28 may 2012

Haya de la Torre: “Un hombre que estaba consagrado a una causa superior”


Nos complace publicar la entrevista realizada por nuestro colaborador Juan Cruz Castiñeiras -para Generaccion.com- al destacado dirigente aprista Carlos Roca Cáceres, discípulo predilecto del jefe y fundador del Partido del Pueblo, quien hace un recuento interesante de la vida de uno de los líderes políticos latinoamericanos más ilustres del siglo XX y también comparte vivencias personales.

¿Cómo fue tu acercamiento al APRA y a esta figura magnánima de Víctor Raúl Haya de la Torre?

Conocí a Haya de la Torre en una gran manifestación en el Paseo de la República el 5 de enero de 1962. Él regresaba de Italia para ser candidato a la presidencia de la república. Me impresionó su oratoria y la organización del partido: los desfiles, las banderas, la música. Fue impresionante para mí, fue un gran manifestación, una de las más grandes realizadas en Lima por razones políticas.
En esa época estaba preparándome para ingresar a la Facultad de Letras de la Universidad Católica del Perú y luego, el año 63, me incorporé al Comando Universitario Aprista (CUA) como Secretario de Cultura.
Después, en 1964 fui a Italia a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Turín pero conversé con Víctor Raúl antes de viajar. Él era un hombre apasionado por la cultura italiana, el arte, la música  y la lírica, había vivido en Roma varios años. Por lo tanto, nos volvimos a ver cuando yo ya estaba allá. En el año 66 estuvimos juntos en Roma, en el año 67 él fue a la Universidad de Turín a dictar una conferencia sobre América Latina y en los años 68 y 69 estuvimos nuevamente juntos, inclusive lo acompañé a la estación de trenes de Roma, a la estación Termini, cuando él partió para Franckfurt para regresar al Perú en febrero de 1969, luego del golpe militar de Velasco.
Me reincorporé al partido en 1969 y trabajé junto a él durante todos esos años hasta su muerte, como miembro del Buró de Conjunciones y luego como dirigente del CEN, secretario general colegiado elegido en el congreso del año 70 y reelegido en el año 74. Después de su muerte, en el año 79 seguí en el trabajo partidario como secretario de Relaciones Internacionales.
Además, tuve una labor importante como miembro de la Asamblea Constituyente. Fui pro secretario-bibliotecario de la Mesa Directiva que presidió Haya de la Torre. Éramos solamente tres apristas: Luis Alberto Sánchez, Jorge Lozada Stambury y yo. Estuve al lado de Haya en el trabajo de la Constituyente. Para mi fue un período inolvidable no solo porque fue el último año de su vida, sino porque fue un tiempo de grandes debates, sobre las grandes ideas y los grandes principios. Nunca podré olvidar la experiencia de la Constituyente.

¿Por qué decidiste ir a estudiar a Italia y que experiencias obtuviste allí?

Escogí Italia porque siempre me interesó su historia y su cultura. Y a pesar que no tengo origen italiano, pues mi familia paterna viene de Cataluña.
Pero nosotros los peruanos hemos tenido siempre admiración por la figura legendaria de Giuseppe Garibaldi que vivió aquí en el Perú y tuvo la ciudadanía peruana. Y también por Antonio Raimondi, el gran estudioso de la realidad, la geografía, la fauna y flora nacional. Estos dos grandes personajes vinculados al Perú a mí siempre me apasionaron. 
Luego hubo también motivos religiosos. Soy católico, apostólico y romano, creo en la Santa Madre Iglesia y creo que mi vocación original era ser sacerdote. No oculto esa inquietud, pero en mi camino se cruzó Haya de la Torre y las ideas del aprismo. Obviamente yo me hice aprista  por los principios y por el ejemplo moral de Víctor Raúl.  Creo que eso fue lo que decidió mi vida.

¿Tiene características de santo Víctor Raúl Haya de la Torre?

