Paul
Pilco Castañeda (*)
El crecimiento económico sostenido en
nuestro país viene dándose desde hace aproximadamente más de dos décadas. De
ese crecimiento, el 80 por ciento es generado por el sector privado. En estos
últimos años existe una mayor inversión en salud del sector privado.
Las
metas del Plan Bicentenario -el Perú hacia el 2021- incluyen duplicar el
ingreso per cápita, disminuir la pobreza a menos de 10 por ciento, eliminar la
mortalidad infantil y la desnutrición crónica y mejorar la calidad educativa, la
cobertura de salud y la seguridad social.
Lamentablemente, nos encontramos muy
lejos de lograr estos objetivos respecto al sector salud ya que el porcentaje
de la población que cuenta con seguro de salud es aproximadamente 68 por ciento,
del cual el Seguro Integral de Salud (SIS) tiene el 40 por ciento, la Seguridad
Social (ESSALUD) el 22 por ciento y el 6 por ciento tiene algún seguro privado.
Es decir, aún existe 32 por ciento de la población que no cuenta con un seguro
de salud.
En el ministerio de Salud (Minsa) la
gerencia de las unidades ejecutoras es ineficiente, trayendo consigo que en
muchos hospitales falte infraestructura, exista déficit de equipamiento y gran
capacidad ociosa. Además, las salas de operaciones y consultorios externos no
funcionan en los turnos vespertinos, entre otros, generando un gasto fiscal
elevado.
Sería formidable que la población que
está en pobreza esté cubierta al 100 por ciento ya que sería la mejor inversión
en salud pública; sin embargo de los 12 millones de beneficiarios del SIS el 99
por ciento son subsidiados. Es decir, no pagan nada, lamentablemente existe una
elevada filtración debido que muchos de estos beneficiarios podrían estar bajo
la modalidad semi contributivo y así buscar la auto sostenibilidad de esta
política pública de salud dentro del marco del aseguramiento universal.
En el sector privado, las compañías de
seguros han comprado la mayoría de clínicas y ahora brindan un servicio en
salud completo, incluso, con la nueva legislación, este servicio privado puede
ofrecer la prestación a las instituciones públicas a través de las Asociaciones
Público Privadas (APP) que genera una nueva oportunidad de mejorar la atención a los pacientes o usuarios y que
estos queden realmente satisfechos.
Los usuarios en el sector privado
tampoco se encuentran totalmente satisfechos ya que no encuentran citas
próximas en las consultas externas debido a la gran demanda, además la calidad
de la atención se ve cuestionada debido a atenciones rápidas y a veces
superficiales, los costos de los servicios y medicamentos son altos y
sobrevalorados por las clínicas a las aseguradoras por lo que fácilmente llegan
al límite de la cobertura (casos complicados) y, como consecuencia, luego el
usuario tiene que pagar de su bolsillo por los gastos “extras” generados.
Ante todo esto: ¿Dónde está la
Superintendencia Nacional de Aseguramiento en Salud (Sunasa)? (cuya función es
velar por el servicio y condiciones de salud de los pacientes) como vemos,
brilla por su ausencia. El problema no se encuentra sólo en la insatisfacción
de los pacientes sino también en los
profesionales de la salud, ya que los cálculos de los costos de su servicio
no se han visto renovados desde hace aproximadamente 30 años y el servicio
profesional médico que es la parte fundamental de todo el movimiento económico
que genera la prestación de salud, se encuentra desvalorizado.
Los precios de los medicamentos, los
servicios y los honorarios profesionales lo rige el libre mercado, pero no debe
pasar por la desvalorización del trabajo médico. La economía actual se
encuentra en desaceleración y hasta el momento vemos al gobierno con una
política asistencialista sin buscar la auto sostenibilidad en relación a la
salud. En resumen debe considerarse en la reforma de salud algunos de los
siguientes aspectos.
La inversión pública de salud subsidiada
debe ser focalizada principalmente en las zonas identificadas con el mayor
índice de pobreza e invertir en los centros de atención primaria y en
hospitales regionales con mejoramiento en infraestructura y con capacidad de
resolución de las principales dolencias.
La filtración de los usuarios del SIS
debe disminuir, así como incrementar el número de asegurados al SIS bajo la
modalidad semi contributivo, con un adecuado registro y evaluación social en
busca de su auto sostenibilidad de este fondo de financiamiento.
Promover las APP con los hospitales del
Minsa en busca de un servicio oportuno de calidad y competitivo dentro del
marco del aseguramiento universal, y que el Minsa sea preponderantemente un
ente rector que ejecutor; empoderar y exigir la función del ente regulador
(Sunasa) sobre las instituciones públicas y privadas.
Por último, realizar un sinceramiento de
los costos de las prestaciones de salud así como el justo valor del
honorario profesional en los diferentes
sistemas de salud, con el objetivo de buscar la satisfacción del usuario, de
los profesionales de la salud y de la empresa privada. Esperemos que el
gobierno realmente haga una reforma de la salud y cumpla con los objetivos del
Plan Bicentenario.
(*) Cirujano
Oncólogo del Hospital Santa Rosa, ex jefe del Departamento de Oncología del
Hospital Santa Rosa, profesor de Cirugía de la Universidad San Martín de Porres
y con maestría con mención en Medicina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario