29 dic 2013

In memoriam de Aristóteles Picho



La actuación fue su pasión. Tanto, que ni una severa afección a la médula espinal impidió que continúe sobre las tablas. Aristóteles Picho (1957 - 2013) ha partido. Nos deja una honda pena en el corazón, pero la intensa alegría de haberlo conocido, de haberlo aplaudido, de haberlo admirado. El ministerio de Cultura le rinde tributo, sereno y sincero.

Estudió en la  Escuela Nacional de Arte Dramático. Generoso, lúcido, sencillo, tímido. El también docente universitario le confesó a una redactora de un medio local que a él lo animaban mucho las cosas que le causaban dificultad. “No me hacen perder la voluntad ni todo lo que quisiera hacer. Ante la dificultad se trata de crecer”, sostuvo.
La fortaleza le vino de familia, de su natal Huancayo. Siempre mostró su reciedumbre indomable. Desde esa interesante caracterización del Boa, en la cinta de Francisco Lombardi, La ciudad y los perros, basada en la primera novela de nuestro Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Siguieron interpretaciones memorables. Hasta aquella del Sinchi, en la segunda versión de Pantaleón y las Visitadoras, también basada en una novela de Vargas Llosa.

Picho declaró hace más de año y medio que le aquejaba el Síndrome Cordonal Posterior, una lesión que se le presentó debido a una fiebre que superó los 41 grados y que originó un golpe de calor en la medula espinal. Le afectó los movimientos de sus extremidades. Requirió de una silla de ruedas para movilizarse. Aun así. Continuó con su lucha y con su pasión por el arte.

El teatro y el cine peruanos continuaron recibiendo sus colaboraciones. Encontró en la docencia un nuevo mundo que lo hacía reflexionar y descubrir a las nuevas generaciones. Más de treinta años de carrera. No le importaba que pasara el tiempo. No le preocupaba. Simplemente vivía. En la ficción, en la vida real. Aristóteles Picho fue nombrado por el ministerio de Cultura como Personalidad Meritoria de la Cultura en el 2013.

Picho falleció el 21 de diciembre de un paro cardíaco, tras luchar durante varios años contra un complicado mal que le impedía movilizarse con facilidad. El actor sufrió del síndrome cordonal posterior, que afectó su médula espinal. El artista contó anteriormente que contrajo el mal en 2011, cuando una fiebre de más de 41 grados le produjo “un golpe de calor en la columna”, lo que dañó la sensibilidad en sus miembros inferiores y superiores.


Fuente: Ministerio de Cultura

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