Bueno, si la santidad significa vivir de acuerdo con su conciencia al servicio de los demás, yo creo que sí. Siempre he dicho, cuando se hacen tantas misas por el aniversario de su nacimiento o de su muerte, que quizás ya no las necesite, pues debió estar en el purgatorio algún tiempo pero creo que ya goza de Dios. Fue un hombre bueno, desinteresado, un hombre que dejó el ejemplo de esa pobreza casi franciscana que caracterizó toda su vida.

Incluso fue voceado para Premio Nobel de la Paz.

Así es. Incluso sustenté en la Asamblea Constituyente el pedido del Premio Nobel de la Paz para Haya de la Torre. No se logró pero creo que fue un hombre que signó la historia del Perú. Siempre digo: la historia del Perú es: antes de Haya de la Torre y después de Haya de la Torre. Porque el Perú cambió totalmente, la política con sentido de justicia social, con sentido de los derechos humanos y de las libertades, la política nueva o renovada apareció con él.
Creo que en América Latina es un caso también. Si uno revisa los personajes históricos del siglo XX de América Latina, salvo la figura de Fidel Castro bajo un modelo diferente, el modelo de socialismo autoritario, o la figura de Perón en la Argentina con el justicialismo y con Evita.
Aparte de estas dos figuras, Fidel Castro y Perón, no ha habido grandes liderazgos. Claro,  grandes amigos en Venezuela: Rómulo Bentancourt y Carlos Andrés Pérez o en Costa Rica "Pepe" Figueres, y otros más jóvenes como en Argentina Raúl Alfonsín u otros políticos de lo que se llama la izquierda democrática latinoamericana: estoy pensando en José Francisco Peña Gómez de República Dominicana. Pero la gran figura, el gran latinoamericanista, el hombre que hizo de su doctrina no solo un compromiso con el Perú sino con todo el continente, es Haya de la Torre. Yo no creo que haya sido superado por nadie.
Creo que Haya de la Torre es la gran figura latinoamericana que planteó un camino nuevo a nuestro continente, distanciándose tanto de la izquierda comunista como del capitalismo liberal que, obviamente, no cuajaban en sociedades subdesarrolladas como la nuestra que tenían que buscar un camino propio y ese camino es el de la izquierda democrática, es el camino del APRA.

¿Cómo fue tu cercanía a Haya de la Torre en la Constituyente?

Estuve muy cercano a él en la campaña de la Constituyente, comprobando el gran esfuerzo físico y humano que realizó recorriendo casi todo el Perú. Fuimos hasta lugares recónditos, él llevando el mensaje de la nueva Constitución que se tenía que elaborar.

¿Físicamente él estaba bien?

Estuvo bien hasta diciembre de 1978. Le descubrimos el cáncer pulmonar justamente en diciembre. Recuerdo que yo estaba pronunciando un discurso por el trigésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y me llegó un papel de parte de Jorge Lozada Stambury, que era el primer secretario que lo acompañaba siempre en el estrado, diciéndome que terminara porque el jefe no se sentía bien. Pocos minutos después me llegó otro papel de Luis Alberto Sánchez en el que me decía que terminara "por razones obvias".
En ese momento interrumpí mi discurso y se suspendió la sesión. Hubo entonces un pequeño incidente con el PPC porque le tocaba hablar inmediatamente después de mí a Aramburú Menchaca, el internacionalista del PPC, que tenía que intervenir. La sesión abruptamente terminada nos creó un problema y recuerdo que Jorge Lozada tuvo que ir a explicar al doctor Bedoya y a los amigos del PPC que la sesión se tuvo que suspender  porque Haya de la Torre no se sentía bien. Ese día le hicieron una biopsia y desgraciadamente se descubrió que tenía un cáncer pulmonar. 

¿Se podría decir que fue una linda muerte para Haya de la Torre siendo presidente de la Constituyente y firmando la nueva Constitución?

