César
Gutiérrez Peña (*)
Queda clara la intencionalidad del
ministro de Economía y Finanzas Miguel Castilla, en la reciente ley aprobada en
el Congreso de la República sobre la modernización de la refinería Talara de
propiedad de Petroperú. No era el proyecto modernizador el tema de fondo sino
la venta de acciones, el relevo masivo de personal y nuevas reglas para la
gestión de la petrolera estatal.
En la
mencionada ley, respecto a la norteña refinería, solo se tiene la formalidad
que autoriza al Ministerio de Economía otorgar garantía soberana hasta por mil
millones de dólares, para respaldar el endeudamiento, para lo cual no se
requería acudir hasta el Poder Legislativo. De allí hacia delante lo
trascendente son tres cosas: la reorganización de la empresa en el plazo de
nueve meses, la venta del 49 por ciento de las acciones y la restricción en la
ejecución de inversiones.
La necesidad de una reforma en la
empresa para que se tomen decisiones de carácter económico y estratégico con
racionalidad económica y celeridad es innegable; lo que no se consigue con la
venta de acciones hasta por el 49 por ciento, de las cuales 5 por ciento
corresponderán a accionariado difundido y hasta 44 por ciento por cuenta de
empresas; salvo que se modifiquen los estatutos de manera tal que las minorías
puedan tener el control de la gestión.
Si mediante el reglamento de la ley se
pretende hacer esto, se va a producir un enfrentamiento en el terreno político
no parlamentario, donde el Poder Ejecutivo no tiene ningún manejo, que va a
deteriorar más aún al debilitado “humalismo” que hoy solo tiene 25 por ciento
de aprobación.
Hay una salida donde una corporación sin
tener el control puede apostar por el 44 por ciento de las acciones, esa es la
intervención de una empresa estatal, que teniendo amplio capital y deseando un
posicionamiento estratégico desde el punto de vista de presencia regional y de
relaciones bilaterales entre países pueden hacer una apuesta. Esto se llama
China National Petroleum Company (CNPC), que hoy tiene una presencia
predominante en el mercado peruano de hidrocarburos, después de haber adquirido
los negocios que tenía la brasileña Petrobras en nuestro país.
Lo descrito es la situación real, ganó
Castilla en su afán de deshacerse de mala manera del manejo estatal por
peruanos de su petrolera.
(*) Ingeniero mecánico con estudios en Finanzas,
consultor en servicios públicos, asesor de empresas, docente universitario, y
ex presidente del directorio de Essalud y Petroperú.
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