Estimados lectores,
Al momento de cerrar esta edición el
mundo se ha conmovido ante la triste noticia del deceso del líder, ex
presidente sudafricano y Premio Nobel de la Paz (1993), Nelson Mandela a los 95
años. Su partida apena a la comunidad internacional y a todos los hombres y
mujeres que se identificaron con su noble causa: luchar por la igualdad racial,
la tolerancia entre los hombres, la convivencia pacífica y las libertades
ciudadanas.
Fue
uno de los líderes mundiales más importantes del siglo XX, un luchador social
poseedor de un carisma singular y, además, de una firme convicción que le
significó estar preso por 27 años, entre otros tantos padecimientos afrontados
durante su ardorosa existencia. Un hombre de dimensión mundial cuyo legado
deben recoger los estadistas que anhelan un sitio en la historia.
Mandela,
alguna vez expresó: "Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo
otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a sí
mismo un hombre". Una muestra del alto concepto de la consecuencia y
coherencia de sus convicciones políticas que enaltecieron su existencia.
¡Cuánta falta hacen esos gestos en el mundo de hoy!
Renunció
a su derecho hereditario a ser jefe de una tribu xosa y se graduó de abogado (1942).
Dos años después ingresó en el Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento
de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos. Fue uno de los más
destacados líderes de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a
constituir el grupo dominante del ANC. Su ideología era un socialismo africano:
nacionalista, antirracista y antiimperialista.
En 1948
llegó al poder el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial
creando el régimen del apartheid. Bajo la inspiración de Gandhi, el ANC
propugnaba métodos de lucha no violentos: la Liga de la Juventud (presidida por
Mandela en 1951-52) organizó campañas de desobediencia civil contra las leyes
segregacionistas. La persecución, la cárcel y las adversidades serían parte
inherente en su existir.
Nuestro
homenaje a Nelson Mandela a quien evocamos en esta hora dolorosa con sus
propias palabras: "La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho
lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar
en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la
eternidad". Honor y gloria a este gran apóstol de la paz, la fraternidad y
la igualdad.
Arturo Loli Caballero
Secretario
General
Comité
Ejecutivo Distrital de San Borja
Partido Aprista Peruano
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