Creo que sí. Murió como presidente de la Asamblea Constituyente que elaboró la mejor Constitución que ha tenido el Perú en toda su historia. Y murió, como podría decir, libre de toda acusación.
Quizás si hubiese sido presidente de la república no sé como hubiese sido su gobierno. Porque él era un hombre tan bueno, tan honesto, tan honrado y tenía un equipo extraordinario. Cuando  pienso en los hombres que rodearon a Haya de la Torre, en los fundadores como Carlos Manuel Cox, Luis Heysen, Manuel Seoane, Luis Alberto Sánchez, Ramiro Prialé o Fernando León de Vivero, o gente más joven como Armando Villanueva o Andrés Townsend, Nicanor Mujica o Luis Rodríguez Vildósola o más joven aún como Carlos Enrique Melgar o Alfonso Ramos Alva. Fueron gente extraordinaria, gente que no tuvo ningún interés en acumular bienes materiales.
Estos que ahora hacen política solamente para enriquecerse y aumentar sus bienes patrimoniales. Haya de la Torre nunca pensó comprarse una casa en Miami o en París. Él siempre vivió austeramente. En Roma vivió en un departamento alquilado muy modesto, que yo conocí después, y en Lima vivió en Vitarte en la casa prestada.
Era un hombre que estaba consagrado a una causa superior. Por eso cuando lo conocí vi en él un ejemplo casi sacerdotal, porque era un hombre consagrado, podría decir exagerando un poco que era un hombre con los tres votos: pobreza, obediencia y castidad.
La pobreza era innegable, la obediencia acatando siempre el mandato de su pueblo y la castidad renunciando a tener una familia, mujer, hijos, para dedicarse completamente al partido.

¿Por qué surgen comentarios maliciosos acerca de la personalidad de Haya de la Torre si fue una persona que se dedicó exclusivamente al bien de su país y de su partido y quizás no tuvo tiempo para formar familia?

Era una personalidad que naturalmente suscitaba celos y envidia. En el Perú hay muchas bajezas. Haya de la Torre era un hombre íntegro que se consagró totalmente al servicio de su pueblo y creo que por eso todos lo quisimos y lo seguimos queriendo.
Haya de la Torre fue un hombre que tuvo detractores pero también suscitó entusiasmos tan grandes como el de los mártires que iban al cadalso y morían fusilados gritando: ¡Viva el APRA! ¡Viva Haya de la Torre! Eso sólo ha sucedido con Haya de la Torre y el APRA.

¿Cómo era la relación que tenía Haya con la religión porque algunos dicen que era una persona muy religiosa, otros dicen que era masón?, ¿Cómo era la parte espiritual de Haya de la Torre?

Creo que era un hombre creyente. Y en los últimos años de su vida, cristiano, católico, apostólico y romano. De eso sí puedo dar testimonio yo.
Él combatió al clericalismo en la época de Leguía, cuando era arzobispo de Lima monseñor Emilio Lissón, que dicho sea de paso creo está en vías de ser declarado Siervo de Dios y después Beato. Por eso creo que él a lo largo de su vida fue un hombre de fe.

Este no fue un error histórico de Haya de la Torre al oponerse a la consagración del Perú al Corazón de Jesús.

No, porque fue una protesta legítima de los estudiantes y de los obreros contra la instrumentalización de la fe religiosa del pueblo peruano.
He tenido después ocasión de conversar con el padre Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación, quien me contó, justamente, que estando con Haya de la Torre en Roma, él le relató su entrevista con monseñor Lissón la víspera del 23 de mayo, cuando le explicó que la protesta estudiantil y obrera no era contra la religión sino contra la dictadura de Leguía.

¿Por qué luego de Haya de la Torre, de este grupo de discípulos, de notables, que se acercaban a Haya de la Torre surge la figura de Alan García y no por ejemplo tu figura o la de tantos otros jóvenes que fueron discípulos del jefe?

