Germán
Luna Segura (*)
Chile vive un intenso y
apasionado proceso eleccionario que ha colocado a las candidatas Michelle
Bachelet y Evelin Matthei frente a un probable triunfo en primera vuelta,
reeditando de alguna manera, la tensa y antigua confrontación entre los
sectores democráticos liderados por el socialismo chileno y la alianza de las
fuerzas conservadoras que a pesar del tiempo y todo lo ocurrido, mantiene vivo
el recuerdo del controversial pinochetismo de la dictadura militar.
Lo descrito cobra mayor
importancia cuando en sentido hondamente histórico y hasta sentimental, Matthei
y Bacheleti representan también los sentimientos encontrados de toda una época,
al ser ambas, hijas de generales de la Fuerza Aérea de Chile que habiendo sido
muy amigos, de pronto se vieron enfrentados tras el golpe de estado de Augusto
Pinochet del 11 de setiembre de 1973, día en el que Alberto Bachelet fue
apresado, cruelmente torturado y apresado precisamente en el mismo lugar donde
el Fernando Matthei era la “autoridad encargada”, bajo falsos cargos de
“traición a la patria” por expresar su lealtad constitucional al derrocado
presidente Salvador Allende.
Pero este mismo proceso saltado por recuerdos y
signos tan sensibles, tiene también componentes trascendentes en la que resalta
la incorporación de líderes jóvenes, muy activos en los últimos años en la
protesta social, quienes refrescan el panorama político, le dan a las agrupaciones
una nueva perspectiva y hablan de un futuro de la política chilena con nuevos
escenarios que permiten vislumbrar el desarrollo y el bienestar de Chile, así
como la superación de épocas de oprobio que permitan volver la política, como
hace mucho tiempo no sucedía, en una herramienta para el ejercicio ciudadano
que permita construir una democracia real.
El socialismo democrático chileno, que lideró la
Concertación, aportó en este sentido y gobernó el país por cuatro períodos para todos, significando
un paso adelante para la construcción de la democracia chilena y para la
imposición de una cultura de respeto por los Derechos Humanos, sin perder de
vista, la consistencia de su propuesta económica que reivindicó la tarea
social, dignificando la nacionalidad.
Trabajo mucho en el campo popular dándole réditos
significativos que le ha permitido reencontrarse con la ciudadanía que vuelve a
apostar por ella, a diferencia del proceso político argentino, porque tiene una
imagen unitaria, fuerza moral y respeto por el pueblo que representa Salvador
Allende, bajo cuyo evocación se logró el pacto de la Nueva Mayoría que
agrupa a fuerzas progresistas de amplia base social y a partidos políticos como
el Partido Socialista, la Democracia Cristiana y el propio Partido Comunista,
movimientos entre los que se siente la ausencia inexplicable de Marco
Enríquez-Ominami quien está mucho más cerca de esta Nueva Mayoría, que de
aquellos que se prestan al juego conservador de dividir la votación de las
fuerzas de izquierda, en desmedro de Bachelet, que según todos los sondeos de
opinión, triunfaría en primera vuelta.
El pacto de la “Nueva Mayoría” presenta para Chile
algo más que un sustancioso programa de reformas programáticas cuyo mayor y
mejor ofrecimiento es poner fin a la constitución de Pinochet, sino la suma de
retos de inmensa significación por la nueva democracia social que ofrece sumar
el cambio del modelo educativo y una serie de reformas tributarias para
financiar los cambios propuestos para reencontrarse con su historia y el futuro
del desarrollo de Chile.
Se abrieron finalmente las anchas alamedas y por
allí pasan los trabajadores de Chile en tránsito a la historia. Hace bien por
eso Michel Bachelet cuando reclama que en Chile “…es el momento de volver a soñar, de volver a creer, de volver a
actuar colectivamente…”.
(*) Intelectual, periodista, escritor y con
estudios en Derecho y Ciencias Políticas. Formó parte de la última generación
que formó Haya de la Torre. Ex director de La Tribuna.
La candidata presidencial y ex presidenta Michel Bachelet,
representante de las fuerzas democráticas de la Concertación, tiene
la mayor opción de ganar la segunda vuelta electoral en Chile.
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