23 may 2012

23 de mayo: Jornada por la libertad de conciencia en el Perú


La jornada del 23 de mayo de 1923 contra la consagración del Perú al corazón de Jesús fue protagonizada por obreros y estudiantes y dirigida por Víctor Raúl Haya de la Torre. El Perú comienza el siglo pasado lleno de lo que hoy se llamarían “conflictos sociales”. Los trabajadores habían logrado la jornada de las ocho horas de trabajo mediante un paro general en enero de 1919. Los estudiantes luchaban contra el conservadurismo y la esclerosis de los claustros, por la reforma universitaria, haciéndose eco del grito de Córdoba, Argentina. En 1921 se funda la Universidad Popular González Prada (UP), un esfuerzo educativo conjunto de obreros y estudiantes sanmarquinos. Los estudiantes iban a dictar cursos a los trabajadores, sin costo alguno, formándose un espacio de diálogo y comunicación obrero-estudiantil.
En 1921 y 1922 Leguía cierra la Universidad de San Marcos, con lo cual los estudiantes, impedidos de ir a clases, tienen más tiempo para dedicarse a dar clases en la Universidad Popular. Para 1923 la UP era toda una institución, tan es así que algunos sindicalistas se quejaban porque la veían con más poder que los propios sindicatos. Según Haya, la UP tuvo entre sus alumnos a cinco mil trabajadores y trabajadoras.



Biblioteca Obrera de Bajo del Puente. Salón de Lectura. Leyendo de pie Manuel Pedraza, obrero de construcción civil. Fundada el mismo año de la U.P. se constituye en los años 20 en uno de los más importantes espacios de debate.

En mayo de 1923 Leguía pretende manipular el sentimiento católico de la población. Consagrando al Perú al corazón de Jesús busca justificar la prórroga de su mandato presidencial. Es denunciado por la prensa, por trabajadores anarquistas, por pastores evangélicos, pero principalmente por Haya de la Torre y la UP. El 23 de mayo Haya pronuncia un discurso ante una multitud de estudiantes sanmarquinos condenando “la imposición del anacronismo clerical en el Perú”. Unos cinco mil estudiantes hartos de dictadura, deseosos de libertad, salen desde la Casona de San Marcos a las calles de Lima, en dirección a palacio de gobierno. Un contingente policial sale a bloquearles el paso, ante lo cual se dividen en grupos más pequeños e insisten en llegar a palacio. La policía a pie y a caballo carga sobre los manifestantes con sables y disparos que matan a dos personas, un obrero tranviario, Salomón Ponce, y un estudiante, Manuel Alarcón Vidalón. Ante estos hechos la Federación Obrera local decreta un paro general.



Haya de la Torre se dirige a la multitud de estudiantes sanmarquinos, que luego marchan por las calles de Lima, al grito de “Libertad. Muera el tirano”.

Al día siguiente se produce otra manifestación estudiantil y los estudiantes llegan a la Plaza de Armas donde Haya pronuncia un discurso. Les dice a los policías No son ustedes responsables de la medida de terror que han masacrado a nuestros compañeros. El culpable es el sombrío tirano que se esconde allí, señalando al palacio de gobierno (un criterio que tiene plena vigencia en la actualidad). Treinta mil personas salen a las calles al sepelio de los dos fallecidos en la jornada de protesta. Ese mismo día el arzobispo de Lima anuncia que se suspende la consagración del Perú al sagrado corazón de Jesús. El movimiento de obreros y estudiantes había triunfado: el poder daba marcha atrás. Haya de la Torre sería arrestado en octubre de 1923 y haría una huelga de hambre de protesta. El régimen leguiísta lo deportaría a Panamá para deshacerse de él.




24 de Mayo de 1923. Trabajadores y estudiantes toman la esquina del Teatro Colón protestando por la muerte de Ponce y Alarcón. Leguía suspendió la ceremonia de consagración.

Este es un hecho muy recordado por los apristas en tanto que representa un evento fundador de lo que años después sería el APRA. De esta jornada surgirían los dirigentes más importantes del partido; la jornada quedó como un hecho simbólico, de culto y admiración al jefe, una tradición interna del APRA, fue una movilización masiva y un hecho de trascendencia nacional. Fue la protesta anticlerical más importante en la historia del Perú.
El Perú no conoció la secularización que sí tuvieron otros países de la región, como, por ejemplo, el Uruguay. El poder de la iglesia católica fue y es prácticamente incuestionable. Ni siquiera los movimientos de izquierdas o los autoproclamados liberales, con algunas excepciones, se han caracterizado por su oposición a este poder. Sin embargo, lo que no hacen las representaciones políticas u otras organizaciones lo hace la propia ciudadanía que día a día “vota con los pies” abandonando la iglesia católica en favor de otras confesiones, o de ninguna, la desprestigiada dirigencia católica actual con su opción particularmente conservadora, politiquera, autoritaria, irrespetuosa de los derechos humanos, de doble moral, sólo parece haber acentuado este proceso. Y otras organizaciones cristianas o no cristianas no es que tengan algo mucho mejor que ofrecerle a la ciudadanía del país. El poder eclesial sigue ahí, incuestionado.



Una multitud de 30mil personas acompañó a los féretros de los muertos en la jornada del 23 de mayo.


El homenaje de la Federación de Estudiantes del Perú a los caídos en la jornada por la libertad de conciencia.










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