Creo que Alan García tenía y tiene, obviamente, extraordinarias condiciones personales. Lo conozco a Alan desde 1969. Haya de la Torre me lo presentó cuando regresé de Europa y nos hicimos amigos. Y somos amigos hasta ahora no solamente por una cuestión doctrinaria o ideológica sino por lo cercanía personal que tuvimos con Víctor Raúl.
Además, Alan es una personalidad muy simpática en el trato personal, muy alegre. Nos unió mucho la música, inclusive, a un himno con la música de la canción popular italiana "Bandiera Rossa", Alan y yo le pusimos letra aprista, por indicación de Haya de la Torre que nos dijo que la "apristizáramos".
Nos gusta la música, el canto y, bueno, hemos sido siempre amigos y lo seguiremos siendo más allá de que quizás no estemos de acuerdo en algunas cuestiones políticas.

¿Por qué sobresale su figura y no la de otros jóvenes?

Porque era el mejor de nosotros. Hay que reconocerlo, hay que ser sinceros. Esa pregunta me la hizo varias veces César Hildebrandt diciendo como era posible que yo, que decían que era el delfín de Haya, ¿no es cierto?, hubiera cedido el paso a Alan. Creo que Alan era el mejor, era un hombre no solamente con gran cultura y conocimiento de los temas nacionales, sino con un innegable carisma personal.

Pero tú eras el más cercano a Haya de la Torre.

Bueno, eso es lo que me dicen los amigos, ¿no?, pero de todos modos lo que puedo decir es que estuve muy cerca de él y gocé de su amistad.
Mi relación con Haya de la Torre no era la relación del jefe al militante, o del jefe al compañero dirigente. Mi relación era casi de padre a hijo, o podríamos decir de maestro a discípulo, una relación mucho mayor que la simple relación político partidaria.
Yo le tenía a él un gran respeto, una gran admiración y un gran cariño. Sabía que era un hombre tan bueno, tan puro, que merecía todo respeto y todo afecto y creo que podría contar mil anécdotas de esa relación. Yo conservo ese recuerdo imperecedero. Signó mi vida, mi vida cambió totalmente con él.

¿Cómo fue tu paso por el Congreso luego de la muerte de Haya de la Torre?, ¿Qué diferencias sustanciales has notado de no tener a un personaje tan importante como Haya de la Torre a tu lado que podía orientarte en las cuestiones políticas?

Fue difícil, creo que todos sufrimos mucho, unos más, otros menos, sufrimos la muerte de Haya de la Torre. Sabíamos que se nos iba para muchos de nosotros un padre, un maestro, un ejemplo. Fue difícil pero nos tuvimos que adecuar.
El trabajo en el Parlamento ya no tuvo la grandeza de la Constituyente. En la Constituyente por el APRA estaba Luis Alberto Sánchez, Ramiro Prialé, Fernando León de Vivero, Andrés Townsend, Javier Valle Riestra; el PPC con Bedoya, Alayza Grundy, Ramírez del Villar, Mario Polar.
En la izquierda marxista tenías a Jorge del Prado, Isidoro Gamarra, Genaro Ledesma, Hugo Blanco. Personalidades de esa izquierda y de los grupos que no eran apristas como Héctor Cornejo Chávez o el General Leonidas Rodríguez.
Después el Parlamento se ha ido devaluando. Lo que ahora vemos es por las fallas de los partidos políticos. El fujimorismo le hizo mucho daño al Perú porque no solamente corrompió al país sino destruyó los valores dentro de los partidos.

¿Se podría decir entonces que hay un punto de inflexión antes y después de la Constituyente sobre todo en el tema legislativo?

Yo creo que sí. Después de la Constituyente ha perdido mucho nivel el Parlamento. Ahora tenemos una sola Cámara cuando deberíamos tener un Senado reflexivo que de alguna manera corrija el trabajo de la Cámara de Diputados.

Pero el partido fue injusto contigo, manosearon una figura tan importante como la tuya ya que ibas a ser candidato a alcalde de Lima y al Parlamento Andino. ¿No notaste maltrato de la cúpula aprista a un histórico como tú?

No sé si histórico, pero creo que cometieron un grave error. El retiro de la candidatura a la alcaldía de Lima fue un gravísimo error. Susana Villarán no sería alcaldesa de Lima, quizás sería Lourdes Flores.

¿O quizás tú?

