Miles de cristianos palestinos y
peregrinos se congregaron en Belén para festejar, cada uno a su manera, la
llegada de la Navidad, que comenzó con la Misa del Gallo junto a la Basílica de
la Natividad.
La Plaza del Pesebre, corazón de la
ciudad, estaba abarrotada este mediodía para presenciar el último tramo de la
travesía desde Jerusalén del Patriarca Latino de Jerusalén, Fuad Twal, máxima
autoridad católica en Tierra Santa. El arzobispo jordano se aproximó a la
iglesia bendiciendo, saludando con la mano entre una nube de incienso y
deseando felicidad a todos en árabe, antes de entrar por la Puerta de la
Humildad, tan pequeña que obliga a cualquiera que la cruza a inclinarse.
Emotiva
ceremonia
Twal concluía así su tradicional
peregrinaje, que comienza escoltado por la policía israelí y continúa por la de
la Autoridad Nacional Palestina (ANP), una vez al este del muro de separación
israelí en el territorio ocupado de Cisjordania.
Como cada 24 de diciembre, Belén
rezumaba la celebración, con muchos jóvenes, tanto cristianos (que suponen un
tercio de la población de la ciudad) como musulmanes, vestidos con sus mejores
galas y bien engominados, ellos, y maquilladas, ellas.
La plaza estaba decorada con un gran
globo con los colores de la bandera palestina y el bordado de una kefia (el
pañuelo típico de la región que popularizó para el mundo Yaser Arafat) en el
que se leía “Merry Christmas” (Feliz Navidad).
Frente a la Basílica, un árbol de quince
metros de altura decorado con numerosas bolas rojas de distintos tamaños y una
estrella de metro y medio en la copa presenciaba en silencio durante horas el
desfile de decenas de grupos locales de boyscouts.
Más de 3.000 pasaron con redobles de
tambores, globos de colores, banderas palestinas junto al belén situado a los
pies del árbol, que encendió la pasada semana el primer ministro de la ANP,
Salam Fayad. El pesebre se convertía en el decorado perfecto de las fotos de
las familias cristianas, peregrinos de distintos países del mundo, vigilados
por una marcada presencia policial.
Para unos, se trata de un día con un
significado religioso fundamental; para otros, de una excusa más para salir a
la calle a olvidar los sinsabores del día a día y la ocupación israelí. Para la
anciana Alexandra Asrak, en cambio, esta Navidad no es especial, sino una de
las muchas en las que se desplaza de su Jerusalén natal a Belén para ver llegar
al Patriarca.
Solo algunos afortunados tendrán un
hueco esta noche en la Misa del Gallo en Santa Catalina, a la que asistirán el
presidente de la ANP, Mahmud Abás, el ministro de Exteriores jordano, Naser
Yuda, y representantes de las potencias europeas custodias de Tierra Santa:
España, Italia, Bélgica y Francia.
Encendió
el Cirio de la paz
Benedicto XVI encendió ayer el Cirio de
la Paz -colocado en la ventana de su apartamento que da a la plaza de San Pedro-
y se inauguró el Portal de Belén, que, como manda la tradición cristiana,
cuenta con la mula y el buey.
La inauguración del Nacimiento y el
encendido del cirio son los dos ritos tradicionales con los que dan comienzo
las celebraciones navideñas en el Vaticano, donde a las 22.00 hora local (21.00
GMT), Benedicto XVI ofició en la basílica de San Pedro la Misa del Gallo.
Este es el cuarto año en el que la Misa
del Gallo se adelanta dos horas para que no se fatigue Benedicto XVI, que tiene
casi 86 años y que hoy oficiará los ritos de la Navidad. El encendido del cirio
es una tradición polaca que seguía Juan Pablo II y que Benedicto XVI continúa.
Cerca una banda de música entonó “Noche de paz”.
Fuente:
Agencia EFE
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