1 may 2012

Editorial


Estimados compañeros,

La crisis de los partidos políticos constituye una realidad ineludible a la que no debemos resignarnos. Los movimientos políticos cumplen una función importante en la consolidación de la democracia practicándola en su organizacion, hacen pedagogía ciudadana, analizan la realidad local y nacional, presentan alternativas de solución a los problemas colectivos y, no menos significativo, es su rol en la generación del debate sobre asuntos de estado.

No obstante, debemos reconocer los profundos conflictos en los partidos políticos peruanos –desde hace varias décadas- y, especialmente, la prolongado y agudo trance del Partido del Pueblo, a pesar de los favorables resultados alcanzados en su reciente gestión gubernamental. Este dilema, como lo hemos comentado en anteriores editoriales, se agudizó a los pocos meses de instalado el gobierno del Partido Aprista Peruano (2006).
Hace unos días el ex presidente de la república y presidente del Partido del Pueblo envió una comunicación denominada “Carta al aprismo masivo y popular” en la que, en uso de sus libertad de conciencia, hace diversas aseveraciones que han generado respuestas y deliberaciones que, además, han sido propiciados por el autor de la misiva al enviarla de manera pública –por los medios de comunicación- a la militancia aprista, desconociendo los mecanismos institucionales reservados que siempre han caracterizado al partido de la Av. Alfonso Ugarte.

Pareciera que, como es obvio, su intención ha sido asumir una actitud distante del partido y generar las repercusiones que ahora comentamos. Reiteramos que este debate permite al pueblo aprista y a la ciudadanía conocer la posición esclarecedora, en algunos casos, y sumisa y abyecta, en otros, de la dirigencia aprista sobre lo manifestado por AGP. Después de varias décadas un asunto interno del aprismo es ventilado públicamente.

Desde nuestra perspectiva se debe dar fecha definitiva al ya convocado -de manera amplia, transparente y democrático- congreso extraordinario para hacer un balance de la gestión aprista y analizar la crisis interna con miras a su relanzamiento que incluye renovar su dirigencia y retomar el concepto del “partido escuela”, como eje central en la tarea formativa y cívica de nuestro movimiento.

En este aspecto, coincidimos con lo expresado por uno de los más connotados, y leales dirigentes apristas, el c. Carlos Roca Cáceres quien, con la autoridad moral que lo acredita, ha enfatizado la necesidad de retomar la decencia y la entrega en la actuación política siguiendo el ejemplo inequívoco de austeridad, desprendimiento, honradez y consecuencia de nuestro único jefe, Víctor Raúl Haya de la Torre.

Arturo Loli Caballero
Secretario General
Comité Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano

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