Guillermo Olivera Díaz (*)
Los tres, al unísono implícito: el
presidente Humala, su esposa y asesora en la sombra Nadine Heredia y el
ministro Wilver Calle Girón –“sí firmé, pero no tengo nada que ver con esa
posible acta de sujeción”- conviven en un plano de igualdad repudiable respecto
de la famosa acta suscrita
el 13 de marzo de 1999.
El
famoso trío conoció a la perfección esta sujeción escrita –redactada en el Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN)- estuporizante de generales y coroneles a la
pareja criminal que constituían Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori en la
década de los años 90, íncubo y súcubo de un escarapeleante terrorismo de estado
a cargo del Grupo Colina, cuyos miembros están condenados judicialmente y en la
cárcel, tal como su autor el ex jefe de estado.
Los tres que motivan esta nota sintieron
indignación, repudiaron el acta, dijeron que humillaba a las instituciones
castrenses. Sin embargo, los tres están de acuerdo en que el
humillado-humillante e indigno-indignante ministro Calle Girón sea ministro y
prosiga sin rubor con el encargo ministerial. ¿Puede el ayer indigno ser hoy la
antípoda de la indignidad y ocupar un ministerio cualquiera? Me parece que no.
Hay pruebas de que se actúa con dolo. En
un audio propalado por Ideeleradio se escucha decir al candidato Ollanta: “Fue
una vejación y una humillación a las instituciones castrenses la firma de ese
documento. Yo mismo denuncié a los altos mandos que firmaron el acta de sujeción
por indignos”.
Por su parte, Nadine Heredia, el 6 de
marzo de 2006 espetó: “Ollanta hará una limpieza total en las Fuerzas Armadas para
retirar a los mandos militares
que firmaron el acta de sujeción durante el régimen fujimorista”.
El increíble, pero cierto ministro
Calle, con gruesas dosis de cinismo acaba de señalar con frase lapidaria para
él: “No tengo nada que ver con esa posible acta de sujeción”, pese a que todos
lo hemos visto firmándola, ágilmente, sin titubear. ¿Es que alguien en su sano
juicio moral puede afirmar que no tiene nada que ver con la enajenación de su
casa, cuya “posible” minuta de compra-venta hemos observado que la suscribe?
¡Eso ha hecho y dicho Calle entrevistado en la mera calle!
Francamente, lo narrado amerita estar en
el terreno de una vacancia presidencial por “permanente incapacidad moral”, que
la declare el Congreso de la República, tal como lo prevé el artículo 113,
inciso dos de la Constitución Política del Perú, pues a los indignos no se les
hace ministros, ni hay limpieza en las Fuerzas Armadas con quienes la vejaron y
la humillaron con su firma, salvo que la coprolagnia logre poblar el Palacio de
Gobierno.
Nadine es la única que se escapa de esta
vacancia por no tener función pública formal, pues el ministro Calle debe ser
destituido ipso facto, puesto en la merecida calle.
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