Gastón
Acurio Jaramillo (*)
Nos complace compartir las palabras del
prestigioso chef Gastón Acurio en las que
reflexiona acerca del Perú, de sus
grandezas nacionales y ofrece una mirada esperanzadora
en un medio en donde no debiera haber
espacio para la resignación, la apatía, el conformismo y la indiferencia
colectiva que tanto lacera a los peruanos.
Señor,
estamos todos aquí esta mañana para que escuches nuestro ruego. Pero esta vez
Señor, no te pediremos por nuestro Perú. Como hacerlo. Como pedírtelo Señor, si
a nuestro Perú tu ya le diste todo. Porque si hubo un lugar en el que tu
decidiste poner todo lo que cualquier ser humano soñaría tener para alcanzar la
prosperidad para el y su comunidad ese fue el Perú, Señor. Porque aquí,
reuniste todas las riquezas, todas las sangres, todos los climas, todas las
oportunidades para que un día este pedazo de la tierra sea el más hermoso de
los espacios para vivir.
Llenaste sus montañas de oro, plata y
minerales. Pusiste inmensos lagos de gas y petróleo bajo sus selvas, y sobre
ellos, arboles, vegetación y naturaleza infinita. Dibujaste ríos que cortan la
cordillera cargados de energía, bajando a irradiar desiertos que luego se
convertirán en verdes valles. Y nos diste un mar de riqueza infinita, con todos
los peces posibles y toda la abundancia posible. Hiciste que vinieran todos los
hombres y mujeres del mundo a instalarse en nuestra tierra trayendo consigo lo
mejor de sus mundos bajo el brazo. Y vinieron gentes de Europa, de Asia y de
África. Todos a asimilarse y mimetizarse con las antiguas culturas del Perú,
formando un hermoso y envidiable crisol de culturas único en el mundo.
No querido Señor, como podríamos pedirte
aun más por esta tierra. Si en ella tú ya lo pusiste todo. Sin embargo, y a
pesar de todo lo que nos diste, quienes habitamos en ella NO lo hemos sabido ni
podido aprovechar. No hemos podido darle el destino necesario y justo que Tú
soñaste al poner todo ello a nuestro alcance. No hemos podido lograr que toda
esa abundancia y generosidad con la que nos bendeciste haya podido alegrar la
vida de los hombres y mujeres que hoy pueblan nuestra tierra.
Por ello, Señor todo poderoso, estamos
aquí para decir y reconocer con humildad que tu no nos has fallado. Que esta
tierra no nos ha fallado. Somos nosotros los que hemos fallado. Por eso estamos
esta mañana señor, no para pedirte por el Perú sino para pedirte por nosotros.
Por todos los que estamos aquí reunidos y por todos aquellos que hoy a
diferencia de una gran mayoría de compatriotas si tuvieron la suerte de
disfrutarlo todo y de vivirlo todo tal cual tu lo soñaste, para que nos
ilumines y nos haga reconocer y revelar de una vez por todas y para siempre
cual es nuestro verdadero rol en este Perú que tan generosamente creaste.
Te pedimos que nos hagas comprender que
si nos has dado tanto, en un espacio en donde la mayoría tiene tan poco es
porque hay un mensaje y una misión expresa tuya detrás. Que es la de asumir
nuestro rol como lideres. Como hombres y mujeres elegidos para conducir a
nuestro pueblo y nuestro Perú hacia esa prosperidad que tu diseñaste y nos
encargaste hacer realidad. Te pedimos Señor, que nos des la fuerza para
reconocernos como hombres y mujeres de paso en esta larga historia de la
humanidad, cuya misión es entregar nuestras vidas al servicio de las
generaciones futuras, y en ese sentido, que sepamos comprender que habiéndolo
recibido todo ha llegado el momento de darlo todo.
Que, finalmente, ha llegado la hora que
todos demos un paso atrás, renunciando a nuestros sueños mas individuales,
nuestras aspiraciones materiales mas personales, y nos demos la mano para
formar un solo grito, una sola voz, un solo camino que no es otro que el que tu
siempre soñaste y bendeciste para el Perú. El camino de la belleza abrazada a
la justicia, de la prosperidad iluminada por la equidad, del amor tocando la
puerta a todos los hombres y mujeres que aquí habitan.
Señor, lo sabemos, la tarea no es fácil.
Son tantos años en que hemos fallado. Pero nunca es tarde y lo sabes. Aun
estamos a tiempo si es que nos decidimos aquí y ahora todos, cada uno en
nuestro campo de acción, cambiar nuestro destino común para siempre. Lo sabemos
Señor, hemos contaminado tus ríos, hemos vaciado tus montañas, hemos talado tus
bosques, hemos despreciado nuestras diferencias. Y ello a nada nos ha
conducido. Lo sabemos. Nuestros niños en vez de jugar trabajan sin descanso.
Nuestros ancianos mueren olvidados en las puertas de viejos hospitales.
Entonces Señor, si todo eso lo sabemos y
estamos todos aquí para reconocerlo abiertamente y sobretodo para aceptar que
al habernos dado todo, algo mucho más grande esperas de nosotros. Te pedimos Señor
que nos des ese ultimo don que nos lleve a acabar para siempre con esta larga historia
y podamos empezar esa nueva historia que siempre quisiste para este paraíso que
creaste llamado Perú.
Báñanos, por última vez, de humildad
infinita, de generosidad, de solidaridad, de fortaleza de espíritu, de capacidad
de perdón, pero también de inteligencia y astucia para enfrentar a todas las
fuerzas del mal que se desplegaran en esta lucha que nos convoca. Señor, te
pedimos esta mañana por nosotros, los peruanos que tu elegiste para esta ultima
gran batalla, prometiéndote darlo todo y entregarlo todo para que un día cuando
ya no estemos, quienes aquí habiten, puedan contarle a sus hijos y a sus
nietos, que en el Perú se vivieron momentos difíciles, pero que todo eso ya
paso.
Que, finalmente, llegó al Perú, ese
mundo de belleza y justicia que Dios nos entregó y que sus hijos se encargaron
de hacerlo florecer. Te lo pedimos Señor.
(*) Chef,
escritor, empresario e importante impulsor de la difusión de la culinaria peruana
y "Embajador de Buena Voluntad", nombrado por la Unicef.
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