Quizás...no sé, pero hubiéramos colocado por lo menos ocho o nueve regidores y hubiéramos mantenido nuestro espacio que es el espacio de la izquierda democrática que lo han ocupado otros sectores.
Yo creo que ahí comenzó nuestra crisis. En Lima solo ganamos en Breña y Lurín donde ya teníamos alcaldes apristas y en el resto de los distritos ni un regidor porque faltó la locomotora. Nosotros estábamos haciendo un gran esfuerzo para unir al partido y relanzarlo, estábamos haciendo una buena campaña, hubo mezquindad e ingratitud. No quisiera juzgar a mis hermanos pero cometieron un gravísimo error, y sé que en su conciencia saben que al retirar la candidatura a la alcaldía de Lima dejamos un espacio.

Que luego se pagó al año siguiente en el 2011.

Así es. Creo que otro error fue retirar la candidatura a la presidencia de la república, los partidos políticos nacen para estar presentes, para actuar no para inhibirse.

Y más siendo partido de gobierno.

Todo el mundo dice que el gobierno de Alan García fue un buen gobierno. Se redujo la pobreza, no tuvimos hiperinflación, logramos la estabilidad económica del país, hicimos tantas carreteras, tantas escuelas, tantos hospitales, se repartieron títulos de propiedad, entonces ¿Cómo tenemos cuatro congresistas?, Es el colmo, ¿Por qué?, porque no tuvimos candidato a la presidencia.
Por eso en esta crisis tú estás trabajando de una manera interesante con los jóvenes para adoctrinarlos para que en el partido no vuelvan a cometerse los errores que  están ocurriendo.

Lo que a mí me preocupa es que el partido, lamentablemente, está dejando de ser el partido en el cuál yo siempre creí. El partido de la izquierda democrática, el partido de la honradez, el partido del renunciamiento. Hoy día es un partido electorero.
Solo se mueve porque hay elecciones, porque hay que elegir un candidato, y todo es cuestión de dinero, el que tiene más plata puede hacer más campaña y el que no la tiene está arruinado. Un poco es el mercantilismo, se ha prostituido lo que debe ser el trabajo en el partido.
Eso a mí me duele sobre todo por los jóvenes porque ellos no han tenido la gran espera, ni el martirio de las promociones fundadoras, ni el sufrimiento de la promoción de Armando, la de la FAJ. Por lo menos nosotros tuvimos diez años de larga espera, en cambio estos chicos no.
Llegaron al partido y ya tuvieron chamba y les dieron un puesto en Foncodes, en Cofopri, en "Agua para todos" o en el ministerio tal. Una juventud que no tiene la posibilidad de confrontarse con la tragedia del pueblo peruano.
A eso me estoy dedicando y hemos restablecido la Escuela de Dirigentes junto con Fernando Arias, el esposo de Ilda Urizar, y los integrantes del Buró de Conjunciones, comenzado por el estudio de los cuatro libros más importantes de Haya de la Torre.

Si te piden que seas secretario general para reconstruir al partido, ¿Estarías dispuesto a serlo?

A mí me gustaría, he querido serlo hace mucho tiempo. He sido candidato dos veces a la secretaría general del partido y no me han dejado serlo...

¿Pero ahora puede ser el momento?

No lo sé. El partido tiene que decidir si quiere presentar los mismos rostros que tiene hoy día que son los rostros cuestionados con razón o sin razón, no lo sé, pero ese es el humor de la gente que piensa y siente que tenemos una conducción que no está a la altura del momento histórico que vive el Perú y que vive el partido.
Si queremos presentar las mismas caras que ya están un poquito chamusqueadas, para decirlo en términos fraternos, ya será error del partido. O podemos presentar una nueva generación de gente joven pero honesta, no solo es necesario ser joven, joven pero también honesto.
Y también gente de experiencia que ayude a que el partido retome las banderas de Haya de la Torre. Y que esté limpia, que no tenga juicios pendientes o que le puedan sacar algo porque metió la mano acá o allá.

O que no haya sido sospechoso de ningún ilícito como tu caso.

Así es. Nosotros si logramos eso, el partido dará un gran salto.

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