupaciones han inscrito en su
mayoría jóvenes y bisoños políticos para que se vayan fogueando.
Como
se está haciendo costumbre el Partido Aprista Peruano no ha presentado lista,
continuando con lo que parece ser su tendencia de participar solo cuando
compite AGP, como si se quisiera guardar fuerzas para ello. Olvidando que las
batallas de los partidos democráticos están en las elecciones, en las luchas
populares defendiendo los intereses del pueblo, levantando sus propuestas y
para ello son importantes las tribunas parlamentarias, regionales, municipales
y la presencia en las organizaciones sociales y sindicales.
Precisamente
los líderes salen de esas confrontaciones, no de cursos acelerados ni de la
capacidad de insultar en las redes en internet. Así fue organizado el partido
de Haya de la Torre, así se fue forjando y haciéndose parte de la sociedad
peruana y en un tiempo, también de la patria grande, Indoamérica. Su presencia
fue tan importante que hasta los dictadores y, por supuesto, los gobernantes
democráticos no podían tomar grandes decisiones sin considerar al Partido del
Pueblo y sin consultar –muchas veces en contra de su voluntad- a sus
dirigentes. El partido era importante por su presencia en el Congreso de la
República -cuando lo había-, en sindicatos, universidades, colegios
profesionales, organizaciones sociales y en la sociedad peruana.
La
inexplicable política de los responsables de la dirección de no participar en
elecciones, no solo nos quita presencia social, sino además desactiva al
Partido del Pueblo, a su organización, propicia el desbande y permite que
enemigos intenten dividir a la militancia, como aquellos que propiciaron las
otrora candidaturas de Ollanta Humala y de Susana Villarán. Mientras sigamos
así y nos limitemos a participar en las redes seremos vulnerables y cada vez
menos partido.
(*) Economista con post- grado en Finanzas y Planeamiento.
Consultor del Instituto Nacional de Desarrollo y de la Municipalidad
Metropolitana de Lima. Ex dirigente estudiantil y secretario general del sector
7mo. del Comité Distrital de La Victoria.
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